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El Gobierno defiende su felicitación a Trump por cortesía política y diplomática

Madrid, 25 ene (EFE).- El Gobierno asegura que la felicitación que el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, envió al nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, tras su victoria electoral, responde a «criterios básicos de cortesía política y diplomática internacionales».

En su respuesta a una pregunta por escrito de la diputada socialista Meritxell Batet, el Gobierno defiende el contenido del telegrama que envió Rajoy a Trump tras los comicios estadounidenses del pasado mes de noviembre.

Rajoy felicitó al nuevo presidente de EEUU por su victoria, destacó la «vitalidad» de la democracia estadounidense y le expresó su «más alta consideración y estima».

El jefe del Ejecutivo se mostraba además «plenamente convencido» de que durante el mandato de Trump se reforzarán las relaciones bilaterales en todos los ámbitos en búsqueda del bienestar y la prosperidad de los ciudadanos.

En su pregunta al Ejecutivo, Batet reprochaba a Rajoy que en su mensaje no recordara a Trump, a diferencia de otros mandatarios europeos, que la relación bilateral debe estar basada en el respeto a la dignidad de las personas independientemente de su origen, color de piel, religión, sexo u orientación sexual.

Una actitud que, a juicio de la diputada socialista, supone una línea de política exterior «sumisa y conformista» con la administración Trump.

Por contra, el Gobierno argumenta que esta felicitación obedece a la «cortesía política» y también a un «prudente y legítimo deseo» de que España siga manteniendo unas relaciones «buenas y provechosas» con EEUU, así como de defender los intereses presentes y futuros de España en el país.

«En consecuencia, a trabajar conjuntamente con un nuevo presidente y Administración federal de un país amigo, aliado y socio fundamental para España en muchos aspectos», remarca.

A juicio del Gobierno, la felicitación de Rajoy hace una referencia a la búsqueda del bienestar y prosperidad de los ciudadanos de ambos países, «lo que incluye el respeto a la dignidad de las personas y el rechazo de cualquier forma de discriminación o violación de los Derechos Humanos».

«No hay bienestar ni prosperidad si no se respetan las reglas del juego democrático y se destierra toda forma de discriminación», alerta el Ejecutivo.