Los seis o siete mercenarios que, supuestamente, dieron protección a Corinna durante tres semanas habían pertenecido a la Legión Extranjera Francesa antes de pasar a una actividad privada en la empresa Algiz Security, contratada por el CNI para la operación Mónaco. Entre éstos agentes, se encuentran los ex militares Krzysztof S. y Arnould C., que presentan una experiencia de primer orden en servicios especiales, con muchos años alistados en uno de los cuerpos de élite del Ejército galo.
Arnould C., nacido en Francia en 1967, figura en su ficha de Algiz como un experto en seguridad marítima, armas, reconocimiento y exploración, y protección de proximidad, además de jefe de equipos.
Su hoja de servicio en el mundo de la seguridad es impresionante. Un currículum difícil de encontrar en un profesional de las agencias privadas y, mucho menos, en los servicios secretos: oficial de seguridad en la República Democrática del Congo (2010-2011), coordinador y jefe de equipos (2004-2010), manager en seguridad en Guyana Francesa ( 2003), consultor de seguridad en África (2000-2003) y sargento mayor en la Legión Extranjera Francesa (1985-2000).
En todos esos años de actividad ha participado en numerosas misiones especiales en Gabón, Guyana Francesa, Senegal y en la Operación Tormenta del Desierto en Irak. Además cuenta con una larga lista de cursos militares en Francia, en Point Saint Vincent, Les Roussees y Córcega.
Por su parte, Krzysztof S., nacido en Polonia en 1978, es experto en seguridad marítima y estática, en explosivos, francotirador y protección de proximidad.
Su nivel está avalado por sus intervenciones militares y privadas como propietario de una agencia de publicidad en Varsovia (2006-2012), guardaespaldas para personajes VIP y jefe de equipos de seguimiento en Puerto Príncipe, Haití (2006), instructor de seguridad para un banco en Varsovia (2006), oficial de seguridad estática en París (2006) y paracaidista de la Legión Extranjera Francesa (1997-2003) con misiones especiales en Chad, la antigua república de Yugoslavia, Yibuti, Costa de Marfil y Kosovo. A todos esos antecedentes había que añadirle su condición de karateka y su dominio en rifles especiales de francotirador como los PGM de 12,7 mm y FRF2 de 7,62 mm.
Lema de Algiz: ‘Nunca rendirse’
Estaba claro que, con esos perfiles, Corinna podía sentirse protegida, pero la realidad era que los mercenarios de Algiz trabajaban para los servicios secretos españoles. El propio Sanz Roldán, en un correo enviado a la princesa, el 18 de mayo de 2012, bajo el seudónimo de Paul Bon, le decía: “La empresa que lidia con tu seguridad tiene un récord sobresaliente de efectividad, como te dije ayer. No vimos ningún problema por ese lado”.
Cuando el director del CNI redactaba en su texto “como te dije ayer” estaba desvelando su verdadera identidad y reconociendo sus gestiones al margen de las competencias del espionaje español.
Algiz recuperó los documentos
Finalmente, tras más de un mes de control y seguimientos a Corinna, y tras la recuperación de los documentos comprometedores para Don Juan Carlos, Algiz Security se retiró del entorno de la princesa alemana. En Madrid quedaron satisfechos de su trabajo porque recuperaron el material de alto voltaje de los ordenadores y archivos de la ex compañera sentimental de Su Majestad.
Los profesionales de Algiz Security habían cumplido sobradamente el lema en latín que acompaña al logo de la empresa monegasca: “Fortis cadere, cedere no potest” (“El fuerte puede caer, pero nunca rendirse”). Los mercenarios nunca se rindieron: realizaron con diligencia su trabajo siguiendo órdenes de Madrid, que pagaba el operativo con fondos reservados.
