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¿Quién mató al Fiscal General del Estado?

José Manuel Maza, Fiscal General del Estado.
José Manuel Maza, Fiscal General del Estado.

Muchos son los enemigos que generó el recientemente fallecido Fiscal General del Estado, José Manuel Maza. Los encontramos entre las filas de Podemos, en el propio Gobierno, en el sector secesionista y hasta en el gobierno Putin que, como ya es sabido, se ha marcado como objetivo impulsar el proceso secesionista catalán.

Maza, de 66 años, se sintió indispuesto el viernes mientras participaba en la Asamblea de Ministerios Públicos Iberoamericanos que se celebra en la capital argentina y los médicos aconsejaron su ingreso hospitalario. El fallecimiento de Maza descabeza la Fiscalía en un momento en que están sobre su mesa casos de alto voltaje político, como las causas abiertas en el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional contra los miembros del cesado Gobierno catalán y la Mesa del Parlament.

Inesperada y extraña muerte

El Cónsul General de España en Buenos Aires, Rafael Tormo Pérez, dijo en la puerta de la clínica que la muerte de Maza fue «inesperada». «Murió de una complicación muy grave que llevó a este inesperado fallecimiento. Fue muy bien atendido, pero no ha sido posible salvar su vida», dijo el cónsul, quien aclaró que no podía facilitar más detalles por ser de índole personal. Tormo Pérez agregó que los detalles de la repatriación del cuerpo se decidirá el domingo, «una vez que esté toda la familia reunida en Buenos Aires».

Pese a la repentina muerte del que era el fiscal general del Estado, el diplomático ha asegurado que los médicos han confirmado que la causa de la muerte “es natural” por lo que asegura que “no es necesario”.

No es necesario que se le practique la autopsia. Así lo ha decidido la familia junto a los médicos”, ha dicho.

Sin duda, una extraña e inesperada muerte -que no requiere autopsia- y que afecta, entre otras muchas cosas, al futuro inmediato de las relaciones entre Cataluña y España.

Algunos internautas proclives a la teoría de la conspiración apuntan a que la muerte de José Manuel Maza no ha sido algo casual. Enemigos no le faltan y algunos hasta han brindado tras su muerte.

Cristian Fernández, dirigente de Podemos en Cataluña y miembro de la Comisión de Garantías, compartió en su perfil en Twitter una imagen de dos copas en señal de brindis junto a la información de la muerte del fiscal general del Estado, José Manuel Maza.

«Ha muerto el FGE José Mnuel Maza. RIP», escribió Fernández. Minutos después borró el tuit y escribió otro: «Muere un represor y no podemos hacer sátira. Volvemos a tiempos oscuros…». «El #karma es jodido…», redactó poco después.

El Gobierno contra Maza

El Gobierno no estaba muy de acuerdo con las últimas actuaciones del Fiscal General. A estas alturas, nadie cree en la real separación del poder judicial y el poder político. No en vano, el ministerio de Justicia y la portavocía del Gobierno enviaron distintos mensajes, más o menos indirectos, sobre su oposición a que los exmiembros del Govern catalán fueran encarcelados.

Sin embargo, el criterio que había fijado Maza antes de la comparencia con los fiscales de la Audiencia Nacional para evitar la cárcel pasaba por que los exconsellers asumiesen ante la juez el artículo 155 de la Constitución, su destitución por el Consejo de Ministros y sobre todo el compromiso de no seguir adelante con la defensa de la república catalana. Eso no se produjo porque los comparecientes decidieron no responder las preguntas de la acusación.

Lo explicó el propio Maza durante  una entrevista en Hora 25 el mismo jueves cuando los consellers ya estaban cada uno en su celda: « ¿Cómo va la fiscalía a dejar a unos ciudadanos que se niegan a responder al fiscal? Preguntábamos si aceptaban la vigencia del Constitución española en Catalunya y la aplicación del 155, y si dijeran que sí aceptaban la Constitución y que iban a dejar de estar en la línea de la comisión delictiva, como Oriol Junqueras que firma artículos [en el New York Times] como vicepresidente de la Generalitat, pues igual otra cosa hubiera cambiado, hubiéramos tenido que fijar en el riesgo de fuga o en otros elementos, pero no en el que para nosotros es básico. Cómo van a volver a su casa tras declarar que van a seguir insistiendo en el delito. Así lo ve la juez, que dice que en el caso de Vila no existe la idea que vuelva a su casa y a reiterar en el delito». 

El Gobierno de Rajoy y las presiones a la Fiscalía

El entorno de Maza defiende la actuación de los fiscales en la Audiencia Nacional aunque sabe del malestar que las imágenes del último Govern de la Generalitat entrando en prisión han causado en el seno del Gobierno que ve ahora como el independentismo recobra unidad y fuerza en las calles. «El fiscal general no es tonto y había visto señales a través de la prensa, y de terceros, de que la prisión no era lo que más convenía al Gobierno y a los partidos, pero él ha actuado de forma autónoma. Y también sabe que la prisión no ha sentado bien al presidente y los ministros», aseguran desde el entorno de Maza.

Sin embargo estas mismas personas niegan que haya recibido instrucciones directas del ministro de Justicia, Rafael Catalá, sobre cómo actuar en esta causa. «El ministro y Maza se ven muchas veces para hablar de asuntos relacionados con los medios en la justicia pero no hablan sobre procedimientos», repiten fuentes de la Fiscalía General.

Un portavoz oficial del Ministerio de Justicia también descarta que en esas citas el ministro haya tratado con Maza el asunto de Catalunya: «En esas reuniones nunca se tratan cuestiones procesales, nunca, estén presentes o no lo estén el fiscal general del Estado o el ministro de Justicia. La Fiscalía actúa con total y absoluta autonomía».

El Gobierno de Rajoy quiere ser blando

Ya fuese directamente o a través de intermediarios, el Gobierno sí ha hecho llegar al fiscal general su diagnóstico político de la situación de Catalunya y la necesidad de rebajar tensión en vísperas de unas elecciones autonómicas que todos, incluidos los partidos independentistas, habían asumido tras la aplicación del 155 y la destitución del Govern. Ese era el escenario el miércoles cuando la coalición de Junts pel Si parecía rota y algunos de sus integrantes desmoralizados por las desventuras de Puigdemont y el resto de miembros de su equipo por tierras belgas.

Los secesionistas contra Maza

El fiscal general del Estado se convirtió en los últimos meses en el principal ariete contra el procés y el Govern independentista. Una verdadera bestia negra que hizo todo lo posible ante la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela para que los miembros del Ejecutivo catalán que arrastraron a su comunidad al desastre acabasen en la cárcel de forma incondicional.

José Manuel Maza -el primer fiscal general reprobado por el Congreso de los Diputados- se prodigó desde inicios de septiembre en declaraciones muy duras contra los dirigentes independentistas. Y tomó decisiones controvertidas que, en ocasiones, dieron armas y argumentos a los secesionistas para continuar su lucha contra el Estado. A finales de septiembre, cuando no se había celebrado aún la consulta ilegal del 1 de octubre, aseguró en Onda Cero que «la detención de Carles Puigdemont es una opción que está abierta». El día 14 de aquel mismo mes, ordenó interrogar a más de 700 alcaldes, a los que amenazó con la detención en caso que no se presentaran ante los fiscales para que explicaran qué medios iban a poner a favor de la consulta secesionista. Finalmente, aquella orden ni siquiera pudo ser cumplida por la imposibilidad material de interrogar a todos los ediles en tan poco tiempo.

La querella mortal

El 30 de octubre, Maza firmó una durísima querella de más de 100 páginas contra Puigdemont, Oriol Junqueras y todos sus consejeros en la que les acusaba de haber cometido los delitos de rebelión (penado con hasta 30 años de cárcel), sedición (hasta 15 años) y malversación. En su opinión, el Govern había alentado «una insurrección» y «un levantamiento violento» con un único fin: celebrar el referéndum ilegal del 1 de octubre y proclamar la independencia de Cataluña, sin renunciar a la violencia para conseguirlo. Cuando la juez Lamela tomó declaración a los consejeros que no huyeron a Bruselas el 2 de noviembre, la Fiscalía pidió prisión incondicional para todos ellos, a excepción de Santi Vila, al que se le permitió eludir la cárcel a cambio de una fianza de 50.000 euros, que ingresó un día después.

La dureza de Maza contra los dirigentes independentistas llegó a causar malestar en el Gobierno de Rajoy, caracterizado por su tibieza ante los grandes problemas de España. Desde el PSOE, consideran directamente que las medidas que impulsó ayudaron a mantener vivo el procés y alimentaron el victimismo independentista en algunos momentos en los que empezaba a desinflarse, sobre todo cuando pasó el cruento recuerdo de las cargas durante el referéndum ilegal.

Los rusos: peligrosos enemigos

Rusia ha interferido en las elecciones catalanas hasta límites insospechados. La maquinaria de difusión de noticias falsas que Rusia empleó para debilitar a Estados Unidos y la Unión Europea es la misma que está interviniendo en Cataluña.

Tras campañas encubiertas a favor del Brexit, Marine Le Pen y la ultraderecha alemana, el Kremlin ha visto en el independentismo catalán otra oportunidad para ahondar las fracturas europeas y consolidar su influencia internacional. Se vale de páginas web que publican bulos, activistas como Julian Assange y una legión de bots, millones de perfiles automatizados en las redes sociales que son capaces de convertir una mentira en una tendencia compartida millones de veces.

No es una coincidencia que RT, un medio financiado por el Gobierno ruso que funciona como órgano de propaganda a favor del Kremlin, esté empleando su portal en español para difundir noticias sobre la crisis catalana con un sesgo contrario a la legalidad constitucional. Desde el 28 de agosto ha publicado 42 noticias sobre la crisis en Cataluña, algunas con titulares incorrectos como “La UE respetará la independencia de Cataluña, pero tendrá que pasar un proceso de adhesión”. Habitualmente, RT publica informaciones y análisis que transmiten el punto de vista del Gobierno ruso sobre la guerra en Siria, las provocaciones de Corea del Norte o la presidencia de Donald Trump. Además, suele hacerse eco de los mensajes de activistas como Assange que coinciden con los intereses de Moscú.

Noticia incorrecta publicada por RT.
Noticia falsa publicada por RT.

Los rusos y su justicia

El 12 de septiembre, RT publicó una noticia en la que remitía a un tuit de Assange en el que pronosticaba “el nacimiento de Cataluña como país o una guerra civil”, y que, según herramientas analíticas, compartieron 1.700 personas en Facebook y Twitter. Assange se ha convertido, de hecho, en el principal agitador internacional de la crisis catalana, diseminando opiniones y medias verdades como si fueran noticias. Según datos de Audiense, una plataforma de análisis social, solo en septiembre Assange ha obtenido casi 940.000 menciones en Twitter, la inmensa mayoría con hashtags sobre la independencia: Catalonia1octCatalonianreferendum1oRajoy.

Por otro lado, el gobierno de Putin se ha caracterizado por su fialdrad a la hora de acabar con las personas o cosas que no son de su agrado.

Después de la muerte de Boris Nemtsov, muchos interrogantes se abrieron sobre la escasa tolerancia del gobierno de Vladimir Putin para con los opositores o críticos. Periodistas, empresarios, activistas, viceprimer ministros y, quizá, fiscales del Estado de países extranjeros, podrían ser sólo algunas de las víctimas de una política de Estado. 

La interminable lista de extrañas muertes

Putin esconde una política represora y dictatorial bajo una aparente democracia
Putin esconde una política represora y dictatorial bajo una aparente democracia

Los siguientes son los asesinatos políticos más destacados de la era Putin.

Vladímir Golovliov. Era miembro del partido hoy desparecido Rusia Liberal, fundado por el oligarca Borís Berezovski, enemistado con Putin y exiliado en Londres desde que este llegó al poder. ­Golovliov fue asesinado mientras paseaba a su perro en Moscú en agosto del 2002. No hubo sospechosos.

Valentín Tsvetkov. Gobernador de Magadán, en el Extremo Oriente ruso, encontró la muerte en octubre del 2002, con un certero disparo en la muy transitada calle Novi Arbat. El organizador del asesinato, Martin Babakejián, que había pagado 100.000 dólares para cumplir su objetivo, se escondió en España hasta su detención en Marbella en el 2006. Dos años después, un tribunal de Moscú le sentenció a 19 años de cárcel.

 

Serguéi Yushenkov. Un pistolero le mató en abril de 2003 al lado del edificio en el que vivía en Moscú. Formaba parte del partido Rusia Liberal. Un año después, cuatro personas fueron condenadas a prisión, líder de una facción rival.

Yuri Shchekochijin. Diputado y periodista del periódico opositor Nóvaya Gazeta. Había escrito sobre crimen organizado y corrupción. Murió en julio del 2003, según sus compañeros envenenado con talio. La investigación finalizó en el 2009, sin resultado.

Paul Klébnikov. Era editor de la edición rusa de la revista Forbes cuando en julio del 2004 fue abatido a las puertas de su oficina por varios pistoleros, que le dispararon desde un coche. De nacionalidad estadounidense, fue el undécimo periodista muerto durante la era Putin, según el Comité para la Protección de los Periodistas. En el año 2006 los fiscales acusaron de organizar el asesinato a Jozh-Ajmed Nujáyev, uno de los líderes de la mafia chechena sobre quien Klébnikov había escrito. La investigación se reabrió en el 2009, pero hasta ahora no ha dado resultado.

Andréi Kozlov. Era el subgobernador del Banco Central de Rusia. Fue tiroteado en septiembre del 2006. Dirigía el órgano regulador contra el lavado de dinero, que revisaba las licencias bancarias. En el 2008 un antiguo banquero, Alexéi Frenkel, fue sentenciado a 19 años de cárcel por organizar el asesinato después de que su banco, VIP-Bank, perdiera la licencia.

Anna Politkóvskaya. Destacada periodista de investigación y crítica con la política de Putin. Los criminales que acabaron con su vida la siguieron hasta su casa del centro de Moscú. El pistolero le disparó justo en el ascensor el 7 de octubre del 2006, coincidiendo con el cumpleaños del presidente ruso. Los acusados, Lom-Ali Gaitukáyev y Rustam Majmúdov, fueron condenados en junio del 2014 a cadena perpetua. No se sabe quién pagó el asesinato.

Natalia Estemírova. Defensora de los derechos humanos. En julio del 2009 fue secuestrada en Grozni, capital de Chechenia. Los investigadores creen que el organizador fue un rebelde checheno posiblemente muerto un año después.

Borís Nemtsov. Ex viceprimer ministro en la época de Borís Yeltsin, en el momento de su muerte, febrero del 2015, era la figura más destacada de la oposición liberal al Kremlin. Un sicario le disparó por la espalda cuando paseaba no lejos de la plaza Roja de Moscú. El director del Comité de Investigación de Rusia, ­Alexánder Bastrikin, aseguró ayer en una entrevista que publicó Rosískaya Gazeta, que el asesinato está ya resuelto. Cuatro ciudadanos chechenos están detenidos, y uno de ellos ha tenido relación en el pasado con el líder checheno, Razmán Kadírov.

Este es el curriculum interno del Gobierno ruso pero ¿alguien sabe con exactitud la cantidad de muertes extrañas que se han producido fuera de la antigua URSS y que obedecen a oscuras intenciones? Los que den credibilidad a la teoría de la conspiración tienen bastante en qué pensar.

Algunas fuentes aseguran abiertamente que Maza fue envenenado

Según afirma sin rubor la web readadler, el Fiscal general del Estado, Jose Manuel Maza, fue envenenado con una variante alterada en laboratorio de la toxina Shiga por agentes sionistas, posiblemente relacionados con el Mossad.

Para ello -según dicha web- habrían inducido al fiscal Maza a ingerir de forma involuntaria (posiblemente a través de una bebida), una variante alterada en laboratorio de la toxina Shiga, extraída de bacterias Shigella dysenteriae.

Dichas toxinas alteradas de la clase Stx-2 provocan una alta toxicidad renal, elemento que coincide con la súbita y mortal infección en los riñones que acabó con la vida del fiscal Maza.

Este ataque criminal contra España, se habría producido en venganza por la victoria aplastante del Estado contra el desafío secesionista catalán auspiciado por el sionismo internacional y más concretamente por la acción decidida y determinante del fiscal Maza, a la hora de llevar ante la justicia a la cúpula catalano-sionista, con Carlos Puigdemont a la cabeza.