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Dos alumnos recibieron dinero del terrorista a cambio de identificar al profesor que fue decapitado

Pancarta en homenaje al profesor Samuel Paty

La Fiscalía antiterrorista ha inculpado oficialmente a siete personas, incluyendo a dos menores, por el presunto delito de complicidad en el asesinato terrorista de un profesor de geografía e historia, Samuel Paty, confirmando íntimas relaciones entre yihadismo y bandidaje suburbano.

Los dos menores inculpados oficiaron como chivatos, «comprados» con dinero crapuloso, sin descartarse que ellos mismos participasen en actividades de bandidaje suburbano: atracos de tiendas, extorsión de pensionistas a la salida de los supermercados.

En el marco de la quincena de investigaciones policiales que siguen su curso, la Fiscalía antiterrorista ha comenzado por inculpar a los principales cómplices del criminal que decapitó a Samuel Paty (1973-2020) en Conflans Sainte-Honorine, el viernes pasado. En un comunicado divulgado en la noche del miércoles al jueves, la Fiscalía indicó que esos dos menores quedaron en libertad bajo control judicial, mientras que los otros cinco ingresaron en prisión.

El padre de Abdoullah Anzorov (18 años), el asesino ruso (checheno), se confirma como bisagra entre las distintas familias que participaron en la concepción del crimen. El militante islamista Abdelhakim Sefrioui se confirma como posible cerebro del crimen, tratándose de un agitador consumado, con una experiencia excepcional en el acoso y amenazas físicas contra profesores (laicos) e imanes adversarios del islamismo.

Los otros dos son Naïm B. et Azim E., amigos del asesino, el joven checheno Abdoullakh Anzorov, que fue abatido por la policía. También era un amigo de Anzorov, Yussuf C., el único de los siete acusados al que no se le reprocha simplemente haber sido cómplice, sino directamente de terrorismo.

El asesino y sus familiares estaban en contacto contras familias de la diáspora chechena / yihadista. Abdelhakim Sefrioui es una «pieza» capital, que permite vincular el yihadismo instalado en Francia con las distintas familias yihadistas de Oriente Medio, en el Líbano y Siria.

Menores y amigos del asesino y su familia, forman parte de una tentacular galaxia suburbana, que oscila entre la delincuencia común más brutal y las actividades yihadistas, financiadas a través del gangsterismo clásico, en la «banlieue» de París y otras grandes ciudades, comenzando por Marsella, una de las ciudades más peligrosas de Francia, donde un fusil de asalto puede comprarse por unos mil euros.

(ABC)