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Cuba quiere exportar medicinas a Estados Unidos

Cuba exporta a 51 países vacunas, kits de diagnóstico y medicamentos desarrollados por su Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), el mayor centro de investigaciones en la isla. Pero excepto un pequeño envío para una prueba clínica, Estados Unidos no es uno de esos países.

Pero a los científicos de este amplio complejo en la zona habanera de Cubanacán les gustaría cambiar eso. Ellos ven a Estados Unidos como un mercado natural donde los diabéticos y pacientes de diferentes tipos de cáncer no reciben tratamientos desarrollados en este centro pionero.

Para Cuba, necesitada de dinero en efectivo, la ecuación es simple: Estados Unidos no solamente está cerca, sino que tiene una enorme cantidad de pacientes que pueden beneficiarse de medicamentos y vacunas desarrolladas contra innumerables obstáculos en el principal centro de investigaciones de la isla, y exportar esos productos al mercado estadounidense pudiera generar ingresos.

“Algunas veces no entiendo por qué nuestros países no aprovechan esta excelente oportunidad de trabajar juntos”, dijo Manuel Rafael Raíces Pérez-Castañeda, biólogo y director de fomento empresarial del centro. “Enfrentamos problemas similares. ¿Por qué no centrarnos en los problemas que podemos solucionar juntos, y no las diferencias?”.

Los investigadores cubanos han desarrollado tratamientos que están mostrando potencial en todo el mundo, y a pesar del embargo y el enfriamiento en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, están muy interesados en el mercado estadounidense. La primera prueba clínica de una vacuna cubana para el cáncer de pulmón se realiza en el Roswell Park Cancer Institute en Buffalo, Nueva York.

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Cecilia Sagardoy y Yordanka Mascorrot, especialistas en péptidos, trabajan en el laboratorio químico del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología en La Habana.

Emily Michot [email protected]

Aunque la Oficina Federal de Patentes y Marcas Comerciales había aprobado 99 patentes de productos biotecnológicos cubanos hasta diciembre del 2015, en este momento ningún medicamento cubano está registrado ante la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ni se vende en Estados Unidos.

El proceso de inscripción es complejo y costoso, tanto que Cuba decidió entrar a otros mercados de acceso más fácil. A pesar del deseo de Cuba de entrar al mercado estadounidense, el país sufre desde hace meses de escasez de medicamentos y necesita renovar su industria farmacéutica.

Los cubanos dicen que se levantan antes del amanecer y hacen fila para comprar medicamentos por receta, o acuden al mercado negro. Un artículo reciente en la revista cubana Bohemia culpó la escasez a la falta de financiamiento de la producción, escasez de materia prima, “indisciplina” en la cadena de suministros y falta de control en las farmacias.

Mientras tanto, en el CIGB siguen las investigaciones. Una vacuna para la hepatitis B (Hebernasvac) y tratamientos para el pie diabético, y el cáncer de piel, son algunas de las innovaciones cubanas que los investigadores dicen tienen el mayor potencial en el mercado estadounidense. Pero antes que se puedan comercializar, deben ser sometidas a pruebas clínicas aprobadas por la FDA.

Los científicos cubanos dicen que uno de sus productos más prometedores es el Heberprot-P, que se inyecta como tratamiento del pie diabético. Más de 30 millones de estadounidenses —aproximadamente 9.4 por ciento de la población— padecen de diabetes, y los investigadores cubanos dicen que necesitan la Herberprot-P como forma de prevenir una de las complicaciones más devastadoras de esa enfermedad: úlceras profundas que pueden llegar al hueso y provocar gangrena.

Uno de cada cuatro diabéticos sufre de pie diabético en algún momento.

La diabetes con frecuencia causa daños en los nervios (neuropatía) y como los diabéticos sufren de pérdida de sensaciones en las piernas y pies, quizás no noten una ampolla o llaga hasta que está infectada, que entonces es difícil de tratar. Las ulceraciones son unas de las mayores causas de hospitalización de los diabéticos y con frecuencia son un precursor de la amputación.

No puedo creer que [Cuba] quiera más oportunidades para sus exportaciones. Tuvieron dos años con el gobierno de Obama, y el gobierno de cubano no hizo virtualmente nada cuando podían haber logrado algo.

John Kavulich, presidente del U.S.-Cuba Trade and Economic Council

Todos los años, unos 108,000 estadounidenses llegan a este punto y hay que hacerles una amputación debido a complicaciones de la diabetes, según el informe más reciente de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC).

“El uso de Heberprot-P pudiera prevenir una gran cantidad de amputaciones en Estados Unidos”, dijo Merardo Pujol Ferrer, el director de fomento empresarial de Heber Biotec, la empresa comercializadora de productos del CIGB. Heberprot-P ya tiene patente en al menos 18 países, incluido Estados Unidos.

Heberprot-P, que contiene factor recombinante de crecimiento epidérmico (EGF), se inyecta en la llaga y crea un microentorno no diabético que ayuda en la sanación de la lesión. Los estudios clínicos cubanos han determinado que acelera la sanación sin efectos secundarios serios y reduce el riesgo de amputación.

Un estudio entre 61 diabéticos escogidos al azar por médicos en el Centro de Servicios Ambulatorios del Hospital United Christian de Hong Kong concluyó que el uso de EGF in combinación con los cuidados normales de los pies “mejora significativamente la sanación de las úlceras del pie diabético”. Estudios científicos en Turquía, Grecia y Vietnam arrojaron resultados similares.

Los científicos cubanos mostraron fotografías de úlceras de pie diabético antes y después del tratamiento. La primera imagen mostraba una úlcera grande en el pie de un paciente. En la segunda, tomada 83 días después, se veía que la úlcera estaba sanada. En los últimos tres años, 13,000 pacientes han sido tratados con Heberprot-P en Cuba y ha habido menos de 500 amputaciones, según los investigadores del CIGB.

Más de 71,000 pacientes cubanos han sido tratados con el productos, además de 300,000 a nivel mundial. En los materiales de mercadotecnia, Cuba afirma que el índice de sanación ha excedido el 80 por ciento en el tratamiento del pie diabético.

El emprendedor Richard Branson, fundador del Virgin Group, está entre los defensores del Heberprot-P, registrado oficialmente en Cuba desde el 2006.

“Dicho simplemente, los estadounidenses están perdiendo vidas porque no tienen acceso al desarrollo científico en Cuba, y los cubanos están perdiendo oportunidades de avance en la colaboración con Estados Unidos”, escribió Branson en su blog en noviembre. “Si se antepone la salud y la ciencia a la política, se pueden salvar muchas vidas”, dijo.

Branson conoció de las investigaciones cubanas de mano de Fidel Antonio Castro Smirnov, uno de los nietos del fallecido gobernante Fidel Castro y profesor de Física Nuclear en La Habana. Castro Smirnov acompañó a Branson durante un reciente viaje del empresario a Cuba.

A lo largo de los años, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro otorgó unas pocas licencias para importar Heberprot-P para pruebas clínicas, pero no está claro si se realizó alguna investigación en Estados Unidos.

En el 2013, Joe García, el entonces congresista demócrata de Miami, apoyó esfuerzos por importar Heberprot-P para pruebas en Estados Unidos. Aunque García fue criticado por colegas de la delegación legislativa cubanoamericana, en ese momento dijo: “Esto es algo que puede salvar vidas. Esto es un asunto médico. No voy a ser la persona que decide que la gente tiene que sufrir debido al embargo”.

Más de 100 legisladores federales firmaron una carta envida al entonces secretario del Tesoro, Jack Lew, exhortando a la OFAC a autorizar la importación del medicamento para pruebas clínicas, así como una autorización separada para ventas a futuro.

Pero a tenor con los cambios en la regulaciones de octubre de 2016, las compañías estadounidenses ya no necesitan solicitar una licencia específica a la OFAC para importar productos farmacéuticos cubanos si la FDA autoriza pruebas clínicas o si autoriza las ventas comerciales. Unos meses antes del cambio en las reglas el año pasado, la OFAC autorizó a Mercurio Biotec, una pequeña compañía de Ohio, a importar el medicamento contra las úlceras para realizar pruebas clínicas. El Miami Herald no logró comunicarse con la empresa por teléfono ni correo electrónico.

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Estos medicamentos fueron desarrollados en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología en La Habana.

Emily Michot [email protected]

Cuba realizó su primer congreso internacional sobre el control de la diabetes y sus complicaciones en el 2010. Seis médicos de Estados Unidos asistieron. Al congreso más reciente, en el 2016, asistieron 51 médicos de Estados Unidos. Para el próximo congreso, en el 2018, Raíces Pérez-Castañeda espera que en Estados Unidos se esté realizando una prueba clínica del Heberprot-P.

“Evidentemente, ahora hay más dificultades [con el gobierno de Trump]”, dijo. “Antes, la puerta estaba abierta”.

John Kavulich, presidente del U.S.-Cuba Trade and Economic Council, dijo que la falta de acceso al mercado es parcialmente culpa de Cuba. “No puedo creer que quieran más oportunidades para sus exportaciones. Tuvieron dos años con el gobierno de Obama, y el gobierno cubano no hizo virtualmente nada cuando podían haber logrado algo”.

Kavulich dijo que el gobierno de Obama también pudiera haber hecho más por impulsar las relaciones de negocios con Cuba. “Se hizo tan poco que ello ha permitido que el gobierno de Trump se encuentre con una situación” en la que puede erosionar la relación, dijo.

A pesar del embargo, hay alguna actividad comercial de medicinas y equipos médicos entre Cuba y Estados Unidos. Pero no es fácil.

Aunque ya no se exige el pago por adelantado para productos médicos, hay condiciones como la verificación in situ y la certificación de que las exportaciones solamente beneficiarán al pueblo cubano que algunas compañías se han alejado de ese obstáculo adicional. La ley estadounidense también exige una expectativa razonable que cualquier exportación estadounidense no se use para la tortura o abusos a los derechos humanos.

Durante un discurso en noviembre en la ONU, el canciller cubano Bruno Rodríguez se quejó de que el año pasado Medicuba, importador y exportador oficial de suministros médicos, había solicitado comprar productos a 18 compañías estadounidenses que se negaron o nunca respondieron.

Las que respondieron citaron el embargo como razón para no hacer negocios con Cuba, dijo. Pero bajo las exenciones al embargo, los productos alimentarios, medicinas y equipos médicos se pueden exportar a la isla desde 1992. El año pasado, empresas estadounidenses exportaron a Cuba $6.12 millones en productos médicos, y hasta octubre de este año la cifra asciende a $4.59 millones. En este momento no se importan a Estados Unidos medicamentos cubanos, excepto el CIMAvax para las pruebas clínicas.

“Para llevar las cosas al nivel siguiente, Cuba necesita relacionarse con compañías farmacéuticas y de biotecnología”, dijo Richard Feinberg, profesor de Política Económica Internacional en la Universidad de California en San Diego.

Además del Heberprot-P, a los científicos del CIGB les gustaría ver otras innovaciones cubanas en el mercado estadounidense: una terapia para el cáncer de la piel (CIGB-128) que contiene interferón alfa y gamma, que se inyecta tres veces a la semana; una vacuna contra la hepatitis B que se usa ampliamente en la isla y ha reducido la cantidad anual de casos a solamente unos pocos; y Proctokinasa, un tratamiento para la hemorroides.

La CIGB-128 se usa ahora en los policlínicos cubanos que tratan a muchos trabajadores agrícolas que pasan muchas horas bajo el sol. “En 60 por ciento de los casos, las lesiones desaparecen”, dijo Raíces Pérez-Castañeda. “Pudiéramos crear una relación muy positiva entre Cuba y la Florida para estos tratamientos”.