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Todos pendientes de Puigdemont

Muchas son las variables que intervendrán en el proceso negociador que se abrirá de inmediato entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana. Pero una destaca sobre las demás: el criterio de Carles Puigdemont y su entorno directo sobre su regreso y por tanto sobre su candidatura a renovar como presidente de la Generalitat tras ser destituido por Mariano Rajoy en virtud del artículo 155. Tanto el PDECat como ERC están a la espera de los designios del dirigente ‘exiliado’.

La decisión será exclusivamente suya, pero en la dirección del que es su partido resumen la situación: «Está muy atrapado». Atrapado por la promesa de regresar a Catalunya para la investidura si es el candidato más votado (no lo ha sido, pero sí en el seno del independentismo, que suma mayoría absoluta). Si regresa será detenido, recuerdan; y si no regresa, se investirá a otro candidato y Puigdemont se convertirá en un jarrón chino de la política, por mucho que se le siga considerando el ‘president’ legítimo. En ese caso, los nombres de Elsa Artadi y Jordi Sànchez (exlíder de la ANC, número dos de la lista y actualmente encarcelado en Soto del Real) aparecen como alternativas.

Una opción distinta, hoy por hoy remota, podría pasar por un cambio del reglamento del Parlament para que Puigdemont pueda ser investido estando en Bélgica. El PDECat, en cualquier caso, estará al lado del equipo de Puigdemont (de Junts per Catalunya) en el puente de mando de las negociaciones con Esquerra, tras haber estado absolutamente desaparecido durante la campaña electoral.

Una vez más, y no son pocas, Puigdemont ha diseñado y ejecutado sus planes al margen del criterio del partido, que ha tenido una participación menor en la toma de decisiones. Una de ellas fue la de sustituir totalmente al PDECat por Junts per Catalunya para dar una imagen de candidatura transversal, no partidista… Lo más parecido a la lista única que Puigdemont ofreció a Esquerra y que rechazaron los republicanos.

¿Cambio de estrategia?

Sí, habrá caras del PDECat en las negociaciones, como ya las ha habido en campaña. Y el partido, antes del 21-D, actualizó su dirección para dotarla de más músculo cara al futuro. Y es que la formación que lidera Marta Pascal quiere imprimir su estrategia, más allá de la decisión inicial y clave sobre el regreso de Puigdemont y la composición del Govern.

Pero una de las preguntas en las negociaciones será: un Govern, ¿para qué hoja de ruta? Aquí es donde los designios de Puigdemont y de su partido parecen divergir. Mientras el primero en ningún momento ha renunciado a seguir adelante con la implementación de la república y ha dejado en el aire la posible utilización de nuevo de la vía unilateral, el núcleo duro que dirige Marta Pascal (y curiosamente, también ERC) pretende destinar esta legislatura a ampliar la base social del independentismo con un discurso alejado del ‘tenim pressa’, de los calendarios y los hitos en cortos espacio de tiempo.

A la expectativa

Entre tanto, ERC permanece a la expectativa. Tienen dos escaños y apenas 10.000 votos menos que los posconvergentes y esperan a que se decida el ‘expresident’. Si vuelve, lo investirán. Si no, los republicanos forzarán la negociación para evitar que sea alguien ajeno al antiguo Govern el que ocupe la presidencia. Si se confirma que Puigdemont resta en su retiro bruselense, los republicanos dirán, seguramente con la boca pequeña, como acostumbran, que los posconvergentes han engañado al electorado, porque toda la campaña de Junts per Catalunya se resumía en la frase: «Si gana Puigdemont, podrá volver a Catalunya».

Si la opción de los neoconvergentes es Artadi o Sànchez (el hacedor de Junts pel Sí en el 2015 y al que ERC siepre ha considerado un ‘submarino’ de la peor CDC), los republicanos esgrimirán la carta de Oriol Junqueras, el exvicepresidente. En ese escenario, lo peor que le podría pasar al PDECat/JxCat es que el juez lo dejara en libertad el próximo 4 de enero, fecha en que se ha fijado una nueva vista.