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El ascenso de Ciudadanos coloca al centro derecha por encima de la mayoría absoluta

La encuesta NC Report que publica hoy La Razón habla sin ambages de la significativa factura electoral que el partido del Gobierno está pagando desde octubre de 2017, es decir, desde el punto álgido de la crisis independentista. Pese a todo, el PP volvería a ganar las elecciones con un 27,9%, por encima de los 6,2 millones de votos (en las últimas generales logró casi 8), y con una ventaja sobre el PSOE de 3,9 puntos. El retroceso respecto al último sondeo en diciembre se cifra en 2,1 puntos y el global desde las últimas generales en un 5,1%, un declive que se materializaría en 21-25 escaños. Sin embargo el panorama real es sensiblemente menos lúgubre el que pintaban diversas encuestas, que en enero llegaron incluso a hablar de Ciudadanos como la primera fuerza política del país. Lo cierto es que los de Rivera confirman un rotundo «sorpasso» de más de 6 puntos a Podemos pero aun están 1,9 puntos por debajo del PSOE y muy lejos del partido de Rajoy, del que le separan 5,8 puntos.

La segunda fuerza más votada es el PSOE, con el 24% de los votos y un aumento de 4 a 8 diputados que les daría hasta 93 escaños en el nuevo Congreso. Los socialistas crecen 1,2 puntos desde diciembre y consolidan su hegemonía en la izquierda al sacarle a Podemos nada menos que 8,2 puntos de ventaja (lo que en votos se traduciría en casi dos millones de sufragios más). Por su parte, Ciudadanos afianza su tercera posición y se acerca vertiginosamente al PSOE: en diciembre eran 5 puntos los que les separaban y ahora, como se apuntó anteriormente, ni si quiera dos.

Nada parece capaz de revertir la debacle de Podemos pierde votos constantemente desde diciembre del 2016, es decir, desde hace ya 14 meses. Los de Iglesias se sitúan en el 15,8% de intención de voto con hasta 28 escaños menos de los que tienen ahora lo que en un grupo parlamentario compuesto de múltiples confluencias y «fuerzas hermanas» es doblemente preocupante. En este sentido, la pérdida de terreno de Podemos y las tímidas subidas del PSOE hacen del todo punto imposible que una coalición de izquierdas logre investir a un candidato progresista. El bloque de centro-derecha compuesto por PP y Ciudadanos lograría exactamente el 50% de los votos válidos, lo que le otorgaría una rotunda mayoría absoluta de 191 diputados. El dato es especialmente relevante si se considera la tendencia al alza que confirma el centro derecha ya que en los dos meses que van de diciembre a febrero ha subido 1,2 puntos porcentuales.

Las causas de este movimiento electoral, y específicamente del auge de la formación naranja, han de buscarse en el 15,6% de votos del PP que pasan a Cs y el 12,3% de votantes socialistas que se pasan a las filas de Rivera. Estos datos (y no el 40, 50 y hasta 80 por ciento vaticinado por otros estudios) conforman un mapa político atípico que podría corregirse en los muchos meses que, previsiblemente, quedan para unas nuevas elecciones generales. Además hay que tener en cuenta que tras la autonómicas y municipales de 2019 tanto Podemos como Ciudadanos podrían entrar en Gobiernos de coalición, asumiendo consejerías y sacando adelante políticas públicas y «mojarse» que a buen seguro influirán en la percepción del electorado.

La encuesta publicada hoy es especialmente dilucidadora en el apartado en el que se estudia el comportamiento de los electores por segmentos de edad, máxime cuando se tiene en cuenta que uno de los temas que actualmente está centrando la agenda política es el del poder adquisitivo de los 9,5 millones de pensiones que existen en nuestro país.

Y es que es precisamente en el segmento de edad de los mayores de 65 años (una bolsa de nada menos que 9 millones de sufragios) donde el PP tiene su mayor nicho electoral. El 30,1% por ciento de los jubilados vota al partido de Rajoy, que reina en solitario con más de 11 puntos de ventaja sobre el PSOE, que lograría un 19,5%. Los porcentajes cosechados por Ciudadanos (8,5%) y Podemos (1,6%) son mucho más exiguos. La abstención –y esto es en principio un buen augurio para el PP, que podría movilizar a este electorado con mayor facilidad– es del 36,2%. La importancia de este nicho electoral para el PP se pone de manifiesto llamando la atención sobre el hecho de que estos 2,7 millones de mayores de 65 años que votan a Rajoy suponen el 43,2% de su electorado total. El porcentaje es del 32,5% para el PSOE y mucho menos para los partidos de la «nueva política».

Además de la fuga de votos desde el PP y el PSOE a Cs, el otro parámetro que explica el crecimiento en intención de voto de los Rivera es su liderazgo en el segmento de edad que va desde los 30 a los 44 años. Desde 2015 este sector del electorado había sido coto privado de Podemos pero, por primera vez, Ciudadanos se pone en cabeza con un 17% de este segmento de votantes. Los de Iglesias son los segundos más votados con un 13,5% pero dominan el sector del electorado que va desde los 18 a los 29 años. Por lo tanto puede establecerse una línea imaginaria en los 45 años que dividiría los votantes: los mayores de esa edad apoyarían el bipartidismo con contundencia mientras que los más jóvenes están más divididos.