De espaldas, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias asisten al Consejo de Ministros que, de manera extraordinaria, presidió Felipe VI el pasado 18 de febrero.
Ignacio Arsuaga.- Pablo Iglesias ya tiene su propia trama “Gürtel” dentro de casa, con su partido imputado por un juez por corrupción: irregularidades contables, gastos sin justificar, sobresueldos, caja B…
Aquel que se llenaba la boca de pureza democrática, regeneración y transparencia, no es hoy más que un espantajo azotado por la misma degeneración que la “casta” de la que quiso ser azote.
Pablo Iglesias machacó a Rajoy por la corrupción en su partido y le negó la más elemental presunción de inocencia llamándole “delincuente”… En buena lógica, Iglesias vicepresidente segundo del Gobierno, es hoy también un delincuente que debe estar fuera de su cargo cuanto antes.
Iglesias, Echenique, Montero y toda su siniestra banda basaron su ascenso político en acusar de corrupción a sus adversarios (especialmente del PP), para justificar la limpieza democrática que ellos venían a liderar.
Ahora se confirma que no eran tan limpios ni puros…
Al burdo montaje del caso Dina, con el que los morados querían presentarse ante la opinión pública como un partido perseguido por las cloacas, se suman ahora gravísimos delitos financieros que comprometen a sus dirigentes en una red delictiva.
Te recuerdo que la corrupción fue el principal argumento del PSOE para promover la moción de censura y expulsar al PP del Gobierno.
Sería una hipocresía intolerable que ahora Sánchez hiciera la vista gorda ante la supuesta corrupción de sus socios para mantenerse en la Moncloa.
Podemos no puede situarse por encima del bien y del mal. Ayúdame a echarlos del Gobierno.
Pide a Sánchez que rompa con Podemos, un partido corrupto.
Gracias por exigir limpieza democrática.
