La noticia le cayó como balde de agua fría cuando un amigo se la contó.
La desgracia ocurrió en el año 2000, cuando Alfonso vivía en el cantón 24 de Mayo.
Recuerda que en aquella época viajó hasta Portoviejo a retirar dinero de una entidad financiera, cuando un amigo se le acercó para abrazarlo y darle sus condolencias por la irreparable pérdida.
Alfonso se quedó sorprendido porque no entendía lo que estaba sucediendo y le pidió detalles de lo ocurrido.
La noticia. El amigo le dijo que Máximo Villamar, hermano mayor de Alfonso, había sido asesinado al salir de su casa, ubicada en la calle 20 de Julio y Manuel Moreira, de Portoviejo.
La víctima, quien vivió cerca de un año en Venezuela, había regresado a su tierra natal para emprender un negocio.
Alfonso narra que Máximo se dedicaba a la entrega de huevos en las tiendas de la ciudad.
De acuerdo al protagonista de esta historia, su hermano era una persona tranquila que no tenía enemigos y que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.
El hombre dejó cuatro hijos en la orfandad y sus restos reposan en el cementerio general de Portoviejo.
Sobre la persona que acabó con la vida de Máximo, su hermano dice que fue identificado, pero la justicia no actuó.
Sin embargo el destino se encargó de darle su respectivo castigo.
“Al poco tiempo este sujeto fue asesinado en Quevedo”, cuenta Alfonso, agregando que el recuerdo de su hermano sigue presente en la familia.
Diariamente tratan de asimilar esta pérdida, pues aún no entienden las injusticias que la vida tiene preparadas.
