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El buenismo le salió caro: Asesinan en Burkina Faso a un misionero salesiano

Fernando Hernández, salesiano misionero.

Esto en un país con 5 millones largos de parados, la pobreza extendiéndose como una mancha de aceite y la miseria llamando a las puertas de nuestra casa.

Hay que ser claro y hablar sin tapujos ni mojigaterías: estamos ya más que hartos de todo este tinglado. Nos toman por el pito de un sereno. Somos los europeos los malos malísismos de la película, la hez del mundo, el cáncer de la humanidad, pero siempre somos nosotros los que hemos de salvarle el cuello a todos los demás pueblos de la tierra, incapaces de salir adelante sin que estemos perpetuamente asistiéndolos como a eternos menores de edad.

No hay que dar nunca nada a esta gente. Nunca nada. Si queremos dar algo a alguien, tenemos con toda seguridad a nuestro alrededor a compatriotas con necesidades básicas que atender. Están ahí, a la vuelta de la esquina, tal vez en el mismo bloque que cualquiera de nosotros. Hay pobreza y hasta miseria muy cerca de nosotros, a veces en nuestra propia familia y no queremos verla, para no tener que hacer algo.

No debemos darles de comer a los hijos de los extraños cuando los nuestros pasan hambre. Hay que hacer oidos sordos a los profesionales de la generosidad, a los maestros de la solidaridad, una manga de espabilados y zánganos que viven demasiado bien a costa de la credulidad y la tontería de muchos.

Guardemos nuestro dinero y nuestra compasión para los que la necesitan entre los nuestros. Es la manera más segura y eficaz de no engordar a esos farsantes que trafican con las miserias del mundo y la credulidad de los paganos.

Nos están metiendo la mano en el bolsillo continuamente, de una manera u otra, ya sea de forma indirecta con el dinero del erario público que los gobiernos de España, del color que sea, distribuyen tan alegremente por el mundo, o por las colectas directas de las ONGs llevan a cabo por distintos medios. Hay que acabar con este síndrome de Papá Noel.

Nuestros ancestros europeos no se han dado tanto trabajo para que sus descendientes sean mendigos por tener que compartir los merecidos frutos de su civilización con los pueblos que nunca hicieron nada salvo rascarse la barriga tendidos al sol. Somos los hijos de todas esas generaciones que han trabajado, luchado, sufrido, inventado, creado, mientras tanto otros tocaban el tam tam, comían larvas y esperaban a que lloviese. Esto sin duda era más descansado que lo que hacían nuestros antepasados, pero claro, ahora los descendientes de esos pueblos “naturales” comen piedras. Ley de vida.

Muerte de un misionero salesiano

El misionero salesiano español Fernando Hernández, de 60 años de edad, ha sido asesinado en Burkina Faso (África). Su muerte se ha debido a múltiples heridas de arma blanca causadas por un antiguo cocinero, empleado de la obra durante siete años, y que había sido despedido hace dos meses.

En el ataque también resultó herido de gravedad el salesiano Germain Plakoo-Mlapa, aunque se está recuperando.Según informa el portal salesianos.info, el autor de la muerte ha sido arrestado por las fuerzas de seguridad. Se trata del segundo salesiano asesinado en tres meses en el país africano, después de que el religioso Antonio César Fernández fuera víctima de un ataque yihadista.La Congregación Salesiana ha expresado su «profundo dolor» por la «trágica muerte» del misionero, y ha manifestado su cercanía a la familia y de los hermanos de su comunidad.

Asimismo, ha condenado «toda forma de violencia» y se ha reafirmado en su voluntad de «seguir trabajando en estos países africanos, especialmente con la educación y evangelización de los jóvenes, para contribuir a su pleno desarrollo».En esa línea, ha explicado que la obra salesiana de Bobo Dioulasso, en Burkina Faso, donde el salesiano misionero asesinado era vicario y ecónomo, atiende un prenoviciado, una parroquia, un oratorio, una escuela profesional y una casa de acogida.

A Fernando Hernández, nacido el 8 de abril de 1959, era natural de Ledesma (Salamanca) pero cursó estudios de Formación Profesional en Urnieta (Guipúzcoa), localidad a la que su familia emigró cuando él era joven.

Posteriormente, cursó estudios de filosofía y teología. Se ordenó sacerdote en Santander y fue enviado a Benin como misionero.La Congregación Salesiana ha detallado que la vida de Hernández ha estado ligada al desarrollo de las diferentes obras de la Inspectoría Salesiana de África Occidental Francófona (AFO), en las que ha trabajado por el impulso de la Formación Profesional.

El funeral y posterior sepelio se celebrará en el propio país africano, «tal y como el propio Fernando Hernández había expresado, en repetidas ocasiones, en el caso de que le sucediera algo».

Algunos de sus familiares, acompañados por miembros de la Congregación Salesiana, se desplazarán hasta Burkina Faso desde Urnieta y Ledesma.

Los salesianos están presentes en Bobo Diuoulasso desde 1994, con un proyecto que se desarrolla de forma coordinada en tres localizaciones: un centro de atención para chicos y chicas de la calle, un centro de alfabetización y un centro de formación profesional con más de 300 alumnos.