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Las «saunas sexuales» del suegro de Pedro Sánchez, otra intimidad más que atesoraba Villarejo

Si el comisario retirado José Manuel Villarejo es ya célebre por algo es por la grabadora que solía llevar encima hasta cuando iba al baño. Pero no sólo atesoraba cintas fruto de conversaciones con distintos personajes que se han acabado viendo expuestos a lo largo de la investigación que se sigue sobre las actividades del polémico policía en la Audiencia Nacional. También tomaba notas. De todo y de todos, como la que reveló ayer este diario, al publicar la nota en la que cita a Pedro Sánchez y las «saunas sexuales» de su familia política.

Se trata de sus agendas personales, una colección de dietarios en forma de libretas en blanco que siguen siempre el mismo patrón: una fecha subrayada en el margen superior y a continuación, un nombre o mote en mayúsculas, una línea y guiones con apuntes.

A veces, son señas de citas pendientes, llamadas recibidas, hechas o por hacer o recordatorios de tareas. Otras, son las conclusiones que extrae Villarejo de esas citas y esas llamadas. Hay otra casuística, la de informaciones que le llegan de una persona y de las que él da cuenta también por escrito. Se mezclan así hechos que pueden ser objetivables, como la celebración de una comida, con otros que son subjetivos: lo que el comisario interpreta, deduce o extrae del evento.

Una de reseñas es la que revelaba este jueves este diario y que da idea de lo comprometedoras que pueden ser esas agendas. En primer lugar, porque son pocos los que salen en las notas que hoy sigan dispuestos a reconocer que departían con el comisario, habida cuenta del elenco de delitos que se le imputan en la Audiencia Nacional.

En segundo lugar, porque las actividades que desarrollaba Villarejo están bajo la lupa y sus notas son tomadas como indicio por los investigadores: un nombre en una comida en una fecha determinada puede servir de palanca en la investigación.

En el caso revelado por ABC, se trata de la referencia a una comida que habrían mantenido el 14 de julio de 2014 dos policías, identificados como «BIG» y «GB», con el suegro de Pedro Sánchez, que entonces era líder del PSOE, Sabiniano Gómez Serrano. Un tercero, identificado como ‘Salas’, había dado cuenta a Villarejo del encuentro.

La anotación dice así: «El lunes siguiente a ganar las elecciones Pedro Sánchez, quedaron a comer BIG y GB con su suegro, Sabiniano Gómez Serrano, que es el hermano de Conrado y Enrique, dueños de varias saunas sexuales. Dos de homosexuales en S. (San) Bernardo y una hetero en la lateral de Princesa donde solía ir EB a enrollarse con la encargada, rubia que fue despedida porque protestaba por no cobrar. Fue en el restaurante La Ardosa de c/Abolengo» (todas los lugares referidos corresponden a la ciudad de Madrid).

Según distintas fuentes, el suegro de Sánchez se dedicaba a estas actividades, pero las habría dejado en manos de sus hermanos «tiempo antes» de esa cita.

Las agendas nutren toda la causa

Esta anotación forma parte de 13 agendas que fueron intervenidas al comisario en una operación el pasado mes de octubre por cuenta de una de las treinta piezas separadas que investigan sus actividades, es decir, están nutriendo toda la causa. Hasta ahora, sólo constaban un puñado de libretas y todas de fechas posteriores a 2015, de manera que faltaba información esencial sobre los años en que estando en activo como Policía (hasta 2016) desempeñaba encargos privados para empresas y particulares, que es lo que se investiga.

La Unidad de Asuntos Internos, que se encarga de las pesquisas, está peinando su contenido íntegro y extrayendo la información relevante para cada una de las piezas separadas sobre las actividades del comisario Villarejo que se encuentran bajo investigación. Para los investigadores, como para el juez, se trata de indicios relevantes, hasta el punto de que la ausencia de un apunte en una fecha clave ha valido la exoneración de una persona que estaba siendo investigada y la imputación de otra que sí aparecía.

Pero por el camino, hay muchos otros detalles, como la nota sobre las «saunas sexuales», pues igual que el archivo sonoro del comisario contiene desde charlas triviales hasta conversaciones con posible trascendencia penal, sus notas reflejan desde negocios hasta trapos ajenos, en lo que se antoja como un afán de atesorar información con objetivos, cuando menos, poco claros.

Fuente: ABC