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Salió de su casa en la búsqueda de sueños y murió ahogado | El Diario Ecuador

El hombre, de 19 años de edad, quería terminar la secundaria y luego ingresar a una escuela de conducción profesional para sacar la licencia y trabajar en algún vehículo de transporte.

Sin embargo, sus anhelos se truncaron cuando una tarde, luego de jugar con su mascota, se lanzó al río. Luego gritó un par de veces pidiendo auxilio, pero su cuerpo se sumergió y de él no volvieron a saber nada. 

La tragedia se dio el 27 de mayo pasado y el cuerpo apareció tres días después flotando en el río Blanco de Esmeraldas.   

Sueños. Nereida Vélez, mamá de Francisco Javier, expresó que a pesar de haber nacido y crecido en la parroquia Calderón, no tuvo ninguna atracción para estudiar en su provincia, así que se contactó con un tío en Esmeraldas, quien le dijo que allá había la posibilidad de estudiar y a la vez trabajar para ayudarse, ya que él no tenía ningún inconveniente para que fuera a su casa y se hospedara por el tiempo que deseara.

También le dio su respaldo irrestricto para que pudiera estudiar en el colegio Agropecuario, donde se mentalizó a concluir su proyecto de estudio.

Alegre. El día que se fue lo hizo con mentalidad positiva, reveló su madre, agregando que no podía irse en contra de sus aspiraciones, así que lo respaldó para que se fuera tranquilo.

En su mochila, precisó, guardó los mejores deseos; se entusiasmó colocando sus cosas en el bolso hasta que le tocó partir. 

“Era un joven tranquilo, honesto y responsable. Le gustaba jugar ecuavoley, ya que frente a la casa hay una cancha para esa clase de deporte”, indicó Vélez.

Cuando desapareció de las aguas, agregó, faltaban cinco días para cumplir dos meses fuera de su casa.

Confiados. El 27 de mayo, Francisco Javier partió al río Blanco de Quinindé, luego de haber culminado su jornada laboral en una vidriería de la ciudad. 

Hasta donde saben, según la mamá, primero jugó con  su mascota y con uno de sus primos.

Los jóvenes, al parecer, se confiaron de la aparente calma de las aguas, así que luego de correr decidieron lanzarse un clavado y nadar.

Francisco llegó más lejos y su acompañante no avanzó tanto como él, así que optaron por volver a la orilla. 

“De pronto comenzó a luchar contra la corriente”, citó Vélez. ‘Auxilio, auxilio’, gritó el portovejense y luego se sumergió para no ser visto más. El acompañante corrió por ayuda y pese a la búsqueda no hubo resultado alguno.

El cuerpo reflotó a tres horas de distancia. Los habitantes del sector aseguraron que debajo del río hay remolinos permanentemente y eso ha cobrado la vida de muchas personas.

Los restos del portovejense fueron sepultados en Calderón. Era el mayor de cuatro hermanos.