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“Consejos vendo…”. Un tipo sin la menor vergüenza

Así empieza un conocido refrán español que continúa con esta segunda parte: “…que para mí no tengo”. Y nada viene tan a cuento y de aplicación en esta ocasión, como esta nueva muestra del saber popular ante la tan vergonzosa como prepotente comparecencia con la que nos obsequió en la mañana del sábado el “okupa” de la Moncloa que, como recordaremos, llegó a su ansiado momento de gloria precisamente argumentando como justificación para su moción de censura, apoyado por sus socios del frente popular, versión siglo XXI, que la presentaba y se postulaba como presidente “sin escaño” -y contando su partido con sólo ochenta y cuatro diputados-, para “Recuperar la estabilidad del país, mediante la convocatoria de unas elecciones generales lo antes posible”, o algo así vino a decir el Dr. Plagio cum fraude, ahora turista privilegiado en Falcon público, del que no se cansa, ante el “fervor” de los suyos, entre ellos, los que “nunca votarían sí a un apoyo de nacionalistas y amigos de terroristas, hasta que lo hicieron, ¿verdad Dª Susana Díaz, D. Guillermo Fernández Vara, D. Javier Lambán y demás compañeros “mártires del poder”?

Sin el menor atisbo de vergüenza -algo que por otra parte desconoce el personaje- compareció, con su ampulosidad y prepotencia características, leyendo como es habitual en él -este tipo no se sale del guión salvo en algunas coletillas precocinadas, en las que cambia con frecuencia el nombre del personaje en cuya boca pone lo que cuenta-, para pedir “formalmente” ahora, para otros, lo que él no cumple, como, muy acertadamente sin duda, le ha recriminado en su inmediata réplica al mensajero José Borrell -otro modelo de coherencia socialista-, el sucesor del “gorila rojo”, transmutado en pajarito, y al que asesora por cierto José Luis Rodríguez, ese al que Pedro Sánchez, el mayor felón de la Historia de España, ha desbancado de un ranking que parecía imposible de batir. Y el Artículo 102 de la Constitución Española sin estrenar su aplicación, señores políticos.

Antonio de la Torre

Y en ese estado de levitación permanente en el que parece vivir, nuestro -es un decir- “presidente”, lee, sin despeinarse, que “El gobierno de España da a Nicolás Maduro un plazo de ocho días para convocar unas elecciones libres, transparentes y democráticas y si no, España reconocerá a Juan Guaidó como ‘encargado’ de la Presidencia de Venezuela para la convocatoria urgente de elecciones”. La pregunta inmediata sería: ¿y por qué ocho días y no uno, dos o catorce? Pues porque será lo que consultando con la almohada se le ha ocurrido a él o a su “redondo” director de gabinete en la permanente “patada a seguir”, para alargar el sueño, que hay que estirar hasta donde se pueda.

Mientras tanto, la abuela feroz -y socia en su día en Madrid, de Antonio Miguel Carmona (seguimos con los coherentes)-, desde su “limpia” cocina, entre magdalenas y empanadillas, y si más accidentes domésticos no lo impiden, se va “comiendo” el queso “gruyer” -es otro decir, porque ya quisiera esa gentuza parecerse a tan sabroso queso- en que está quedando Podemos, cada día con más agujeros, que van dejando los “lobeznos” disfrazados de ovejas en su abandono del “padre”, huyendo de la gran marea morada, cada día más cerca de quedarse en “marejadilla”, gracias a Dios, desde que el de la coleta se aficionó al capitalismo vital.

Por Antonio de la Torre