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Tres mujeres relatan los abusos de Trump

Donald Trump ha demostrado una asombrosa capacidad para sobrevivir a la larga lista de acusaciones por abuso sexual vertidas contra él desde que irrumpió en la arena política. Ni aquella grabación en la que presumía de abusar de su poder para besar sin consentimiento ni manosear los genitales de sus presas ni los testimonios de 19 mujeres que le han acusado de comportamiento sexual inapropiado impidieron que conquistara la presidencia. Tres de ellas han vuelto ahora a hablar públicamente de sus traumáticos encuentros con el magnate para pedir al Congreso que abra una investigación contra el presidente por abusos sexuales. “Quería que la gente sepa la clase de persona que Trump es en realidad, la clase de pervertido que es”, ha dicho Jessica Leeds, una de sus acusadoras.

En una rueda de prensa y en una entrevista previa en ABC News, Leeds ha contado que Trump se abalanzó sobre ella con la pretensión de besarla y manosearla durante un vuelo en primera clase en los años 70. «Decidió que estaba aburrido y quería entretenimiento», ha recordado Leeds, ahora empresaria. Tres años más tarde volvieron a encontrarse en una gala en Nueva York. Trump la reconoció, según su testimonio, y se deshizo de ella llamándola «perra».

También ha hablado de sus experiencias con el magnate Samantha Holvey, una antigua modelo de Carolina del Norte. Según su relato, durante los concursos de Miss América, Trump entraba en los camerinos mientras se cambiaban las modelos. «Se paseaba como si fuéramos de su propiedad«, ha dicho durante la rueda de prensa. «El Congreso ha investigado a algunos de sus miembros, de modo que es justo que también lo investigue a él. No es un asunto partidista. Está relacionado con el tratamiento que se da a las mujeres todos los días».

La tercera mujer se llama Rachel Crooks y, en su día, trabajó como recepcionista en la Trump Tower. En su primer encuentro con el jefe, Trump la habría besado varias veces en las mejillas y en la boca, según ha contado. «Fue chocante, me dejó devastada. Ojalá hubiera tenido el valor para decirle, ¿qué estás haciendo? Tienes que parar», ha afirmado Crooks.

Sus historias ya se publicaron meses atrás, pero las tres han decidido insistir nuevamente ante el clima de tolerancia cero que se ha impuesto en EE UU desde que se destaparon los abusos sexuales de Harvey Weinstein y echó a andar en las redes sociales el movimiento #MeToo. Dos congresistas demócratas presentaron su dimisión la semana pasada tras ser acusados por varias mujeres de comportamiento inadecuado.

La Casa Blanca no ha tardado en decir que las alegaciones contra el presidente son «totalmente falsas». «Ya se abordaron ampliamente durante la campaña y el pueblo estadounidense emitió su juicio otorgando una victoria decisiva» a Trump, ha dicho su portavoz. No todos los miembros de la Administración dan el asunto por cerrado.

La embajadora de EE UU ante la ONU, Nikki Haley, se distanció el domingo de la posición oficial de la Casa Blanca al decir que «las mujeres deberían ser escuchadas». Haley no opinó sobre el mérito de las acusaciones contra su jefe, pero sí dijo que “las mujeres siempre deberían sentirse cómodas para denunciar y nosotros deberíamos mostrarnos dispuestos a escucharlas”.