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Perdió una parte de sus intestinos en un ataque con un picahielo | El Diario Ecuador

 Sus intestinos no tienen el tamaño normal después de una cirugía a la que debió ser sometido de urgencia por las heridas que sufrió en un ataque.

Según los médicos, debido a esto, el proceso digestivo es más rápido.

Lúber sonríe. Se toca el abdomen y desliza sus dedos por una gran cicatriz.

“Ahora no siento rencor ni nada malo en contra de nadie. En ese momento no pensé las consecuencias de luchar por los intereses de mi familia”, sostuvo.

Intriago habita en El Florón 5 de la parroquia Andrés de Vera.

Sale cada madrugada de su vivienda para ir al mercado 1, donde compra pescado que luego vende en su barriada. Lleva 18 años en esta actividad, y gracias a ella ha podido sostener su hogar, conformado por su esposa y cuatro hijos. 

Salida. Cierta madrugada, en el año 2003, recordó, tomó su triciclo, salió de su casa y partió al mercado para abastecerse de pescado. 

No llegaba a la toma de agua (Loma Blanca) y sintió que una persona se abalanzaba sobre él, mientras que otro le daba golpes de puño en el rostro y tórax.

Lúber presintió que lo querían asaltar, y en lugar de ceder a las intenciones de los antisociales, comenzó a pelear.

No le importó estar en desventaja numérica. Se defendió con todas sus fuerzas para evitar que se le llevaran el dinero, ganado en base a esfuerzo y sacrificio.

Defensa. “Me di cuenta de que eran jóvenes y flacos, no estaban en condición de dar pelea”, expresó Intriago.

Aunque se jacta de no ser conflictivo, dijo que está allí para quien lo busque, en este caso los pillos que lo querían despojar de su dinero. 

Los cacos, ante el escándalo y la posible ayuda de los vecinos, usaron un objeto puntiagudo para lastimar a su víctima. Era un picahielo. Lo hundieron en el abdomen de Intriago y luego huyeron.

El comerciante de pescado, al sentirse herido, se tiró al suelo. La herida era dolorosa. Se la cubrió con la mano y volvió a su casa para respaldarse en su familia.

En su casa relató lo acontecido a sus parientes, quienes lo acompañaron a la emergencia del hospital Verdi Cevallos en busca de atención.

Luego de la espera los galenos lo revisaron y enviaron a Lúber a su casa, ya que al parecer el objeto no causó complicaciones. 

Pero por tratarse de un objeto acerado, la herida diminuta se cerró. Fue en la mañana que su abdomen se hinchó, por lo que debió acudir nuevamente al hospital.

Ahora sí, con mayor tiempo y evidenciando una dolecencia seria, se le realizaron exámenes que permitieron descubrir que el picahielo había dañado el intestino grueso en varias partes. Por tanto, debieron operarlo de forma emergente. 

La cirugía lo llevó a estar tres meses en cama.