Josep Bou, barcelonés de 63 años, elegido presidente de Empresarios de Cataluña en 2015, se ha convertido en una de las voces más críticas contra el órdago independentista. Bou es dueño de una empresa panadera fundada en 1985 que hereda una tradición por vía paterna en este sector que data de 1957, aunque también llevó las riendas de una empresa de obra privada –Bahía Franc–. A raíz de su elección como cabeza visible del tejido empresarial catalán, Josep Bou sufrió el boicot de algunos clientes y ataques a sus establecimientos y fue multado dos veces por rotular en castellano. Está casado, tiene tres hijos –«catalanes y españoles por los cuatro costados»– y siete nietos. Su mujer, extremeña de La Vera, está «encantada» con su decisión de optar al bastón de mando de la Ciudad Condal de la mano del PP, un paso adelante que «no me costó nada», asegura. Aficionado a la lucha grecorromana, ha practicado escalada en Montserrat, disciplina de la que es profesor. Y cuenta con 21 saltos en paracaídas desde Douglas DC3 y Aviocar. Valor acreditado, pues, para lo que venga. Ante las posibles amenazas, afirma, “seguiré mi camino”.
Recientemente ha sido seleccionado entre los «mejores panaderos TOP» españoles. Pero lo que realmente le ha dado a conocer es su labor para alertar de los estragos ocasionados por el delirio separatista de los gobernantes catalanes, así como de las consecuencias económicas que acarrearía una secesión. Su objetivo es que la sociedad tenga una información «veraz, contrastada y útil», frente al «mundo feliz» que promete el «oficialismo independentista». Esta tarea le valió el reconocimiento del movimiento Espanya i Catalans, que le otorgó el año pasado el premio Catalanes por España.
