Mencionó que se dedica a la labor social y da una oportunidad a las personas que han caído en el abismo de la drogadicción, alcoholismo y otros vicios que en la actualidad degradan a la sociedad.
La vida de “Don Rafa”, como conocen a Rafael, no fue color de rosa.
Recuerda que en su época de estudiante, cuando tenía 17 años, uno de sus compañeros lo invitó a probar marihuana, y a pesar de que a esa edad no consumía ni siquiera alcohol, no ocurrió nada y todo quedó allí.
Atraído. Recordó que lo peor fue en la carrera universitaria. Su sueño fue ser ingeniero agrónomo, ya que había culminado su secundaria en un colegio técnico en agricultura, pero todo se truncó porque se volvió adicto a las drogas.
Menciona que llegó un momento en que la adicción lo atrapó y atravesó momentos duros no solo para él sino para su familia.
El menú de las drogas fue creciendo y ya no solo fue la marihuana, sino base de cocaína, y alcohol.
“La drogadicción es una enfermedad obsesiva, progresiva, compulsiva y fatal, porque no solo sufre quien consume sino también su familia. Yo estuve alrededor de 9 años en este entorno”, agregó.
Otro. Sostuvo que su vida giraba en torno a las drogas, y ese joven obediente, con metas, objetivos, con propuestas, que compartía con su familia había desaparecido.
Se había convertido en alguien evasivo, prepotente, egocéntrico, que creía sabérselas todas y que no aceptaba que tenía un problema.
“Don Rafa” comentó que la etapa crítica de su adicción fueron los tres últimos años, en los que no atinaba a hacer nada, y tampoco adquiría responsabilidades de algún tipo. Tuvo problemas con muchas personas porque se creía la “mamá de Tarzán”, y a pesar de eso su esposa siempre tuvo la fe y paciencia de que él cambiaría.
Decidido. “Mi cambio comenzó cuando mi familia tomó la decisión de ingresarme en un centro de recuperación. Hace 23 años estuve internado en Manta y ese día nació otra persona”, relató.
Cornejo afirmó que cuando conoció la recuperación, pensó que podía hacer algo por los demás, y al año y medio de haberse recuperado decidió ubicar un centro de recuperación al que nombró Fe y Alegría en Calceta, cabecera cantonal de Bolívar.
Amigo. Cornejo aseguró que miles de personas, entre ellos jóvenes y adultos, han pasado y se han recuperado en su clínica que ahora lleva el nombre de “Revivir” y está ubicada en Chone.
Incluso extranjeros han conocido la recuperación y eso lo llena de mucha alegría.
“Tenemos una comunidad terapéutica con todos los permisos de funcionamiento, tengo un compromiso con Dios para ayudar a quienes necesiten, y lo seguiré haciendo hasta que el Creador me preste vida”, precisó.
“Don Rafa” es todo un personaje en la tierra de Los Naranjos en Flor y gracias a su buena voluntad ha recibido el reconocimiento de entidades públicas y privadas, inclusive deportivas.
