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Alertan de la llegada de una tormenta solar inminente que impactará sobre la Tierra

Recreación de una llamarada solar – NASA

El Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC por sus siglas en inglés) adscrito a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos ha emitido un comunicado en el que explica que una tormenta solar impactará de forma inminente contra la Tierra entre este miércoles y el jueves. La alerta se publicó este lunes después de que el pasado día 10 de mayo los expertos localizaran una serie de tres eyecciones coronales de masa (CME) que anticipaban la tormenta solar.

«Se espera que los primeros dos eventos de CME lleguen el 15 de mayo y se anticipa que la tercera CME llegue la segunda mitad del 16 de mayo», avisan desde el SWPC. En concreto, en Estados Unidos están vigentes dos tipos de alerta: una menor (catalogada como G1) entre el 15 y el 17 de mayo y otra «moderada» (G2) que se espera se produzca el 16, el día pico de intensidad del suceso.

La Agencia Espacial Europea (ESA) también ha confirmado en sus redes la inminente tormenta solar tanto a través de las redes sociales como de su página web.

Colapso de los filamentos

El Sol tiene ciclos de 11 años en los que se dan mínimos y máximos de actividad. En este momento nos encontramos en un mínimo solar, situación que se prevé que cambie en 2024, cuando nuestra estrella llegue a un máximo, produciéndose un aumento de manchas solares. «Pero que sea un mínimo no significa que el Sol esté parado», explica al respecto Javier Rodríguez-Pacheco, catedrático de astronomía y astrofísica en la Universidad de Alcalá (UAH) y experto en tormentas solares. «En periodo de mínimos hay un porcentaje menor de este tipo de sucesos, pero eso no significa que no ocurran», incide. Tampoco es seguro que el máximo se producza en la citada fecha: los últimos ciclos de nuestra estrella han sido poco comunes, alargándose en el tiempo los mínimos y registrando periodos máximos menos fuertes de lo normal.

Por ello no es tan raro que los investigadores vieron el pasado 10 de mayo cómo los filamentos solares -que se forman en bucles magnéticos que mantienen masas de gas denso y relativamente frío suspendidas por encima de la superficie del Sol- colapsaron, un suceso que ocurre cuando el campo magnético cercano se vuelve inestable. Las explosiones resultantes, que ocurren a menudo lejos de las regiones observadas, se llaman llamaradas de Hyder -llamadas así en honor a Charles Hyder, quien publicó estudios de tales eventos en 1967-. En esta ocasión, la ubicación del origen de los CME se dio en la región 2471, según informan desde el SWPC.

Tras esa llamarada, las partículas con una intensa carga magnética procedente de la gigantesca llamarada solar salen despedidas al espacio y pueden chocar contra nosotros. Sin embargo, la mayoría de las veces, nuestro campo magnético actúa de escudo protector, deformándose y provocando impresionantes auroras boreales.

Pero los sucesos extremos de este tipo pueden producir fuertes tormentas solares que atraviesan el campo magnético y dañan los sistemas eléctricos y de radio, como ocurrió en 1859 el famoso evento Carrington -donde quedó seriamente dañada la red de telégrafo- o el de 1989 en Canadá -donde Quebec se quedó sin luz durante un día-. Para esta ocasión los expertos del SWPC quieren mandar un mensaje de tranquilidad a la población afirmando que no se esperan apagones eléctricos o daños significativos por esta ola de tormentas solares.

Lo que sí podrán verse son auroras boreales a latitudes poco usuales. De hecho, medios locales han reportado que estas impresionantes luces celestes han sido registradas en la madrugada de este martes en ciudades como Nueva York o Michigan.