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Marruecos cuestiona el estado de las relaciones con España

El ministro marroquí de Exteriores, Nasar Burita, durante la entrevista concedida a Efe

Las relaciones entre Marruecos y España pasan por momentos muy delicados. La confianza y necesidad mutua que otrora presidió las relaciones bilaterales entre ambos es en estos momentos muy débil. La decisión del Gobierno de aceptar la entrada en nuestro país del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser atendido en un hospital de Logroño ha disparado la desconfianza de Rabat.

Hace poco más de una semana el Gobierno confirmaba la presencia en España de Ghali, justificándola «por razones estrictamente humanitarias» tras haberse contagiado por coronavirus. Tras conocerse la noticia el Ministerio de Exteriores de Marruecos emitía el pasado domingo un duro comunicado en el que Marruecos «lamenta la actitud de España y expresa su decepción por un acto contrario al espíritu de asociación y buena vecindad». De inmediato el embajador español en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner, tuvo que dar explicaciones en una reunión con altos cargos de la diplomacia marroquí. La ministra Arancha González Laya quiso dejar claro hace unos días que «para nada esta cuestión ni impide ni perturba las excelentes relaciones que España tiene con Marruecos». Pero la realidad es que no está siendo así. Ayer, en una entrevista a la Agencia Efe, el ministro marroquí de Exteriores, Naser Burita, se pregunta si España «desea sacrificar su relación bilateral» y asegura que sigue esperando «una respuesta satisfactoria y convincente».

Al Gobierno marroquí le ha molestado la decisión de aceptar a Ghali en nuestro país, pero muestran especial consternación por las formas. Por haberse enterado de la cuestión por la prensa, por la incredulidad que supone que Ghali ingresase en un hospital de Logroño bajo un nombre argelino falso: Mohamed Benbatouch. Algo que supone una connivencia con el vecino y rival de Marruecos. «Con los socios, no se maniobra por la espalda para una cuestión (el Sáhara) que es fundamental para Marruecos», expresa Burita en esa entrevista. El Gobierno marroquí pone como ejemplo su actitud ante los intentos desestabilizadores y propagandísticos del separatismo catalán: «Marruecos fue muy claro, y al más alto nivel: rechazando todo contacto e interacción con ellos e informando a nuestros socios».

La figura de Ghali es tremendamente polémica. La Audiencia Nacional lo citó en 2016 en calidad de investigado por la comisión de delitos de genocidio, asesinato, torturas y desapariciones cometidos presuntamente contra la población saharaui disidente. El Ministerio de Exteriores se refería a este extremo en su comunicado de hace una semana en el que también interpelaba a la Justicia española a actuar «ante las numerosas denuncias presentadas por las víctimas».

A comienzos de diciembre España y Marruecos suspendían la Reunión de Alto Nivel que se iba a celebrar en Rabat. «La situación epidemiológica actual impide celebrar la Reunión de Alto Nivel (RAN) en la fecha prevista con las garantías de seguridad sanitaria que se estiman convenientes por ambas delegaciones». Ambos países pactaron manifestar que era la situación derivada por la pandemia lo que hacía del todo imposible celebrar la cumbre. Eso sí, hasta entonces desde el Gobierno de España no eran capaces de explicar por qué no estaba prevista una reunión entre el presidente del Gobierno y el Rey de Marruecos.

En aquel momento se hablaba de volver a celebrar la cumbre en febrero. Estamos en mayo. Lo cierto es que en aquel momento la situación estaba crispada a cuenta de la crisis migratoria, en la que el Gobierno demandaba un papel más activo de Marruecos. Que a su vez estaba molesto por las reivindicaciones de Pablo Iglesias, por entonces miembro del Gobierno, en favor del Sahara Occidental. Hoy esa RAN parece más lejos que nunca: «Claridad, primero hay que clarificar las cosas», dijo ayer Burita.