Los acontecimientos vividos en Cataluña en las dos últimas semanas no han tardado en encontrar respuesta por parte de una de las voces más respetadas y autorizadas para muchos católicos españoles. Se trata de la del Padre Jesús Calvo, párroco de Villamuñio (León) y colaborador de AD, quien en la siguiente entrevista ofrece su punto de vista sobre la masacre islamista y la respuesta política a la misma por parte de los dirigentes catalanes
-¿Cómo interpreta la respuesta de los catalanes a los atentados islamistas en Barcelona y Cambrils bajo el lema “No tenim por” (“No tenemos miedo”)?
El lema escogido en Cataluña para encabezar esa gran concentración del día 26 de agosto contra el terrorismo musulmán, a simple vista, ya parece de lo más inútil por huero, insulso y autoconsolador. No es un método que combata de frente la barbarie de los enemigos de la Cristiandad; nada propone relativo a la efectividad contra el riego yihadista; quiere creer en la llamada a la responsabilidad de quienes planean semejantes atrocidades criminales, sin darse cuenta de que el fanatismo y el odio contra Occidente y el progreso, generado por siglos de sociedad católica, carece de razonamientos morales o simplemente civilizados en ellos. Ocurre con esto lo que ocurrió con las oleadas de manifestaciones contra el terrorismo de ETA.
Las repulsas cívicas de más o menos concurrencia, es un idioma desconocido por quienes solo buscan sus fines de barbarie anacrónica anclada en siglos de incultura y cerrazón tribal. La miseria moral, engendra la miseria material y con ellas, el valor de la vida humana carece de importancia para quien nada tiene que perder, porque ninguna misión sagrada tiene que realizar en su vida.
-Pese al número de muertos y heridos, Europa se sigue aferrando al peluchismo como respuesta a la barbarie islamista. ¿Lo considera una reacción efectiva o el síntoma de la pulsión suicida de muchos europeos?
Lo considero una estupidez de tantas. El fanatismo consiste en sacrificar los fines a los medios, en vez de sacrificar determinados medios a favor de fines nobles. Por eso el fanático no sabe escuchar, porque tiene miedo a encontrarse con esta verdad que él intuye pero no quiere aceptar. Que no es problema de razón objetiva, sino de voluntad de someterse a ella y rectificar. Si se piensa que con velas y osos de peluche se logrará que los islamistas rectifiquen, entonces el problema lo tenemos más con nosotros mismos que con los que intentan asesinarnos.
-¿Cree que los catalanes tienen miedo, en contra de lo que pregonaban en la manifestación del día 26, aunque evitando mencionar a los terroristas?
Si no tuviesen miedo, no lo dirían por ausencia de importancia. Pero los que no tienen miedo a los sistemas democráticos son los terroristas, que cuentan con falsos derechos humanos, con leyes que les van a proporcionar impunidad frente a la gravedad de sus crímenes, sin pena capital y por eso nos invaden por fronteras incontroladas y nos amenazan con ser invadidos y sometidos gracias a nuestras utópicas leyes liberales, de falso humanitarismo y falsas caridades sin justicia. Ante el lema de la manifestación habría que decirles a muchos separatistas: ¿No tenéis miedo? Lo que no tenéis es dignidad ni vergüenza.
-¿Cree que nuestra fuerza está en su debilidad, como sostienen algunos buenistas?
No. Nuestra debilidad está en la fuerza que les permite venir en rebaños humanos y en las omisiones cobardes de nuestras constituciones ateas. ¿Se imagina qué harían con nosotros si fuésemos los terroristas en países musulmanes? ¿Quién tiene miedo a quién? ¿Los que están sembrando de mezquitas toda Europa o los cristianos que se ven perseguidos en aquellos países y con prohibición de levantar allí nuestros templos? Somos los que tenemos demasiado que perder contra un terrorismo barato y sin alma y aún nos atrevemos a desafiar la barbarie con un lema mentiroso, inefectivo, politizado y fragmentando a los mismos catalanes que insultan a la Monarquía y aprovecharon el acto multitudinario para contramanifestarse a favor de la independencia.
El miedo realmente está en nosotros, en nuestro sistema blandengue de amenazas inoperantes, inseguridades de futuro. Cuando la política no pone a Dios y a sus leyes por encima de todo, tampoco ama a la patria y degenera el rigor de la justicia. Sin autoridad firme, es imposible creer en una sociedad libre; pero sí sufrida hasta la estupidez.
-¿Qué necesitaría España para hacer frente al potencial peligro de los islamistas?
Una Iglesia con un Caudillo.
¿Comparte usted las palabras del papa anteponiendo la llegada de inmigrantes ilegales a la seguridad de los europeos?
Una más de Francisco. El papa, además, miente, porque lo que pretende es privarnos del derecho a la propiedad privada y permitir que nos invadan.
-Dado que los dirigentes globalistas van a seguir estando a favor de los planes expansivos del islam, ¿cree razonable que los ciudadanos reivindiquen su derecho a la legítima defensa?
Absolutamente. La legítima defensa tiene derecho a la pena capital, pero ejercida por la autoridad legítima.
Ahora que está tan de moda hablar mal de Franco, ¿alguien en su sano juicio imagina a los yihadistas, en la España de Franco, conspirando contra nosotros y atacándonos? Con Franco, España sería más segura en todos los sentidos.