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Alejandro Fernández ve “inmoral” que Illa tome decisiones por cálculo electoral

El candidato del Partido Popular a la Generalitat de Cataluña, Alejandro Fernández, considera “lamentable, triste y rozando lo inmoral que Illa siga tomando decisiones o no tomándolas en función, no de las necesidades sanitarias del país, sino de su calculadora electoral, es decir del interés de su partido”.

“Roza lo inmoral que todavía, en estos días que van a ser los peores de la pandemia, no sepamos si el ministro es candidato o el candidato es ministro”, incide para lamentar a continuación que Sánchez esté completamente desaparecido cuando se trata de la pandemia y reaparezca, tocando el pico de contagios, en un acto electoral.

Fernández cree que “la mentira y el cálculo electoral no pueden presidir eternamente las decisiones en política. Hay otra manera de hacer las cosas, con rigor, al servicio de las personas y no de la calculadora electoral”.

El candidato del Partido Popular a la Generalitat defiende que solo hay cambio posible en Cataluña con un Partido Popular fuerte. “No prometemos una arcadia feliz ni utopías, pero cuando gobierna el Partido Popular se ha demostrado que el día a día mejora”. “Cuando al Partido Popular le va bien, le va mejor a Cataluña y a España”, remarca.

“Somos la alternativa al separatismo, pero también al sanchismo, sumando y siendo capaces de integrar sensibilidades”, concluía sobre las elecciones en Cataluña.

Por otra parte, Fernández denuncia la connivencia de la izquierda radical en la creación de la turismofobia, “uno de los fenómenos más suicidas que se ha desarrollado en Cataluña” y recuerda que si el turismo falla, “falla absolutamente todo”. Asegura que la persecución y señalización del sector turístico, el ocio y la restauración que se ha vivido en Cataluña, no se ha vivido en ninguna otra Comunidad Autónoma.

Igualmente, ha criticado que en época de pandemia el Gobierno colara la Ley Celaá, “una Ley que destruye la idea de la libertad de elección, introduce la falacia de la
izquierda de que la educación concertada es de ricos, liquida la cultura del esfuerzo y la educación especial”. Ha afirmado que esta Ley “tiene un apoyo Frankenstein entre la izquierda más radical y el separatismo de todo pelaje”