Inicio Destacadas Comienza la presión: El Ibex pide Gobierno PSOE-Cs

Comienza la presión: El Ibex pide Gobierno PSOE-Cs

Después de que el PSOE consiguiera en las elecciones del domingo un logro de 122 escaños, y su inmediato competidor, el Partido Popular, se hundiera hasta 66 escaños, la única posibilidad de formación del gobierno pasa por el partido de Pedro Sánchez.Y es aquí el momento en el que se inician las presiones sobre qué tipo de gobierno sería el más favorable.

Entre estas presiones, unas van más encaminadas a que el PSOE tenga como socio preferente a Unidas Podemos y otras, las conocidas como «presiones del Ibex», estarían más enfocadas a que Ciudadanos fuera el socio de preferencia porque entre ambos partidos y, sin la dependencia histórica de nacionalismo, no habría problemas para encaminar cuatro años de legislatura.

El Santander persigue un pacto PSOE-Ciudadanos

Es mencionar las palabras «nuevo gobierno», y ya se inician diferentes presiones o expresiones públicas de qué tipo de Gobierno sería el más beneficioso o el idóneo. La primera gran empresa en posicionarse ha sido el Santander, el mayor banco español, que apuesta abiertamente por un pacto entre el PSOE y Ciudadanos, según queda recogido en un informe para los inversores.

Las palabras exactas recogidas en el informe es que una coalición entre PSOE y ciudadanos «probablemente complacería a los mercados financieros». Y añaden, «La postura liberal de Ciudadanos sería mejor recibida que el populismo de Unidas Podemos».

La posibilidad de que el Gobierno tienda una alianza estratégica con Unidas Podemos es lógico que no haga una especial gracia al sector bancario que vería, con mayor dificultad, el cumplimiento de la senda a la estabilidad presupuestaria y aprecia el riesgo en la seguridad jurídica a través de nacionalizaciones que recoge su programa político.

Además, con Unidos Podemos no sería suficiente y se necesitaría una acción activa o pasiva de un partido independentista como Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), uno de los impulsores del intento de secesión unilateral de la comunidad autónoma catalana que provocó el traslado de múltiples sedes sociales desde Barcelona fruto del clima de incertidumbre generado.

La banca y su interés en el Gobierno (y viceversa)

No hay arma más poderosa en una sociedad que el Boletín Oficial del Estado (BOE), porque en él se publican las leyes que afectan en la actividad económica impulsada por el sector empresarial, lo que tiene un impacto directo en sus cuentas de resultados debido a que a mayores requisitos regulatorios, mayores costes, y a mayores costes, menor rentabilidad final para el accionista (incluso pérdidas).

Para influir en las leyes, es necesario capacidad de incidencia sobre su actor principal, el Gobierno. Evidentemente no todas las empresas tienen la misma capacidad para influir en un Gobierno, las empresas de mayor tamaño tienen un mayor peso en la economía debido a la actividad económica que promueven, el volumen de trabajadores, o su posición estratégica en la cadena de suministros.

Y si hablamos de una cadena de suministros, el suministro más importante es el dinero. Y de ahí que la banca tienda a tener una posición especialmente relevante en lo que se refiere a la capacidad de influir en el el BOE, ya que recordemos que los presupuestos y los vencimientos de deuda se financian a través de nuevas emisiones en el Tesoro, y entre los inversores demandantes, se encuentra la banca.

Un Gobierno con déficit, y más en el caso de España que es el país con la mayor inestabilidad presupuestaria de la UE, tratará de tener «buenas relaciones» con la banca ¿Se imaginan mantener/incrementar el gasto público y que en el momento de emitir deuda para financiarse, los inversores no estén? Obviamente el coste por esa nueva deuda crecería, lo que se traduce en incrementar el pago de intereses si no se quiere ir a un default.

Entre todos los sistemas clientelares que envuelven los diferentes sectores, la banca tiende a ser la más vinculada al Gobierno. Recordemos por ejemplo, que las cajas de ahorros se encontraban politizadas a través de su gestión, que fueron empujadas por el Ministerio de Economía a las llamadas “fusiones frías” y que su rescate fue a través del bolsillo del contribuyente con 64.349 millones de euros.

Al mismo tiempo hay que decir que la política monetaria les ha pasado factura ya que el descenso de tipos de interés, hasta dejarlos en negativo como es el caso de los tipos de depósito del BCE, impulsan el deterioro de los márgenes bancarios, que unido a los costes regulatorios que soportan, les ha llevado a tener que adoptar mayores comisiones y hundir la rentabilidad de los depósitos para tratar de conservar todo lo posible sus estrechos márgenes de interés.

Como vemos, existe una gran conexión entre la política y la banca, por lo que ante cualquier cambio de la realidad política de un país, lo lógico es que cualquier entidad bancaria tenga una opinión que manifieste de acuerdo a sus legítimos intereses en representación de sus accionistas.

Los extremos ideológicos repudiados por las grandes empresas

Las grandes empresas tienden a repudiar los extremos ideológicos porque se alejan de aquella tranquilidad que persiguen para poder promover sus negocios.

Pensemos que ya es suficientemente complicado diseñar y ejecutar un plan estratégico de empresa, teniendo en cuenta todos los factores del entorno que repercuten tanto a los ingresos como a los costes empresariales y a ello, añadirle los riesgos políticos que generan incertidumbre y se traduzcen en desplazamientos de las decisiones de consumo o de inversión y el aumento de los costes soportados por una nueva regulación.

Por ello, no es de extrañar que el presidente de la patronal de la CEOE, Antonio Garamendi, esté a favor de un pacto entre el PSOE y Ciudadanos en favor de la «estabilidad y moderación», para tratar de entablar una senda hacia el rigor presupuestario. Específicamente ha apuntado que «Todo lo que gire alrededor del centro izquierda, como en otro momento del centro derecha, será lo mejor».

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La patronal está interesada en remarcar la importancia en mantener la estabilidad política ante un Parlamento fragmentado, un clima de moderación, la seguridad jurídica y el control presupuestario. Todo ello, para qué según su visión, se puede afrontar de mejor manera los grandes retos y reformas y evitar que se intensifique la desaceleración económica para seguir promoviendo la creación de empleo y la riqueza del país