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El poder enriqueció a Hugo Chávez y a Fidel Castro mientras Donald Trump redujo su fortuna

MF.- Corrupción y política comúnmente se atribuyen como sinónimos en Latinoamérica, dado el frecuente enriquecimiento ilícito de los gobernantes. No obstante, el ahora expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, es ejemplo de lo opuesto. Llegó a la Casa Blanca siendo uno de los hombres más ricos de EE. UU. y el mundo pero, al salir del poder, a Trump ya no le alcanza la fortuna para estar en la lista de los 400 más ricos que elabora anualmente la revista Forbes.

De hecho, Trump donó la totalidad de su salario desde el primer día en la presidencia. 1,6 millones de dólares le correspondían durante su mandato. Todo fue a favor del Gobierno Federal. Durante la pandemia lo asignó al Departamento de Salud.

A diferencia de las tiranías socialistas en la región que empobrecieron a sus ciudadanos y enriquecieron a sus líderes, Trump se fue del poder menos rico de lo que llegó a la Casa Blanca, mientras que sus políticas económicas favorecieron a la población con un aumento en sus ingresos y las tasas de desempleo más bajas de la historia.

«Los más pobres están haciendo, por mucho, las mayores ganancias», dijo Trump en enero de 2020. «La tasa de desempleo para los jóvenes afroamericanos es la más baja registrada en la historia», agregó.

Cifras contundentes: menos desempleo, menos pobreza y más ingresos

Según la Oficina del Censo, el ingreso promedio de los hogares aumentó 0,9 % en 2018 hasta alcanzar los 63179 dólares anuales, comparado con los 62626 de 2017. La tasa de pobreza cayó a 11,8 %, el nivel anual más bajo desde 2001. Esa mejora refleja un aumento en el ingreso en los últimos años, sobre todo para los trabajadores con salarios bajos.

También destacó la generación de empleo. En septiembre de 2019 se registró la tasa de desocupación más baja de los últimos 50 años en Estados Unidos con 3,5 %.

Los indicadores económicos favorables se mantuvieron hasta el primer trimestre de 2020, cuando llegó la pandemia del COVID-19 que golpeó la economía de Estados Unidos de la misma manera que a todas las naciones del mundo.

Hispanos, entre los más beneficiados

Pese a toda la propaganda en contra, las minorías étnicas fueron las más beneficiadas con las políticas económicas de Donald Trump, sobre todo en materia de reducción de impuestos; lo cual repercutió en la generación de empleo.

La comunidad hispana fue la más beneficiada. Pese a ser menos de 18 % de la población de los EE. UU., los hispanos lograron ser el 25 % de los emprendedores bajo la gestión del líder republicano.

Buena parte de los hispanos que residen en la Unión Americana llegaron huyendo de regímenes corruptos y empobrecedores, donde muchos eran perseguidos simplemente por expresar sus ideas opuestas a los intereses de las tiranías.

En el caso de Cuba, el número de exiliados se estima en 2 millones, mientras que el éxodo venezolano supera los 5,5 millones, aunque la gran mayoría aún permanece en países latinoamericanos. Lo paradójico y perturbador es que mientras millones de personas escapaban de la miseria en sus países, los gobernantes que levantaban con vehemencia la bandera de la igualdad se enriquecían a manos llenas.

Castro y Chávez multiplicaron sus fortunas

“Ser rico es malo”, es una de las frases por las cuales se recuerda al fallecido Hugo Chávez. Sin embargo, su heredera, María Gabriela Chávez, se convirtió en la mujer más rica de Venezuela tras la muerte de su padre. En 3200 millones de dólares rondaba su fortuna en 2017, según Forbes.

De igual manera el dictador cubano Fidel Castro murió con una fortuna de 900 millones de dólares en una nación donde el sueldo mínimo ronda los 16 dólares al mes y el salario del empleado público no supera los 50 dólares.

Por eso cuando Tony Castro, nieto de Fidel, apareció en redes sociales paseando en un BMW, José Ramón Polo, activista de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana dijo a Radio Martí: «Eso no es nuevo, eso siempre ha ocurrido, ahora ya no tienen miedo a mostrar lo que ellos tienen como poder».

«El socialismo es la repartición igualitaria de la pobreza. Todos somos pobres, excepto ellos», concluyó.

El legado de Trump: más libertad y menos dependencia estatal

A Donald Trump –que combatió el socialismo expresando que en EE. UU. les gusta «tener a los perros como mascotas, no para comérselos»– la presidencia le mermó parte de su fortuna; demostrando que no llegó al poder para enriquecerse sino para rectificar los abusos que cometía la casta política en contra de la población tanto nacional como internacional.

Así lo anunció hace más de 30 años en entrevista con Oprah Winfrey (en 1988). Ante la pregunta si se lanzaría a la presidencia, contestó que no era de su interés, pero que se cansaba de ver cómo otros países se aprovechaban de EE. UU. y cómo los líderes se enriquecían y no pagaban lo que debían. Aseguró que si decidía hacerlo ganaría y se encargaría de fortalecer al ejército, tal como lo hizo.

Trump fue el primer presidente de Estados Unidos en casi medio siglo que no inició una guerra. Invirtió en defensa pero mantuvo desactivada la ofensiva, salvo operativos muy puntuales como la baja del general iraní Qasem Soleimani, que en lugar de desatar un conflicto lo evitó.

Paralelamente, fue señalado como «insensible» por exigir trabajo a cambio de planes de asistencia social. Y logró sacar del desempleo a millones, mediante una histórica reforma impositiva. Así, consiguió que su gente deje de depender del Estado y en su lugar pueda ser más libre.