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Antonio Bustos, Catedrático de Economía: «El modelo económico del PP y del PSOE es el mismo»

Antonio Bustos, Catedrático de Economía Aplicada

Antonio Bustos en un Catedrático de Economía Aplicada y un intelectual políglota. Sus análisis siempre han destacado por su rigor y, fundamentalmente, por su sentido común. Recientemente ha publicado un nuevo manual de Introducción a la Economía que presenta algunas novedades. Destaca su lectura sencilla y evita en todo momento las técnicas matemáticas complejas, sin que se pierda profundidad. El enfoque es esencialmente práctico, con ejercicios propuestos en cada capítulo.

Con el profesor Bustos repasamos algunas de los problemas teóricos que presenta la Economía en general y la particular política económica de España.

1.- ¿Qué es Introducción a la Economía? ¿Un manual para economistas? ¿Un libro de estudio para alumnos? O ¿el libro de cabecera que debería tener todo ministro de Economía?

Sobre todo, creo que un libro para los alumnos. La intención es que sirva como manual para el estudio de un curso introductorio de Economía. Me gustaría que los economistas que se han formado sobre todo en un enfoque muy matemático lo consultaran en aquellos apartados en los que se hacen referencias históricas y jurídicas, que les amplíen su punto de vista, a veces excesivamente formalizado. Un ministro de Economía seguramente sabe la materia propia de un curso introductorio (o debería) pero tampoco le iría mal que se acordara de que los modelos teóricos no pueden trasplantarse alegremente a otro país y pretender que tengan los mismos efectos.

No funciona igual el Estado de Bienestar en una sociedad de moral calvinista que en otra en la que aprovecharse del Estado es considerado normal. Ni el mercado de trabajo que da buen resultado en los Estados Unidos se puede aplicar sin más en el continente europeo, entre otras cosas porque entre Seattle y Boston hay la misma distancia (más o menos) que entre el Puerto de Santa María y Sodankylä (Finlandia) y desde luego un trabajador que pierde su empleo en Seattle puede buscarlo en Boston con un coste de ajuste mucho menor que un gaditano despedido del sector naval y que a lo mejor tiene trabajo talando árboles en Finlandia.

Los ministros de Economía deberían tener en cuenta estos “pequeños detalles”. Y me atrevería a decir que los políticos en general deberían pensar en estas cosas, así no crearían esas fusiones imposibles como “Dinamarcas mediterráneas”

2.- ¿Existe el modelo económico perfecto?

No, no lo creo. No hay seres humanos perfectos, ni sociedades perfectas. Difícilmente puede haber un modelo económico perfecto. Esto ya lo tenía claro San Agustín cuando distinguía entre la ciudad terrena, guiada por el amor a uno mismo (lo que un economista llamaría la búsqueda del propio interés) y una ciudad de Dios basada en la perfección.

Así que la perfección no es propia de nuestro mundo en el que debemos enfrentarnos a nuestras propias imperfecciones y a las de las instituciones que hemos ido creando. Por otro lado, aunque fuéramos capaces de imaginar “idealmente” instituciones y reglas perfectas, su propio funcionamiento irá descubriendo errores de diseño o que la existencia de esas instituciones modifica la realidad social para la que nacieron, con lo que también habría que retocarlas. Así que más que un modelo económico perfecto creo que podemos imaginarnos modelos “ideales” a los que quisiéramos aproximarnos, sabiendo que no lo alcanzaremos y que tendremos que variar rumbos y velocidades con frecuencia.

3.- ¿Son los mercados financieros fiables para el pequeño inversor? Me explico: ¿las reglas que que rigen los mercados protegen al pequeño inversor?

No soy un experto en este tema. Pero me haría la pregunta de un modo distinto ¿Si las reglas protegen al pequeño inversor, por qué se han producido tantas reclamaciones? ¿Se trata de un problema de información asimétrica entre lo que sabe el comprador de determinados activos y sus vendedores? ¿Ha habido algún tipo de negligencia por parte del ahorrador que se siente “estafado” y que hubiera debido ser más cauteloso? Al menos recuerdo que alguna ocasión la CNMV alertó contra determinadas ofertas de títulos y a pesar de ello la emisión se agotó de inmediato.

4.- ¿Usted invierte en bolsa?

No qué va. Soy un desastre para eso. Lo dejo en manos de mi banco de toda la vida y tengo un comportamiento muy conservador en materia de fondos de pensiones.

5.- ¿Existe diferencia entre el modelo económico del PP y del PSOE?

La verdad es que sólo aprecio diferencias de matiz. El modelo económico es el mismo, una economía mixta de mercado, con un papel más que relevante para el sector público que además dedica la mayor parte del gasto a las políticas de bienestar social. Esto no significa que tales matices no sean importantes para colectivos o personas concretas. Lo son desde luego.

Por ejemplo, los recortes aplicados a la investigación científica o a la cultura han afectado a grupos que, a mi modo de ver, son los que dan más dinamismo a una sociedad. Igualmente en materia fiscal esos “matices” tienen relevancia. Pero como modelo económico, es el mismo en sus rasgos generales. Me parece que por eso el PSOE tiene una cierta “obsesión” por marcar diferencias en política social.

6.- ¿Tiene Podemos un modelo económico capaz de mejorar las políticas económicas que hemos vivido?

Sí tiene un modelo económico, pero desde luego no es capaz de mejorar las políticas económicas que hemos vivido. Tengo la sensación de que empeorarían las cosas. A los líderes de Podemos les enfada mucho que les pregunten por Venezuela y suelen replicar que por qué no les preguntan por Portugal. Y la respuesta es sencilla. Porque las políticas económicas en Venezuela han sido un desastre y ellos las han aconsejado, avalado y cobrado generosamente. Así que es relevante saber qué efectos tienen las políticas que defienden. En cambio que yo sepa nunca han asesorado a Portugal (ni a Dinamarca ni a Japón…).

Igualmente es relevante preguntarse por los efectos que ha tenido la política económica de SYRIZA en Grecia, porque, en su momento, saludaron su victoria como un paso en la dirección en la que irían ellos. Ahora no hablan para nada de Tsipras ni de la experiencia griega. Pero resulta relevante porque hemos comprobado sus consecuencias.

Creo que, además, cometen un error grave en su previsión de plazos. Cuando se ofrecen políticas de gasto que suponen un desembolso inmediato para el sector público y se fía la financiación a una reforma fiscal o, más aún, a una lucha contra el fraude, que tendrá la capacidad de allegar recursos solo, y no es seguro, en el medio plazo. El resultado será un deterioro rápido e imparable de las cuentas públicas y ya sabemos cómo funciona ese proceso sobre las primas de riesgo, los tipos de interés etc.

7.- He leído que el la corrupción y la impunidad le cuesta a España el 9% del PIB ¿Cuáles son sus cálculos?

Pues seguramente no haría un cálculo diferente, pero me preocupa algo más que el porcentaje de PIB que supone la corrupción. Me preocupa que sea algo tan enraizado en la mentalidad española. Los políticos corruptos o los corruptores no proceden de un planeta que nos haya colonizado, sino que proceden de nuestra propia sociedad. Cuando hablo de este tema con mis alumnos les hago una reflexión que no siempre les gusta.

Les digo que sólo hay una diferencia de matiz entre el alumno que copia, el profesor que plagia o el político que recibe pagos por decidir en favor de una u otra empresa. Los tres hacen trampas en su propio beneficio, con total falta de respeto hacia las normas que nos hemos dado para regir nuestra convivencia. Uno logra un aprobado injusto (o incluso mejor calificación), el otro logrará una titulación o una acreditación, el tercero aumentará su cuenta corriente. Pero esencialmente están haciendo lo mismo.

Esa “corrupción” profundamente enquistada en la mentalidad colectiva me parece mucho más grave. Y no hay más que ver cómo los representantes de la llamada “nueva política” se han sumado con regocijo a este mismo modo de ver las cosas, a la hora de contratar asesores y servicios entre sus correligionarios o allegados.

8.- El Gobierno asegura que la economía está mejorando en España. Sin embargo, esta mejora no llega al ciudadano… ¿Qué está fallando?

Sí me parece que los datos generales de la economía demuestran mejoras, pero más bien diría que no está llegando a algunos ciudadanos. A otros sí, no hay más que ver los datos de ocupación hotelera en esta Semana Santa pasada. Creo que demuestran una mejora. Igual sucede con las cifras de matriculación de vehículos, o, si me apuran, con la compra de viviendas.

Pero hay colectivos particularmente golpeados por la crisis que no han visto recuperar su situación. El caso del periodismo me parece particularmente evidente. Los científicos a los que me refería antes son otro caso paradigmático también. En la universidad la reducción de plazas también ha generado efectos que tardarán en paliarse. Creo que ahí están las claves.

9.- Si usted fuera ministro de Economía… ¿qué reformas o medidas realizaría de forma inmediata?

El problema es que la reforma esencial, e inaplazable, no se logra con una medida inmediata sino con un esfuerzo continuado, que tendrá frutos solo en el largo plazo. Me parece que nuestro país necesita una agenda reformista enorme, en la línea de lo que decía Fuentes Quintana, en los 90 del pasado siglo, cuando contraponía el modelo de economía abierta y el modelo castizo en el desarrollo de nuestro país.

Ahora bien, si tengo que elegir una sola reforma diría que cambiar radicalmente la actitud del español hacia el sector público al que se considera como un botín de guerra al que desvalijar en el propio beneficio o el de los allegados (los políticos de todo signo son un ejemplo evidente de esa actitud) y al que, a la vez, se considera más que justificado defraudar.

Con ese planteamiento no se mantiene el sistema de bienestar que la sociedad española dice defender. Sencillamente es imposible. Y eso no se logra con reformas o medidas inmediatas. Aunque podríamos empezar suprimiendo todos los asesores de ayuntamientos, diputaciones, cámaras legislativas y consejos de gobierno. Y si el político de turno, o parlamentario, o concejal es un perfecto ignorante que nunca en su vida ha trabajado en nada, que su organización elija mejor a sus candidatos. Y para las cuestiones técnicas sobra con los cuerpos de funcionarios públicos cuya misión es precisamente informar objetivamente a quienes toman las decisiones.

No me resisto a recordar que en la famosa Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789 se dice textualmente que “todos son igualmente admisibles en toda dignidad, cargo o empleo públicos, según sus capacidades y sin otra distinción que la de sus virtudes y sus talentos”. La selección para las dignidades, cargos o empleos públicos de nuestro país está tan alejada de esta prescripción, que llevarla a cabo sería auténticamente revolucionario.