Su incredulidad era porque no se encontraba el cuerpo.
Sin embargo, el viernes todo cambió.
Ese día ella llegó al centro forense de Santo Domingo para observar unas osamentas que fueron encontradas el jueves en la tarde, dentro de un saco de yute, en un terreno baldío en la vía a Colorados del Búa.
Cuando Laura observó un tatuaje que todavía estaba visible en las osamentas no dudó de que se trataba de su hija, Brissa Ochoa, de 16 años, quien estaba reportada como desaparecida en el cantón Portoviejo desde el 8 de junio del 2017.
“El tatuaje con el nombre de ‘Jorge’ lo tenía en la muñeca derecha. No puede existir otro igual. Era el nombre de un novio. Además, la ropa con la que la encontraron era suya, el sostén era mío, pero ella lo cargaba. No hay duda de que es ella, es Brissa”, decía Laura mientras se encontraba en el ingreso al comité Mujer Trabajadora de Santo Domingo, donde vive.
Por partes. Ella indicó que aún faltan partes del cuerpo y que el cráneo que fue hallado el miércoles en el kilómetro 13 de la misma vía también pertenece a Brissa.
Laura asegura que su hija fue asesinada, por lo que exige a las autoridades que den con los responsables de su muerte.
“La mataron, la descuartizaron. Se presume que sería una organización juvenil. Hoy fue mi hija, mañana no sabemos si otra niña puede pasar por lo mismo. No quiero que quede impune”, indicó.
“Desde el inicio nos decían (por medio de mensajes de texto y en redes sociales) que ella estaba muerta y enterrada, pero no aparecía su cuerpo, por ello se hicieron dos excavaciones para buscarla. También nos decían que estaba siendo víctima de trata de personas”, recalcó Laura.
La primera excavación fue en el cementerio de la cooperativa Juan Eulogio y la segunda en el sector tres del mismo sitio, pero los resultados fueron negativos.
“Aún encontrándola no me siento satisfecha. Lo que han hecho con ella es inhumano”, afirmó Palma.
Recordó que Brissa era una niña inteligente, extrovertida y activa en las redes sociales.
De hecho, en la última publicación que hizo en Facebook ubicó una fotografía con un ataúd y varias personas a su alrededor con la leyenda “el día que todos te quieren…”
Laura comentó que su hija vivía con ella, pero decidió mandarla a Crucita, Portoviejo, con unos familiares debido a unos problemas que tenía en Santo Domingo (sin precisar mayores detalles).
Se presume que la adolescente escapó del lugar donde estaba y retornó a Santo Domingo. El día que regresó a tierra tsáchila habría estado en una fiesta de cumpleaños en la cooperativa Che Guevara, donde se la vio por última vez, según se informó.
Palma es de Portoviejo y la menor será sepultada en su tierra natal.
