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Cáritas urge al Govern a desplegar la «deficiente» renta de ciudadanía

Cáritas Catalunya ha presentado este miércoles la memoria de su actividad social en sus 10 diócesis. Al margen de radiografiar una sociedad con graves carencias y con una pobreza que no solo se cronifica sino que también se transmite de padres a hijos, la entidad eclesiástica también ha alzado la voz contra el Govern, en concreto, contra la «deficiente aplicación de la renta garantizada de ciudadanía», aprobada hace un año por el Parlament de Catalunya.

El cardenal Joan Josep Olmella ha abierto el acto adaptando una frase que hizo célebre John Fitzgerald Kennedy. Aquello de «no te preguntes qué hace tu país por ti, sino qué puede hacer tú por tu país». El arzobispo ha invitado a la sociedad a aparcar la actitud contemplativa ante la desigualdad, a no esperar que sean los gobernantes quienes se encarguen de los más desfavorecidos. «¿Qué estoy haciendo y qué puedo hacer para que esta situación cambie?», ha invitado a reflexionar. Eso podría también aplicarse al actual ejecutivo catalán, y en concreto, a la puesta en marcha de esta renta garantizada que, un año después, está beneficiando a menos personas de lo que cabría esperar.

Facilitar el proceso

Anna Roig, miembro de la comisión de comunicación de Cáritas Catalunya ha reclamado a la Generalitat que simplifique el proceso para solicitar esta ayuda y que no computen subvenciones al alquiler o aportaciones de otras entidades sociales que, en la mayoría de casos, son cuantías puntuales. Este es uno de los puntos que se está reclamando en estos día de cara a finiquitar el reglamento que permita desarrollar la ley que regula la prestación. «Somos conscientes de que se aprobó en un contexto político muy frágil (a 15 días del referéndum del 1 de octubre)», ha subrayado, para insistir de inmediato que su aplicación, 13 meses después, sigue siendo muy «deficiente». A mediados de septiembre solo se habían concedido 5.000 de las 69.000 rentas ciudadanas solicitadas.

En lo que hace referencia al trabajo de Cáritas en las 10 diócesis, en el 2017 se atendió a un total de 321.287 personas, lo que significa un 11% menos que en el ejercicio anterior. La bajada en números absolutos tiene una explicación que aporta el presidente de la entidad, Francesc Roig: «Hemos atendido a menos personas, pero las que atendemos requieren de más apoyo». O lo que es lo mismo, un mismo individuo al que se ayuda durante un periodo medio de entre dos y cuatro años pasa por nueve programas distintos de asistencia. Estos datos demuestran, según Raquel Carrión, miembro de la comisión social de Cáritas Catalunya, la «creciente cronificación de la pobreza, que hace que las personas necesiten de mayor acompañamiento». Más del 70% de los beneficiados pasan más de dos años bajo el paraguas de la organización. Y no solo se trata de la dificultad de abandonar la vulnerabilidad, también se ha detectado, tal y como ha señalado Roig, que el «ascensor social no se detiene en las plantas más bajas», ya que «ocho de cada 10 personas con problemas económicas en la infancia los siguen viviendo en la edad adulta».

Aunque no es del todo una radiografía de la sociedad, dado que los programas (y el perfil de los beneficiarios) varían de un año a otro, la memoria de Cáritas sí pone de manifiesto dos problemas muy contemporáneos, como es el acceso a una vivienda digna y las condiciones de trabajo. Ya no solo se trata de conseguir un contrato, sino que este sea digno y duradero. «Es imposible crear un proyecto vital cuando no tienes ninguna seguridad en el ámbito laboral», ha sostenido Anna Roig.