Inicio Destacadas El Centro Cívico de Sarrià fue ejemplo de la consulta tercermundista

El Centro Cívico de Sarrià fue ejemplo de la consulta tercermundista

La consulta -mal llamada referéndum- realizada en el Centro Cívico de Sarrià dependiente del Ajuntament de Barcelona fue un claro ejemplo de la falacia independentista. Pese a que, por motivos informáticos, no se consiguió abrir las puertas a los votantes hasta las 11 de la mañana, el recuento final otorgaba más votos a los partidarios del sí, que ciudadanos residentes en Sarrià. Este hecho se justificó con la nueva normativa de votaciones que se aprobó minutos antes de iniciar la jornada. Así las cosas, los organizadores decidieron a última hora maquillar los resultados -que no han sido conocidos en detalle oficialmente- para hacerlos creíbles.

Sarrià es el barrio de Barcelona donde el Partido Popular y Ciudadanos obtienen mejores resultados por lo que los organizadores -para ganar la consulta- acordaron aplicar lo que denominaron «protocolo».

Protocolo contra la democracia real

Los Mossos d´Esquadra no sólo no hicieron lo más mínimo por cerrar el centro ni atender los mandatos judiciales sino que se comportaron como agentes de seguridad privada informando sobre cómo se debía votar y velando para que la jornada transcurriera según el guión establecido por los organizadores.

El llamado «protocolo» consistió en establecer varias líneas de voluntarios sentados frente a las puertas del Centro a modo de escudos humanos. A partir de ahí, los votantes podían acceder a las mesas de votación debidamente filtrados e identificados como proclives al voto del sí.

El Centro Cívico de Sarrià impidió votar a los «sospechosos»

Toda persona que acudiera al Centro Cívico de Sarrià considerada sospechosa, debía ser interceptada por voluntarios e imposibilitarle el acceso a las urnas. Para ello se llegaron a establecer hasta cinco «anillos de seguridad» contra los que llamaron «enemigos de Cataluña».

Igualmente, el «protocolo» permitía que los únicos medios de comunicación que podrían tomar imágenes sobre el proceso de votación se limitaban a TV3, La Vanguardia y varios medios locales del barrio subvencionados por el Ajuntament de Barcelona.

Un último cinturón de voluntarios, sentados frente a las puertas traseras a modo de escudo humano, custodiaron decenas de urnas almacenadas con votos del sí y que habían sido previamente introducidas de madrugada.

El miedo a ser el único centro de votación que obtuviese resultados no previstos motivó una estrecha vigilancia entre los propios votantes y una férrea custodia sobre las urnas repletas de falsos votos.

Durante la jornada, el Centro Cívico de Sarrià no recibió en ningún momento la visita de la Policía Nacional ni de la Guardia Civil. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, conocedores del «protocolo», decidieron no actuar al conocer que se estaban utilizando escudos humanos, algunos de ellos menores de edad.