Inicio Economía Angela Merkel: Bruselas cambia de «motor» tras 16 años

Angela Merkel: Bruselas cambia de «motor» tras 16 años




La mesa del Consejo Europeo ha visto pasar decenas de caras en los últimos 16 años. ¿Se acuerdan de Silvio Berlusconi, Nicolas Sarkozy o José Luis Rodríguez Zapatero? A todo ellos les ha visto pasar y les ha sobrevivido, año tras año, Angela Merkel. Presencia eterna en Bruselas, figura a la que se han dirigido las miradas en momentos de crisis. «Motor de la Unión Europea», dice Camino Mortera Martínez, investigadora del Centro para la Reforma Europea (CER).

«Merkel, como líder del país más grande de la UE, ha sido una personalidad importante. Con su estabilidad en el gobierno ha traído estabilidad al Consejo Europeo. Ha sabido integrar a nuevos colegas, se ha mantenido poco emocional y eso ha ayudado a la UE a avanzar en los últimos 16 años», explica Andreas Schwab, eurodiputado del Partido Popular Europeo, compañero de partido de la canciller en la CDU.

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Han sido muchas las obras en los escenarios de Bruselas en las que Merkel ha interpretado el papel protagonista. Pero sobre todo se la recordará por tres: la crisis financiera, la de refugiados y la del coronavirus. En cada una de ellas con un enfoque diferente.

El papel protagonista

Merkel es la canciller alemana que impuso la austeridad en la crisis financiera, la que insistió en los recortes para reducir la deuda de países como España, Grecia o Portugal. «Como canciller tengo la responsabilidad de asegurar que la presión por las reformas de Grecia no ceda», decía en 2013.

Pero es la misma mandataria que años más tarde cambió de papel y con la crisis del coronavirus en pleno apogeo propuso, junto al presidente francés Emmanuel Macron, crear un fondo común de medio billón de euros para hacer frente a los estragos económicos que trajo la pandemia. Es la misma persona que aceptó que ese fondo subiese a 750.000 millones de euros y se basase en la emisión de deuda conjunta, un auténtico tabú en Alemania hasta el momento. «Queremos una Europa que ofrezca esperanza», era su conclusión.

También se despide la Angela Merkel que en 2015 abrió las puertas de su país a los refugiados sirios. «Wir Schaffen das» (Podemos hacerlo), decía entonces en una frase que se asociará ya siempre con la mandataria alemana.

Cambios de criterio que algunos analistas consideran la clave de su éxito. «Lo mejor que nos deja es su pragmatismo, la imagen de un líder que es capaz de cuestionarse sus principios, de leer la realidad y actuar acorde a ello. Es una líder que comprende las realidades de los estados miembros y se adapta, no es dogmática», concluye Camino Mortera Martínez.

Luces y sombras

«Me quedo con la Merkel de la última etapa, la que ha apoyado el plan de recuperación, la que atendió a los refugiados, la que apostó por la Europa más solidaria», dice Iratxe García. La presidenta del grupo de los socialdemócratas en el Parlamento Europeo reniega de lo demás. «No quiero a la Merkel de la austeridad», sentencia. García considera que la etapa de Merkel ha tenido «luces y sombras» para Europa.

Ernest Urtasun, del grupo de los Verdes en la Eurocámara cree que ha habido sobre todo sombras. «Soy bastante crítico con su balance», sentencia. Considera que Alemania solo ha ejercido un liderazgo fuerte para «imponer la austeridad». Para todo lo demás «ha ido arrastrando los pies».

Su argumento es que Merkel, pudiendo hacerlo, ha evitado entrar en profundidad en los asuntos importantes para la Unión Europea.

«Fue una decisión muy valiente abrir las fronteras a los refugiados», reconoce Urtasun. Pero «eso no se tradujo en una política migratoria consistente y seguimos con ese asunto totalmente embarrado» lamenta. Opina lo mismo en la política monetaria que sigue incompleta casi diez años después de la crisis, sin unión bancaria, fondo de garantía de depósitos común o «un presupuesto digno de tal nombre». «Todo eso no se ha desplegado por la falta de liderazgo alemán», concluye Urtasun.

Sombras que atisba también Camino Mortera Martínez. La investigadora del CER desmonta uno de los actos que más fama trajo a Angela Merkel, su solidaridad con los refugiados. «Paradójicamente quien estaba rompiendo las reglas europeas en ese momento no era Viktor Orban, al negarse a acoger refugiados, era Merkel que actuó sin consultar a la Unión Europea ni a sus vecinos», explica Mortera Martínez, quien considera que con ese movimiento se agravó la crisis migratoria e interna de la UE.

Angela Merkel nació en la Alemania del este y por eso algunos le atribuyen un papel de bálsamo con los países de Visegrado, la persona que podría cerrar la brecha entre países del este y del oeste que se ha abierto en la UE, entre «la nueva y la vieja Europa», resume Camino Mortera. «Esa comprensión tan profunda de los países post-comunistas será difícil de encontrar en otra persona», asegura.

Aunque otros acusan a Angela Merkel de todo lo contrario, de dar alas al presidente de Hungría Viktor Orban al no forzar su marcha de la familia política que compartían, la del Partido Popular Europeo. «No creo que Orban haya visto en Merkel a una aliada, sino a alguien condescendiente», sentencia Ernest Urtasun.

Futuro incierto

Con sus luces y sus sombras, la opinión generalizada en Bruselas es que la Unión Europea pierde con la marcha de Angela Merkel y que el futuro es incierto.

«Me parece peligrosa, entre comillas, esta incertidumbre», asegura Camino Mortera Martínez. La investigadora del Centro para la Reforma Europea echa en falta en el tablero político a Italia, España o Polonia «como siempre», pero también a los Países Bajos «discutiendo sobre sus coaliciones», y a Francia, inmersa en una campaña electoral que «va a durar año y medio».

«Nos falta alguien que sea un facilitador, que gestione conflictos y consensos más que alguien que ponga ideas sobre la mesa», concluye Camino Mortera.

En las filas socialdemócratas, pese a la rivalidad política, también reconocen la pérdida. Se la echará de menos. «Por supuesto», dice Iratxe García. Pero la presidenta del grupo Socialistas y Demócratas cree que la vida sigue y que vendrán otros líderes. «Las personas pasan y el proyecto europeo continúa y llegan otros perfiles que también muestran su europeísmo convencido», dice García

Y algunos incluso creen que el cambio es bueno, que renovar nunca está mal. «Es verdad que es un cambio importante, pero yo quiero verlo como una oportunidad», explica Ernest Urtasun. Considera que «el proyecto europeo necesita renovarse y eso solo puede hacerse con un nuevo liderazgo en Alemania».

Habrá que ver qué interés tiene Alemania en Europa en general y en renovar el proyecto común en concreto. El eurodiputado Andreas Schwab, de la CDU de Merkel, no es demasiado optimista. Se dice «preocupado» porque en la campaña electoral la UE ha sido la gran ausente, «no han tenido ningún papel», sentencia el compañero de partido de Angela Merkel.