Los jueces del Sexto Tribunal de Garantías Penales de Manabí determinaron que el agente Carlos Ubillús utilizó su arma de fuego en legítima defensa durante un asalto registrado el 28 de abril en la calle 103 y avenida 118.
Desde ese día el policía fue instruido en la Fiscalía de Manta por el delito de homicidio culposo, cuya sanción es de 12 a 15 años de prisión.
El abogado Marcelo Ponce informó que en el juicio logró demostrar que el agente era inocente.
“Cuando reportaron el asalto al ECU-911, mi cliente acudió a atender la emergencia y en una persecución se produjo la muerte”, expresó.
Ponce explicó que los jueces comprobaron que Pincay cometió el asalto en complicidad con un cómplice, y mientras ambos escapaban en una motocicleta se originó el operativo.
Pincay quiso atentar contra la vida del policía que los seguía, luego Ubillús sacó su pistola Glock y le disparó. El sospechoso cayó al piso y en cuestión de segundos murió, añadió el abogado.
Ponce manifestó que Ubillús entregó su arma de fuego y se sometió a la investigación de la Fiscalía porque sabía que había cumplido con todos los factores para actuar en legítima defensa.
“La investigación determinó que mi cliente actuó de forma racional al disparar solo una vez, al enfrentar una agresión ilegítima por parte del presunto delincuente. Además actuó de forma profesional, sin caer
en la provocación”, agregó el abogado.
Ubillús dijo que sufrió siete meses junto con su familia. “Fue terrible enfrentar este proceso. En un momento llegó a convertirse en una situación difícil para mi madre, hermanos y amigos”, agregó. Él sigue en las filas de la Policía.
Impugnación. El fiscal Paco Delgado manifestó que los jueces consideraron que el policía actuó de forma legítima porque el sospechoso iba armado y en la escena encontraron su pistola.
“Ahora la Fiscalía espera recibir la sentencia para emitir un pronunciamiento oficial sobre si apela o no la condena”, agregó.
El abogado Leonardo Zavala, quien representa a la familia de Pincay, dijo que los jueces nunca valoraron las versiones de unos testigos que ellos presentaron, y por eso analiza si impugnará la sentencia.
“Mi cliente no era delincuente. Era un comerciante de pescado que tenía 24 años y era padre de dos hijos”, expresó. Zavala aclaró que hubo un arma incautada, pero nunca se pudo comprobar que pertenecía al fallecido.
“Hubo testigos que nunca vieron armado a Pincay. Esa es nuestra prueba”, agregó. Pincay vivía en el barrio La Florita.
