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El aborto espontáneo de Michelle Obama abre charla sobre una pérdida difícil de enfrentar

El aborto espontáneo es “solitario, doloroso y desmoralizante”, escribió Michelle Obama en su nuevo libro de memorias. Se estima que es responsable de que uno de cada cinco embarazos se interrumpa abruptamente antes de las primeras 20 semanas de gestación.

La revelación de la ex primera dama sobre los problemas de fertilidad, incluyendo un aborto espontáneo, que ella y el ex presidente Barack Obama sufrieron, ha generado charlas sobre esta pérdida común, que muchas veces no se comprende bien.

Los psicólogos dicen que la ignorancia puede contribuir al costo emocional y psicológico de perder un embarazo, aislando a las mujeres y a sus parejas, y dejando a sus seres queridos sin saber cómo consolarlos.

Casi cinco años después, Becky Shaw, de Woodbridge, Virginia, todavía recuerda como buscó desesperadamente a una amiga cuando sufrió un aborto espontáneo. El trauma comenzó al principio de su primer embarazo. Shaw, ahora de 35 años, había tenido un poco de sangrado cuando ella y su esposo se presentaron para su chequeo de rutina en la Nochebuena de 2013. La enfermera que realizó el ultrasonido llevaba puesta una gorra de Santa Claus.

“Una sabe cuándo algo anda mal”, dijo Shaw. “La enfermera se limitaba a mirar la pantalla hasta que me dijo: ¿puede aguantar la respiración?”.

La enfermera trataba de encontrar el latido del bebé que, según dijo, era peligrosamente bajo y podía detenerse. Durante semanas, Shaw se sintió “como una bomba de tiempo”. Sufrió un aborto a principios de enero.

Shaw dijo que es importante que una mujer como Michelle Obama hable sobre su propio caso. “Hace que la gente se sienta menos sola”, dijo. “La pérdida de mi bebé me destrozó, y eso que pude contar con los mejores amigos y con los mejores médicos”.

Muchos consejeros de duelo están elogiando a Obama por iluminar —y normalizar— el aborto espontáneo, al ayudar a las familias a lidiar con su propia pérdida.

“Qué regalo”, señaló Helen L. Coons, psicóloga clínica de salud especializada en salud conductual de la mujer de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado.

El aborto espontáneo, o la pérdida de un embarazo antes de las 20 semanas, es tan común que las mujeres a menudo no hablan sobre sus embarazos hasta después del primer trimestre. Las mejoras en la detección temprana del embarazo y los tratamientos de fertilidad han aumentado la probabilidad de que las parejas se enteren que han tenido un aborto espontáneo, antes ni siquiera sabían que estaban embarazadas.

Los riesgos son mayores para las mujeres de raza negra, que son más propensas a experimentar pérdida de embarazo que las de raza blanca. (Los bebés de raza negra también son mucho más propensos a morir durante su primer año de vida, según datos recientes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC)).

Pero a pesar de ser algo tan común, el aborto espontáneo no se entiende. Una encuesta realizada en 2015 reveló que muchas personas no entienden sus causas, y más de una quinta parte de los encuestados dijeron que creían lo provocaba el estilo de vida (como fumar o beber alcohol). En realidad, la mayoría de los abortos espontáneos ocurren por problemas genéticos.

Otros factores que los encuestados identificaron erróneamente como causas potenciales incluyeron: levantar objetos pesados (64%); haber tenido una enfermedad de transmisión sexual (41%); e incluso discutir acaloradamente (21%).

No es fácil descubrir la causa del aborto espontáneo y las mujeres frecuentemente se culpan a sí mismas (en la encuesta fueron el 47%).

Algunas mujeres también piensan que son infértiles, lo que reaviva problemas de identidad para las que se ven a sí mismas como destinadas a la maternidad.

Los psicólogos dicen que también es importante reconocer el dolor de la pareja o del cónyuge, que puede procesar las emociones de manera diferente.

El aislamiento puede exacerbar esos sentimientos, incluyendo la creencia de algunas mujeres de que “su cuerpo las defrauda”, dijo Coons, de la Universidad de Colorado.

Nancy Molitor, psicóloga clínica y profesora de la Facultad de Medicina Feinberg, de la Universidad Northwestern, dijo que se hizo la misma pregunta cuando sufrió su propio aborto: “¿Qué he hecho mal?”.

Hoy en día, es más probable que las mujeres hablen con sus amigos y otros seres queridos sobre esta pérdida, aseguró Molitor, lo que les hace darse cuenta que no están solas, ayudando así a eliminar parte del estigma. Pero incluso en 1996, cuando ella sufrió su aborto, “nadie hablaba de ello”, dijo.

Las parejas que abortan se sumergen también en un dolor que no tiene reglas o rituales establecidos. Stefania Patrizio, de Filadelfia, y su esposo, esperaron hasta que ella cumplió 12 semanas para decirles a sus familiares y amigos que estaba embarazada. Ya se le notaba cuando sufrió un aborto espontáneo alrededor de la semana 20.

“Mucha gente no supo cómo manejarlo, porque es un tipo diferente de dolor, es un tipo diferente de muerte, porque no es alguien que uno conozca”, dijo. “Es el dolor por un sueño roto”.

Concebir a su hija, que nació casi un año después de su aborto espontáneo, no alivió sus temores. “No quería hablar. No quería emocionarme”, dijo Patrizio, que ahora tiene 34 años. “Incluso el simple clic de la máquina de ultrasonido me causaba mucha ansiedad”.

Los psicólogos enfatizan la importancia de que las mujeres que se recuperan de un aborto espontáneo construyan una red de apoyo.

Coons recomienda que las mujeres embarazadas hablen con al menos una o dos personas cercanas para que puedan contarles sobre cualquier temor que tengan. Eso podría significar revelar un embarazo temprano a amigas antes de hacerlo público, para que no sólo puedan hablar de sus ansiedades sino también tener a sus seres queridos listos para ayudar en caso de que algo salga mal.

Aline Zoldbrod, psicóloga con sede en Boston que dirige SexSmart.com y ha escrito sobre infertilidad, recomienda a los seres queridos que eviten usar frases como “tendrás otra oportunidad” para consolar a las que han perdido un embarazo, lo que puede parecer que no legitiman su pérdida. Dijo que decir “lo siento mucho” puede ser suficiente.

En ausencia de ceremonias establecidas, muchos han encontrado paz en sus propios rituales o recuerdos. Después de perder el embarazo, Patrizio y su esposo lloraron juntos, viajaron a Escocia. A la vera de un lago, celebraron su propia ceremonia, leyendo un poema antes de tirar al agua algunos recuerdos del embarazo. Era una niña y su nombre iba a ser Cecelia.

“No quiero decir que lo superas”, dijo Shaw. “Es como tu nueva normalidad”.

La cobertura de KHN de estos temas cuenta con el apoyo de The David and Lucile Packard Foundation y la Heising-Simons Foundation.