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Geovana y Briana no alcanzaron a huir del fuego | El Diario Ecuador

Eran las 05h30, y una fuerte explosión despertó a los moradores de la ciudadela Tierra Santa de Montecristi, cerca de la vía Circunvalación.

A esa hora, las llamas ya eran visibles. Los vecinos llegaron a la vivienda afectada para intentar ayudar, pero el fuego lo cubría todo.

En la calle encontraron a la dueña de la casa, Angie Chonillo, y sus dos hijos, todos con quemaduras, pero la mujer insistía en que ayudaran a su prima Geovana, de 31 años, que permanecía dentro con su niña de un año y ocho meses. Nada se pudo hacer. El fuego no dio tregua.

Elena Molina manifestó que cuando todos despertaron ya no había mucho que hacer. Hasta los vecinos que llevaban agua para sofocar el fuego lo hacían con temor de que explosionara el cilindro de gas, y por eso decidieron alejarse.

Elena también corrió con su hija. Diez minutos después, la bombona de gas explosionó y la onda expansiva lanzó pequeños restos de la casa por el barrio.

Miembros del Cuerpo de Bomberos de Montecristi llegaron y terminaron de apagar el fuego de la casa, construida de caña y cartón prensado. Solo quedaron unos ladrillos sobre los que estaba asentada, y los hierros de los colchones, cocina y lavadora.

En medio de esto, estaban los cuerpos de Geovana y su hija, que habían llegado una noche antes a dormir a la casa de su prima.

Miembros de la Unidad de Criminalística hicieron el levantamiento de los cuerpos, que aún estaban sobre los restos de la cama, y los  llevaron al Centro Forense para la autopsia.

Adelantaron que el fuego habría iniciado por un cortocircuito y una fuga de una bombona de gas.

A Angie Chonillo y su hija las llevaron al hospital Rafael Rodríguez Zambrano, donde quedaron internadas. El otro niño sufrió heridas leves.

Estables.  Víctor Arias, jefe del área de emergencia del hospital, manifestó que las dos heridas están estables y fuera de peligro, en el área de observación.

“Las quemaduras son leves, y la persona adulta será dada de alta en las próximas horas, mientras que la menor se quedará en observación porque las quemaduras deben ser valoradas por un cirujano plástico”, dijo Arias.

Investigación.  En los exteriores del Centro Forense estaba Iván Mendoza, padre de Geovana y abuelo de Briana. A él le tocó reconocer los cuerpos y hacer los trámites para retirarlos. Estaba casi sin asimilar la noticia, un poco ido y con la voz entrecortada, las palabras se le atravesaban. Pero contó que se quedó solo. Que los tres vivían juntos desde diciembre pasado, como antes de que su Geovana se casara. 

Su hija llegó buscándolo porque había roto su matrimonio y necesitaba un lugar donde quedarse. También frecuentaba la casa de su prima, donde encontró la muerte. 

Iván conoce poco de cómo ocurrieron los hechos; lo que sabe es que no puede sepultarla hasta que la mamá de su hija llegue. Ella vive en San Lorenzo, Esmeraldas, desde que se separaron.

Acababa de despertarse cuando llegaron a avisarle de lo ocurrido. Fue hasta el sitio, pero los cuerpos ya no estaban allí, sino en el Centro Forense. 

Finalmente los llevó hasta su vivienda, en la calle 318 entre avenidas 216 y 217, del barrio 26 de Septiembre, en Manta, donde están siendo velados.

Otra de las cosas que Iván no sabe es dónde las sepultará. 

Aunque todos le dijeron que su hija y nieta murieron en un incendio, tiene un pedido: que la Policía investigue y corrobore los hechos para que no queden dudas.

Érika Palma, amiga de Geovana, también cree que estas muertes se deben investigar.