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La accesibilidad, tarea pendiente | El Diario Ecuador

El hecho sucedido hace 10 años hizo que la vida de este portovejense cambie totalmente. 

Debió adaptarse a casi todo. Ya mucho ha superado; sin embargo, él se lamenta de que aún con todos los esfuerzos que ha realizado no puede utilizar un bus para desplazarse por la ciudad.

El hombre menciona que en Manabí es misión imposible que una persona en sillas de ruedas utilice un bus, pues éstos no tienen adaptaciones o facilidades para que ingresen junto a la silla que ahora hace las veces de sus piernas.

El miércoles 24 de mayo se estacionó en la terminal terrestre e intentó subir a una unidad. Hizo el intento en seis buses y simplemente no cabía con la silla por las puertas de los vehículos. Se decepcionó.

Todo quedó registrado en un estudio que realizaron junto a un grupo de personas de la Defensoría del Pueblo, Consejo Nacional de Discapacidades y la empresa municipal de transporte, Portovial y Conadis.

El ciudadano señala que uno de los principales problemas a los que se enfrentan las personas con discapacidad es la falta de accesibilidad en buses. Explicó que si pudiera tomar un bus pagaría 15 centavos para llegar desde su casa hasta el Centro de Rehabilitación Integral Especializado (CRIE), pero como no puede debe optar por taxis que le cobran entre 2 y 3 dólares cada carrera.

Añadió que, además, en la ciudad es difícil movilizarse por la cantidad de barreras.

Casos. Karla Antón, madre de familia de la escuela María Buitrón de Zumárraga, señaló que la falta de accesibilidad es un problema tan grave que incluso los lleva a enfrentarse continuamente con conductores de buses y de taxis: Menciona que además de no tener accesibilidad, el trato de los conductores es malo y denota que no tiene paciencia.

Dijo que por eso la mayoría de las madres de familia de esta escuela, que acoge a personas con discapacidad, utilizan carros fletados, “taxi amigos de verdad”, porque, dice, los movilizan de mejor manera.

Mirella Fernández, presidenta de Adispor, la Asociación de Personas con Discapacidad, dijo que los buses no sólo no son accesibles para personas en sillas de ruedas sino para quienes portan muletas o son no videntes. 

Señaló que los asientos son incómodos, no hay rampas de acceso o el ingreso al estribo de entrada es muy alto. 

“No se cumplen las mínimas normas para poder utilizarlo”, dijo. 

Mencionó que el problema en los buses se agravó cuando decidieron no tener oficiales o controladores, que de una u otra manera ayudaban a la persona, aunque fuera dándoles la mano o ayudándoles a subir. Ahora la modalidad es que el mismo conductor cobra y controla todo.

Un estudio.  María José Fernández, coordinadora zonal de la Defensoría del Pueblo, señaló que dentro del proceso integral para hacer de Portoviejo una ciudad amigable e inclusiva con las personas con discapacidad, han realizado varios estudios y diagnósticos, pues explicó que la accesibilidad no solo es en buses, sino integral en la ciudad y sus espacios.

En todo caso precisó que el estudio a los buses arrojó que no cumplen con aspectos concretos como la accesibilidad en las puertas, pues por ninguna puede entrar una silla de ruedas. 

Aseveró que una cooperativa sí tiene el espacio para anclar las sillas de ruedas dentro del bus, mientras que otra cuenta con los asientos preferenciales; sin embargo, dijo, aquí entra otro detalle, que la ciudadanía aún no es sensible con esta causa y, por ejemplo, ocupa el espacio para anclaje de las sillas, lo mismo que los asientos preferenciales.

Indicó que ella misma presenció cuando una persona no vidente subió al bus, explicó su problema y pidió el asiento, pero quienes iban allí se hicieron los desentendidos y no se lo facilitaron.

Todo el estudio realizado lo entregaron a Portovial para que se encargue de la segunda parte, dijo.

>Portovial. Gustavo Barrera, gerente de la empresa Municipal de Tránsito Portovial, señaló que, efectivamente, hay muchas cosas que corregir en la transportación. Dijo que Portovial realiza un estudio de mejoras en el transporte. 

Allí, indica, los dueños de buses deben acoger las normas Inen de accesibilidad para las personas con discapacidad. Dijo que esa normativa debe ser respetada. Ahora el proceso es compartido con las operadoras de buses urbanos y esperan en seis meses ya aplicar los cambios. Dijo que serán muy estrictos con el tema de las rampas, las puertas accesibles para sillas de ruedas y la implementación de asientos especiales en las unidades.

Mirella Fernández, la presidenta de Adispor, menciona que están atentos a que esto se cumpla, pues aseguran que muchos del gremio desisten de utilizar estas unidades por la falta de accesibilidad.

Recorrido en bus. Un equipo de El Diario se subió a un bus sin problemas. Tres personas de la tercera edad eran los únicos pasajeros. La unidad avanza a El Paseo Shopping, allí suben cinco más y sigue rumbo a la terminal terrestre. En esto se quedan los tres adultos mayores, pero en cambio suben estudiantes, empleados, enfermeras, algunos en sus rostros denotan la desesperación del que va atrasado. El bus hace tres amagos de salir, pero debe esperar por estudiantes que corren para alcanzarlo, al final todos los asientos se ocupan y dos pasajeros van parados agarrados del tubo horizontal del bus. Una chica de mala gana se sentó en un asiento dañado.

En el centro de la ciudad, en cada parada se van bajando pasajeros, a la altura de la Universidad Técnica de Manabí se queda la mayoría de jóvenes cargados de sueños y tareas. Otro grupo más sube y se hacen bromas aliviados de que se terminó una jornada más.

El bus llega a la ciudadela Municipal. En ese momento ya quedan pocos en los asientos. Se mete por una de las arterias del sector y sale al paso lateral. En ese momento los últimos se terminan de bajar en el Registro Civil, solo quedan dos periodistas. El conductor extrañado les pregunta hasta dónde van porque ya llegó a su destino frente al recinto ferial de la Cámara de Comercio, luego se baja y aclara que en unos minutos vuelve a salir.

Efectivamente, el bus sale y llega a Solca, donde se suben decenas de pasajeros, unos con sus rostros aliviados luego de recibir el diagnóstico salvador de un oncólogo, otros con los ojos llorosos y tensos con el informe infame que los condena a ellos o un familiar. 

El bus avanza, se vuelve a meter a la Municipal, ingresa a la ciudad, se llena, llega a El Shopping, regresa a El Diario. En ningún momento se subió una persona con discapacidad. “Es que no hay manera”, dicen ellos.

EL PLAN CIUDAD TAMBIÉN CONSIDERA LA ACCESIBILIDAD

Los estudios del Plan Ciudad de Portoviejo han puesto énfasis en el problema de la casi nula accesibilidad que existe para las personas con discapacidad.

Gustavo González, director del Plan, explicó que en esta normativa se establece que las veredas tengan una línea podo-táctil; es decir, ranuras de distintas dimensiones en el suelo que sirven de guías a las personas no videntes que se ayudan con su bastón. 

Los semáforos deben tener sonidos informativos y las veredas contar con pendientes que terminan en cero con la calle. Además se deben eliminar las barreras en los portales, pues el 90 por ciento tiene problema en la capital manabita.

El Plan Ciudad también incentiva el uso de bicicletas y la movilidad peatonal, lo que requiere sobre todo seguridad, es por ello que se consideran accesos, señalética, entorno ameno, confort ambiental, seguridad en movilidad.

Incluso se destaca la posibilidad de tener ciclo rutas para atravesar Portoviejo por medio de las riberas del río y acceso desde varios sectores como una ruta desde Los Florones – el puente Chile – parque La Rotonda hasta El Negrital. 

Otra ruta considerada es la que va desde la Piñonada-San Alejo, hasta llegar a Picoazá.