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La devaluación del bolívar convierte al dólar en la divisa extraoficial de Venezuela




En el mercado de Chacao, uno de los barrios de clase media de Caracas, decenas de puestos de fruta, verdura, carne y pescado mantienen sus escaparates repletos de productos. La imagen nada tiene que ver con la Venezuela de hace tres años donde escaseaban los alimentos en plazas y supermercados.

Cocinero de profesión, Héctor, entra en esta nave comercial armado de paciencia. Carga con lápiz y papel donde, a medida que va comprando, anota los bolívares y dólares que gasta. Con la hiperinflación de la moneda local, la divisa ha cogido impulso en el país. Nadie sabe cómo ha empezado a circular pero todo el mundo tiene billetes verdes.

Yo cobro en dólares desde hace años

«Yo cobro en dólares desde hace años. Me pagan unos ochenta dólares semanales aproximadamente, es que si lo hicieran en bolívares no llegaría a final de mes» confiesa Héctor. Aunque se ha ido acostumbrando, el uso de las dos monedas complica sencillas transacciones. Los ciudadanos eligen la forma de pago: dólar, bolívar, tarjeta, efectivo…, incluso pueden optar por la fórmula mixta.

Dos monedas, dos cajas

«Si tú por ejemplo quieres adquirir un producto que cuesta 1,50 dólares, puedes pagar el dólar con el billete y los cincuenta centavos los abonas en bolívares«, afirma Héctor. Los consumidores optan muchas veces por esta combinación, porque, aunque las divisas son accesibles, es difícil encontrar monedas pequeñas para el cambio.

La presencia de la divisa en la economía venezolana hace que la mayoría de los establecimientos tengan dos cajas; una con bolívares y la otra -en dinero B- con dólares. «Si tú me pides una factura de una compra que has pagado en dólares yo no te la puedo entregar. Entonces solo facturo aquellas compras que se hayan hecho en bolívares» nos explica Fran, uno de los vendedores que tiene su propio puesto en el mercado. En algunos casos hay establecimientos, que tras hacer un pago en dólares ofrecen la factura en bolívares.

En este punto de inflexión de la economía venezolana, a los ciudadanos poco les preocupa la cuestión tributaria. En Venezuela, el país que durante años recibió ingresos mil millonarios por el petróleo, nunca ha habido mucha cultura fiscal, así que en estas circunstancias mucho menos.

Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso – La reconversión monetaria no alivia a Venezuela – Escuchar ahora

Tecnología para evitar el efectivo

Waleska trata de cobrar una operación a un cliente que usa el teléfono móvil como medio de pago, la aplicación es similar a la del bizum que utilizamos en España. «Nosotros tenemos una cuenta en EE.UU. que abrió mi cuñado. El hermano de mi esposo, él está allá y abrió la cuenta. Ahora nosotros somos socios con él y podemos tener acceso a la misma pero desde aquí», afirma esta vendedora de frutas y verduras.

Todos los dólares que recibe por este medio van a parar directamente al extranjero. «Ese dinero no necesito retirarlo en efectivo. Yo hago mis pagos también de la misma forma por ejemplo a mis proveedores, que me cobran solo en dólares» nos cuenta Waleska.

Junto al dólar circulan otras monedas que tienen más o menos fuerza en función de la zona del país. En la frontera con Colombia se puede pagar en pesos colombianos. El euro, el oro, el café o el trueque, nos explica el economista Manuel Sutherland, también tienen presencia en la nueva economía.

Caída acumulada del PIB superior al 75%

En los últimos años el PIB ha tenido una caída acumulada en Venezuela superior al 75%, esto contrasta con los elevados precios que podemos ver en el país. El índice big mac, que se usa popularmente en todo el mundo para medir la fortaleza de una moneda basándose en el precio de una hamburguesa, se ha disparado. En Caracas comer una hamburguesa cuesta 9 dólares, es el doble que en España, y vale más que en ciudades como Dubái, Oslo o Helsinki.

Cambiamos de escenario y nos trasladamos al sector de las Mercedes; es uno de los estratos altos de la capital. En plena crisis sanitaria aquí han abierto nuevos negocios, sobre todo supermercados y restaurantes de lujo. Es difícil de entender la actividad que empieza a resurgir en una situación tan debilitada.

«Este dinero estaba fuera del país porque durante muchos años hubo una fuga de capital. Ahora, de alguna manera, está volviendo, se piensa que está regresando. Y lo está haciendo porque hay oportunidades de inversión», asegura el economista Manuel Sutherland.

Pero no todo lo que reluce es oro y esa actividad se restringe a ciertos barrios. «Han abierto supermercados, restaurantes, se construyen edificios de lujo. Pero es en sectores muy, muy, muy puntuales de la ciudad. Digamos en los sectores de alta gama, pero que de alguna manera tienen un arrastre para el resto de la economía», aclara Sutherland.

La CEPAL, el organismo económico de la ONU para América Latina y Caribe, prevé un crecimiento para Venezuela del 1% en 2022. Algunos analistas son más optimistas y calculan que podría llegar al 3%. Pero incluso a este ritmo anual, Venezuela necesitaría más de 25 años para llegar a los niveles de 2013, donde la economía tuvo un crecimiento positivo por última vez.