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La subida del precio de la energía reaviva el debate: ¿cómo regular el termostato para ahorrar en la factura?




Se acerca el verano y resurge el debate sobre cuál es la temperatura más adecuada para poner el aire acondicionado. Los expertos insisten en que no hay que pasar frío en esta temporada y aseguran que se puede ahorrar hasta un 10% de energía subiendo solo 2 o 3 grados.

Esta filosofía puede aliviar la economía de los hogares y ayudar a la ciudadanía a ahorrarse unos euros en la factura en un escenario donde hacen frente a unos precios de electricidad disparados a raíz de la guerra de Ucrania.

A nivel legislativo, Italia ha limitado la temperatura de los espacios públicos para reducir su dependencia del gas ruso. En España esta limitación ya existía, pero todavía hay una cuestión sobre la mesa: ¿se cumplen estos límites con la calefacción y el aire acondicionado, ya sea en edificios públicos o en los hogares?

Ahorro energético en invierno… y también en verano

Si se toma como referencia la norma que regula en España la temperatura en los espacios públicos en invierno, el termostato no debería superar los 21 grados. En verano, no debería bajar de los 26. Pero ¿se cumplen estas limitaciones en espacios como supermercados o cines?

«Se cumple bien en los espacios públicos oficiales, pero en los públicos privados… todos tenemos la experiencia de ver en los centros comerciales a los dependientes con chaqueta en veranoahí se podría afinar más«, explica a TVE  José Ignacio Linares, profesor de ingeniería energética de la Universidad de Comillas.

En invierno, muchos se quejan de elevados contrastes y algunos estudiantes aseguran a TVE que «en la universidad, entras en invierno y hace un calor horrible«. Pero, además, este desajuste lo perciben muchos clientes también en verano: «Hace mucho calor en la calle, entras en un centro comercial y de repente tienes frío», asegura una clienta a TVE.

En esta línea, Linares recomienda adecuar el termostato en ambas estaciones para ahorrar de forma general: «por cada grado que reduzca en invierno, se ahorra entre un 7 y un 10%. En verano, un poco más, alrededor de dos o tres grados para tener un ahorro equivalente», matiza.

Las comunidades energéticas, por un uso razonable y económico de la energía

Con una idea de fondo: el cambio climático

Son las comunidades autónomas las que tienen de vigilar que estos límites se cumplan. En muchas oficinas, el aire acondicionado funciona a más potencia de la recomendada y lograr un confort térmico es tarea complicada: «Siempre vamos en manga corta, pero eso es ya decisión de la empresa«, explica un trabajador a TVE.

Casas pasivas, una garantía de ahorro energético

Las ONG recuerdan que no solo es cuestión de ahorro, sino de planificación. «No programar adecuadamente los termostatos contribuye a crear un problema importante como es el cambio climático«. En este escenario, para los edificios administrativos, el Gobierno prepara un plan de ahorro energético.

Pero el ahorro energético no es cuestión solamente de grandes superficies u oficinas. Es, también, una de las claves de la economía doméstica de los hogares, sobre todo a raíz del encarecimiento de la electricidad y el gas impulsado por la guerra de Ucrania. Del mismo modo que en invierno los ciudadanos buscan ahorrar en su factura por la calefacción, en verano pueden hacerlo con el aire acondicionado.