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Dejación del Estado ante la manipulación política de la Educación

Un estudio del sindicato Acció per a la Millora de l’Ensenyament Secundari (AMES) de los manuales de Geografía e Historia de 5º y 6º de Primaria del curso 2016/2017 en Cataluña arroja la conclusión de que el propósito de la asignatura es inculcar el odio a España y convencer a los alumnos de que Cataluña es una nación perseguida a lo largo de los siglos por el «Estado español» y los reyes «castellanos».

El análisis comprende los textos para esos cursos de las siete principales editoriales en la enseñanza en Cataluña –Barcanova, Baula, Cruïlla, Edebé, La Galera, Santillana y Vicens Vives– y constata al menos 35 casos de manipulación de los contenidos al efecto de generar un sentimiento antiespañol entre el alumnado, desde el uso sistemático del término «Estado español» para referirse a España hasta presentar el nacionalismo catalán como «bueno» en contraposición a lo español.

¿Sirve de algo un Ministerio de Educación vacío de competencias?

Padres y profesores han denunciado reiteradamente ante el Ministerio de Educación el continuo avance de la manipulación nacionalista en todos los ámbitos de la enseñanza. Los responsables estatales suelen encogerse de hombros alegando que carecen de competencias. Inmediatamente surge la pregunta: ¿sirve de algo un Ministerio de Educación sin capacidad en su propia materia? La manipulación tiene multitud de formas y está presente en escuelas públicas, concertadas, institutos y universidad.

A nadie se le escapa que uno de los grandes errores de esta democracia fue ceder al reclamo nacionalista la mayoría de competencias en Educación a las comunidades autónomas. Se ha demostrado que la manipulación de los libros de texto se ha convertido en el arma ideal para crear adeptos a causas políticas.

Historia regionalizada

Prestigiosos académicos analizan el problema de la historia regionalizada en los libros de texto de Educación Secundaria

Los historiadores se rebelan ante la realidad política de un fracaso cultivado durante décadas y que se proyecta hacia el futuro. Son, sin lugar a dudas, quienes más saben, y por eso se duelen por las versiones sesgadas del pasado que antes compartíamos.

Carmen Iglesias se muestra consternada cuando le mentamos el problema. La directora de la Real Academia de Historia cree que no es posible políticamente arreglar la situación, «sería necesario un pacto de Estado que no puede lograrse ni para la educación en general». Por eso «resulta desolador ver generaciones educadas en la falsedad, en tergiversaciones graves». En la RAH siguen dando la batalla: «Como decía Julián Marías, que por mí no quede». Sin embargo, todo indica que las quejas caen sistemáticamente en saco roto.

Cada comunidad tiene sus bestias negras

Fernando García de Cortázar es tal vez el mayor divulgador de la historia de España y autor del libro de bachillerato de Anaya. Todo procede, para él «del error de la Transición de Suárez, que luego nadie pondría empeño en reparar: entregar a las Comunidades Autónomas la palanca ideológica de la historia, renunciando el Estado al principal instrumento de formación de ciudadanos».

El resultado es evidente: «Un sistema educativo aparentemente neutro dejó de hacer ciudadanos españoles para hacer catalanes, vascos, andaluces, valencianos, gallegos… en ocasiones a costa de convertir en antagónicas dichas identidades. Y siempre con la gigantesca manipulación de los libros de texto, a mayor gloria de la Consejería de Educación, encargada de supervisarlos. Lo regional ocupa ahora el espacio que ocupaba lo nacional en el siglo XIX y no retrocede ante la leyenda, la trivialidad o el error con tal de que estos sirvan para afirmar una identidad autonómica diferenciada». «Cada comunidad -añade- tiene su bestia negra sacrificada en el altar de la región: el conde-duque de Olivares y Felipe V, en Cataluña y Valencia; Fernando III el Santo, en una versión andalusí de la Historia; Espartero y Cánovas, en una versión vasquista…» Y añade: Isabel la Católica y Felipe II no suelen salir bien parados, sobre todo el Rey Prudente en Aragón por la ejecución de su héroe Lanuza. A los Reyes Católicos atribuyen «la doma y castración del reino de Galicia».

García de Cortázar pone otro dedo en otra llaga, fundamental: «¿Y quien pondera hoy con justicia la labor cultural de España en América?

Degradación

A Manuel Lucena, especializado en historia global, investigador del CSIC, le parece «una cuestión grave que muestra la irrelevancia del proceso educativo reglado. En los países más innovadores no existe esta degradación», explica. Con el fin de mejorar la situación, «la armonización curricular es la respuesta obvia, junto al sentido común. Pero todo empieza por apoyar a los profesores en su trabajo en las aulas y en fomentar su consideración social».

Lucena no tiene duda en cómo se vilipendia a figuras sin respetar los hechos. «Va por temporadas, pero sin duda uno de los preferidos es Cristóbal Colón, con quien los indigenistas de izquierda la han tomado últimamente, siguiendo la doctrina peronista de la que proceden». Por último, propondría «educar en los valores humanistas y globales de siempre a la sociedad española. Tuvimos grandes empresarios que en origen fueron humildes emigrantes, maestras y monjas que ayudaron al prójimo, exploradores e inventores. Necesitamos una épica de lo cotidiano que apoye la autoestima, antídoto contra el populismo. La historia (verdadera) es maestra de vida», dice.

Una historia de España al servicio de los intereses nacionalistas

Para Ricardo García Cárcel, catedrático de la UAB, el problema viene de hace veinte años en Cataluña. En ese tiempo, «la incidencia del poder político tanto en la época de CiU, o el Tripartito, y por supuesto ahora mucho más, ha logrado construir una historia de España “ad hoc” al servicio de los intereses de los nacionalistas catalanes».

Está basada, según el historiador, en tres patas: un discurso épico que adorna el malogrado imperio mediterráneo, la Cataluña medieval… Un victimismo que la convierte en sujeto paciente de las agresiones del mundo castellano desde el Compromiso de Caspe (1412) que mete a los Trastámara en la Corona de Aragón, pasando por el Rey Fernando, la guerra de los Segadores, la guerra de Secesión, que es el ombligo, y la Cataluña feliz y virginal presuntamente desflorada por los Borbones y arrastrada a la marginalidad… Hasta convertir la Guerra Civil en una confrontación de España contra Cataluña. Todo sirve al esencialismo, los valores catalanes por encima de todo.

Lamenta García Cárcel que no hay un discurso alternativo y propone «leer otros libros fieles a los hechos. Descubrirán que Casanova fue un héroe a la fuerza que denostaba lo ocurrido en 1713», señala.

Valencia, bajo la presión catalanista

Especialmente significativa es la presión catalanista en la Comunidad Valenciana, empezando por el intento de mimetizar por completo el valenciano al catalán. Y las avanzadillas culturales destinadas a presentar el territorio valenciano como parte inexcusable de los països.

La Generalitat siempre ha hecho caso omiso de las sentencias judiciales que han advertido de que sean respetuosos con la identidad de otras comunidades autónomas limítrofes que mayoritariamente han expresado su voluntad de contar y vivir con su propia idiosincrasia y con un claro sentimiento español.

Los distintos gobiernos centrales (PP-Psoe) han hecho reiterada dejación a la hora de hacer cumplir la ley a las distintas comunidades autónomas y, por ende, el problema ha llegado a límites intolerables.