Un diputado en España cobra de media 4.683 euros
España sigue sumida en el descontento general. Pese a que el Gobierno de Rajoy intenta convencer de que la economía ha derivado en el camino correcto los ciudadanos perciben en la calle: desigualdad, corrupción y paro. Parece difícil que, un país donde hay cerca de 500.000 políticos frente a 165.000 médicos, pueda reconducir su malograda economía.
Los números que analizan los españoles no tienen nada que ver con los que manejan en el ministerio de Economía: el sueldo de un maestro -que requiere título universitario- apenas alcanza los 1.400 euros y un médico -que ha pasado más de una década preparándose para salvar vidas- no supera los 2.200 euros mensuales. Por el contrario, un diputado -que no requiere preparación, ni estudios previos- gana un sueldo medio de 4.700 euros a lo que hay que añadir los privilegios.
Además del transporte, se les facilitan dietas, y se les da un complemento de 120 euros diarios por cada día que tienen que viajar dentro de España. Pero aún hay más privilegios, se les regala uno de los teléfonos más caros, el iPhone, ya que una Blackberry no la quiere nadie. Y por supuesto reciben un iPad gratis. Se les paga el ADSL de su casa y otros conceptos necesarios para disfrutar de internet completamente gratis.
Los diputados nacionales no viven nada mal y la mayoría no renuncia a ninguno de sus privilegios (¿para qué iban a hacerlo?).
Existen más de 2.600 Observatorios y casi 2.000 Fundaciones Públicas
En España hay 650 diputados y senadores, más de 1.200 parlamentarios autonómicos, más de 8.000 alcaldes -algunos con sueldos fuera de todo sentido común- a los que hay que añadir más de 65.000 concejales, más de 2.000 diputados provinciales y cargos de confianza, 1.100 políticos en la Unión Europea y, gracias a Cataluña, hay que añadir otro millar a políticos en «embajadas» autonómicas.
Pero si el gasto es desorbitado, el contribuyente español también debe soportar el sueldo de 1.600 políticos retirados. Y no hay que olvidarse del Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas, Defensores del Pueblo, de la Mujer, del Menor… 2.600 Observatorios y entes asesores, casi 2.000 fundaciones públicas y, cómo no, más de 65.000 sindicalistas liberados. Sin contar los más de 30.000 representantes patronales, 6.000 Cámaras de de Comercio, consorcios, gestores de fondo públicos, comisiones nacionales (CNMV, Telecomunicaciones, etc.), Casa Real, cargos de designación directa (sólo en educación hay más de 9.000), entidades de transporte público, 2.330 organismos de igualdad y prevención de violencia doméstica… así hasta una lista tan larga como bochornosa.
Para mantener esta desmesurada infraestructura y sus miles de privilegiados no hay más remedio que subir impuestos, subir la luz, el agua, el combustible… todo, menos recortar gasto público inútil.
Mientras un médico español, que ha tenido que superar el bachillerato superior, un título universitario de 6 años, una especialidad de 5 años (excepto en la de medicina general que son 4 años) y una oposición a MIR, gane 2.200 euros por mantener una vida y un político -que no requiere preparación alguna- ingrese de medio más de 50.000 euros anuales, las cuentas seguirán sin cuadrar. Al menos, para el contribuyente.
Desgraciadamente, estos son los número que manejan los españoles.