El presidente Joe Biden firmó el miércoles un decreto que ordena formalmente una revisión por 100 días del gobierno a las cadenas de suministro globales y las vulnerabilidades potenciales de EE.UU. en industrias clave, como procesadores de computación, baterías de vehículos eléctricos, productos farmacéuticos y minerales críticos usados en la electrónica.
“No debemos tener que depender de un país extranjero, especialmente si no comparte nuestros intereses y valores, para proteger y facilitar a nuestra gente durante una emergencia nacional”, dijo Biden.
La orden tiene como objetivo evitar que se repita la grave escasez de equipos de protección personal, como máscaras faciales y guantes, que experimentó el país durante los primeros meses de la pandemia de coronavirus el año pasado.
También tiene lugar en un momento en que los fabricantes de autos de EE.UU. están enfrentando una falta de semiconductores, elementos críticos de los sistemas de navegación y entretenimiento en los vehículos modernos.
«La pandemia de COVID-19 ha resaltado la necesidad de cadenas de suministro resistentes y manufacturas domésticas robustas, para que todos los estadounidenses tengan acceso a bienes y servicios esenciales en tiempos de crisis”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, a los reporteros.
Además de la revisión de 100 días a las cuatro principales industrias clave, el decreto de Biden también instruye revisiones durante todo el año a seis sectores: defensa, salud pública, tecnología de la información, transporte, energía y producción de alimentos.
Biden dijo que su administración implementará las recomendaciones tan pronto estén disponibles. “No vamos a esperar a que la revisión esté completa para empezar a cerrar las brechas existentes”.
Según un alto funcionario de la administración, las revisiones seguirán el modelo del proceso del Departamento de Defensa para evaluar y fortalecer la base industrial de defensa y podría incluir la invocación del presidente a la Ley de Producción de Defensa u otros incentivos financieros.
La Ley de Producción de Defensa es el principal recurso de las autoridades presidenciales para acelerar y expandir el suministro de materiales y servicios de la base industrial de EE.UU. necesarios para promover la defensa nacional.
Expertos de cadenas de suministros aplaudieron la decisión del gobierno.
“Podemos hablar todo lo que se quiera acerca de comprar productos estadounidenses, pero si no hemos asegurado el funcionamiento de la cadena de distribución seguiremos teniendo escaseces y desabastecimientos”, dijo Nada Sanders, una profesora de administración de cadenas de suministro de Northeastern University.
Aunque la mayoría del trabajo para asegurar que las cadenas de suministros sean resistentes ocurre en el terreno, el apoyo federal para examinar el problema es percibido como crítico para ayudar a las compañías estadounidenses a invertir estratégicamente y ser más ágiles para reaccionar a las fluctuaciones de oferta y demanda en tiempos de crisis.
La administración Trump impulsó también las inversiones para reforzar las cadenas de distribución, principalmente a través de recortes de impuestos para incentivar a las empresas a traer de regreso las manufacturas a EE.UU.
En abril de 2020, Trump invocó la Ley de Producción de Defensa para aliviar problemas de cadenas de suministros encontrados en la fabricación de ventiladores y mascarillas N95.
Funcionarios dijeron que la estrategia de Biden para proteger la cadena de suministros es diferente al enfoque proteccionista de Trump.
“Este esfuerzo no será sobre Estados Unidos trabajando solo”, dijo Sameera Fazili, subdirectora del Consejo Económico Nacional en una conferencia de prensa. “Estamos comprometidos a trabajar con socios y aliados para reducir las vulnerabilidades”.
