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El boicot independentista a los bancos se queda en nada

Puede que haya habido alguna pequeña cola ante un cajero pero nada significativa.  La convocatoria de Òmnium Cultural y Crida per la Democràcia para retirar efectivo de los bancos que han movido su sede de Catalunya por la situación política provocada tras el referèndum unilateral ha tenido más de gesto simbólico que de paralización del sistema financiero.

Entre las ocho y nueve de la mañana de este viernes los cajeros automáticos de muchas oficinas de CaixaBank y Banc Sabadell contaban con una presencia algo mayor de clientes bancarios de habitual. Cuatro, cinco, hasta 10 personas en alguna entidad de fuera de Barcelona. Algunas con el propósito de cumplir con el llamamiento de las organizaciones independentistas. Y algunas con el propósito de retirar 155 euros del cajero –los cajeros no dispensan billetes de cinco euros– para realizar su simbólica protesta.

Pero la operativa en las oficinas se ha desarrollado con absoluta normalidad. «Ni un solo cajero se ha quedado sin efectivo durante esta mañana», han comentado fuentes del Banc Sabadell, un comentario que también era suscrito por CaixaBank. Las entidades tomaron precauciones en la jornada previa para abastecer de efectivo los cajeros y preparar las oficinas para una acción más radical, como el intento de bloquear la operativa de las oficinas bancarias. al final, no obstante el efecto ha sido mínimo. La red de cajeros de esas dos entidad suman más de 6.000 terminales en Catalunya. Y ambas entidades sostiene que no se ha producido ninguna incidencia fuera de lo normal: «En una jornada normal se estropean 50 cajeros. Hoy no será dieferente, pero se opera con gran normalidad», señalan fuentes financieras.

La protesta de los independentista ha sido calificada de fracaso lo que puede indicar una señal de debilidad de estas acciones planificadas y poco espontáneas.

En la oficina central de Barcelona

En la sede del Banc Sabadell la movilización se ha notado poco esta mañana. Hasta las 9.30 horas las personas que se han desplazado para sacar dinero en efectivo en cumplimiento de las directrices de Òmnium Cultural y la ANC han sido contadas. La mayoría lo ha hecho desde el cajero ubicado junto a la entrada principal de la entidad.

Anna es una mujer que este viernes se ha levantado decidida a seguir escrupulosamente con la llamada independentista. La sede de la Diagonal es la segunda oficina de Banc Sabadell que ha visitado. Sacará “todo el dinero” que tiene en esta empresa. Está “dolida” por la decisión que tomó este banco de trasladar la sede social “sin esperar a ver qué ocurría” y favoreciendo la escalada de miedo entre la población.

Otra de las mujeres movilizadas ha sido Mercedes, que ha acudido a cajero en compañía de su perro, un Beagle. “No soy independentista, pero estoy disgustada con lo que está sucediendo”, ha querido remarcar antes de marcharse tras guardar los billetes en el bolso.

Tanto Marina como Nina, otras dos jóvenes que han secundado la protesta –en realidad, todas las que lo han hecho en esta sede han sido mujeres–, han subrayado que actuaban en apoyo a Jordi Cuixart y Jordi Sànchez. Marina se gastará el dinero en establecimientos de comercio justo. “No solo queremos una economía catalana sana, también la queremos responsable”, ha explicado. a esa misma hora, también en la cola, otra personas aguardaban a sacar efectivo. Simplemente «porque o necesito», comentaba una joven que retiraba dinero en un terminal de CaixaBank.

Efecto político

Aparentemente, la medida ha tenido un mayor efecto político que económico. Dentro de las fuerzas independentistas se ha puesto de manifiesto las posturas diferentes con respecto a esta medida. El ‘conseller’ de Empresa i Conèixament, Santi Vila, ha manifestado su rechazo en un comentario realizado a través de su cuenta de Twitter: «Tensionar los bancos o dinámicas de boicot comercial no son la mejor manera de hacerse oír. Poner en riesgo la economía es siempre un autogol». Asimismo, desde diferentes ámbitos empresariales se ha presionado al PDECat para que no secundara el llamamiento –respaldado por la CUP y ERC– e intentaran frenar su incidencia.