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Los CDR detenidos planeaban un efecto «dominó» para derribar «las máximas» torres eléctricas

Los integrantes de los Comités de Defensa de la República (CDR) en prisión provisional planeaban llevar a cabo atentados contra torres de alta tensión -como adelantó LA RAZÓN- en respuesta a la sentencia del «procés» y tenían claro que, además de Cataluña, Madrid y Zaragoza eran otros de sus posibles objetivos. Así consta en varias conversaciones intervenidas por la Guardia Civil incorporadas al sumario de los CDR. El pasado 9 de septiembre por la tarde -dos días antes de la Diada- los agentes interceptan una conversación de uno de los supuestos responsables de la adquisición, fabricación y puesta a prueba del material explosivo, Jordi Ros, en la que comenta a su pareja, Montserrat, que apuesta por buscar un efecto «dominó» que permita derribar el mayor número posible de torres eléctricas. «El problema es el siguiente -le dice a su interlocutora-, hay unas que son estratégicas que cuando cae una cae todo el dominó”, pero advierte de que las líneas de alta tensión tienen “unas curvas de dominó”, por lo que si “tiras la del final nada más tumbarás una…”. De ahí que, añadía, la clave en este tipo de acciones es determinar “cuál tumbarás antes y cuál te hará caer las máximas”.

Durante esa conversación, reseña la Guardia Civil en su informe, “nombran al menos tres lugares Madrid, Zaragoza-Aragón y aquí (refiriéndose a Cataluña), donde al parecer llevarían a cabo esta acción”. Todo ellos, según los investigadores, pone de relieve “la voluntad del grupo investigado de llevar a cabo acciones contra torres eléctricas con la intención de tirarlas abajo”.

Aunque se plantean dudas sobre la conveniencia de llevar a cabo esos sabotajes antes o después de la sentencia del “procés”, Ros apuesta por realizarlas con posterioridad, “en el marco del proyecto de actuación subversiva planificado para el día «D»”, subraya el Instituto Armado.

La pareja de Ros le comenta que “pensaba que vosotros lo queríais hacer por aquí, ¿sabes?” y muestra sus dudas de que en Madrid se pueda hacer igual. Dudas que comparte el miembro del Equipo de Respuesta Táctica (ERT) de los CDR, que apostilla: “Pero Aragón, sí”. Y apunta que un tal Pere tampoco “ve claro que sea el momento hacerlo antes de la sentencia”, que finalmente se conocería un mes después de esa fecha, el pasado 14 de octubre.

Ros advierte de que “cuanto más tiempo estás haciendo una acción más riesgos tienes de que te cojan”, por lo que no es cuestión de “una pala y un pico”. Y al mismo tiempo asegura que a los encargados de llevar a cabo esas acciones deben explicarles “cómo se tiene que hacer, esa es otra, que no acabamos de saber, nosotros hemos manipulado una serie de cosas”. Su pareja le pregunta entonces: “¿Tú le has hablado de torres eléctricas?”. “Le he hablado de torres”. “¿Tú como le has enfocado?”, insiste ella. “Torres y chispas…”.

Horas antes de esa conversación, la Guardia Civil localiza a Ros en el domicilio de sus padres en Sabadell, uno de los tres “laboratorios” utilizados por los detenidos para hacer las pruebas con los componentes de explosivos.

En su declaración ante la Guardia Civil tras ser detenido y preguntado por los agentes si había realizado reconocimientos para realizar alguna acción con termita o explosivo, Ros admitió que “inspeccionó una torre eléctrica”, pero negó que pretendiera atentar porque, según explicó, llegó a la conclusión de que “la acción no era viable”. Por eso, añadió, “no llegó a comunicar el resultado de la inspección a la torra y su valoración sobre la acción, ya que fue detenido antes de trasladar su análisis” a otro de los integrantes del ERT, Eduard Garzón, también en prisión provisional desde el pasado septiembre, que según precisó era quien la había facilitado la información “sobre la intención de atentar contra una torre”.