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Adif quiere que usted vaya a la estación a hacer la compra

La T-4 del aeropuerto de Barajas se ha convertido en «un centro comercial del que salen aviones». De esta forma tan gráfica y contundente definía hace año y medio el arquitecto Luis Vidal, autor de infraestructuras como la T-2 de Heathrow, la transformación que ha sufrido la principal terminal del aeródromo madrileño, cuyas zonas comerciales han sido redefinidas y potenciadas por Aena para extraer el mayor rendimiento económico posible a esta área de negocio.

Sin querer llegar al extremo de que las estaciones se conviertan en centros comerciales de las que salen trenes, Adif también está buscando un nuevo modelo de negocio que le permita aprovechar sus fortalezas y oportunidades y mejorar así sus ingresos por esta vía. Máxime, teniendo en cuenta que la situación financiera del gestor de las infraestructuras ferroviarias no es especialmente holgada, ya que arrastra una deuda de 15.000 millones de euros. El pasado 22 de julio, el administrador de infraestructuras ferroviarias convocó un concurso para «revisar y potenciar todas aquellas palancas que permitan en última instancia la implantación de un nuevo modelo comercial y la puesta en valor de las estaciones».

Adif considera que el momento de acometer este cambio es ahora porque se ha presentado una oportunidad que no puede dejar escapar: la liberalización del transporte de pasajeros por ferrocarril, que será una realidad en diciembre de 2020. A partir de esa fecha, hasta dos operadoras privadas competirán con Renfe en los corredores de alta velocidad. Desde la próxima Semana Santa, además, la compañía española pondrá en funcionamiento su servicio «low cost», que también aumentará el tráfico. Según los cálculos de la propia Adif, la competencia podría elevar hasta en un 50% la circulación de trenes de alta velocidad en la red española. Y eso significa un incremento del flujo de pasajeros que el dueño de las estaciones quiere monetizar. No sólo a través de los cánones que cobrará a las nuevas compañías por el uso de sus infraestructuras. También con la explotación comercial de sus estaciones.

Estas instalaciones cuentan para Adif con una serie de ventajas y fortalezas muy aprovechables para su explotación desde un punto de vista comercial. Para empezar, explican desde la compañía, los negocios comerciales ferroviarios han avanzado mucho en los últimos años. Además, «muchas de las instalaciones tienen una ubicación inmejorable, en el centro de las grandes ciudades, y constituyen centros de interconexión con otros modos de transporte como el autobús», añaden. Además, en los últimos años, se han acometido proyectos de ampliación y remodelación de las estaciones, junto a su transformación digital.

Estos factores las convierten en lugares ideales para erigirse en espacios de encuentro «dinamizadores de la actividad comercial y cultural de las ciudades en las que están ubicadas», aseguran desde Adif. Y no sólo para los viajeros. La compañía que preside Isabel Pardo de Vera aspira a que los ciudadanos que residen en sus inmediaciones «puedan ir a la estación a realizar sus compras en tiendas de calidad contrastada o acercarse a ella atraído por la oferta cultura, gastronómica, etc».

Aunque el cometido de la consultora contratada por Adif será definir un plan de negocio global, la compañía ya cuenta con modelos de comercialización, como el «Vialia Málaga María Zambrano», que han constituido un avance importante para la empresa en lo que a gestión comercial se refiere por su buen desempeño. La estación malagueña cuenta con un centro comercial en el que tanto viajeros como vecinos pueden hacer todo tipo de compras: desde llenar la cesta de la compra en Mercadona hasta adquirir ropa en tiendas de H&M, Oysho o Cortefiel, pasando también por establecimientos de telefonía, jugueterías o calzado. Sin olvidar servicios asociados a una estación de tren como el del alquiler de vehículos. Vialia no sólo está presente en Málaga, sino también en otras estaciones españolas como la de Salamanca, Albacete o Bilbao.

Adif asegura que el desarrollo de Vialia Málaga o la implantación de la marca «Tiendas de la estación» «nos han permitido alcanzar en los últimos años un buen desarrollo de los ingresos comerciales». Pero, insisten, la próxima liberalización hace conveniente adaptar las 1.500 estaciones que gestiona a los nuevos retos y oportunidades. Porque Adif pretende que el plan se extienda a todas las estaciones, grandes y pequeñas. Para estas últimas, definirá una estrategia comercial que permita identificar las estaciones con los servicios que se ofrecen, de forma que los potenciales clientes puedan saber qué encontrarán en cada tipo de estación. Adif tratará de potenciar servicios que fomenten la movilidad sostenible y saludable en la periferia.