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Estados Unidos y China corren el riesgo de un enfrentamiento en el mar

HONOLULU — Desde la distancia, el buque de guerra chino le advirtió al destructor estadounidense que se encontraba “en un trayecto arriesgado” en el mar de China Meridional. Después avanzó hasta quedar a su lado, peligrosamente cerca. Durante algunos minutos tensos, parecía inminente una colisión.

El Decatur, la embarcación estadounidense, hizo sonar su alarma. Los chinos la ignoraron. En cambio, la tripulación se preparó para arrojar por la borda enormes parachoques con el fin de proteger su nave. Estaban “tratando de quitarnos del camino”, dijo uno de los marineros estadounidenses.

Gracias a que el Decatur dio un giro a estribor, se evitó un desastre en las tranquilas aguas ecuatoriales aquellas primeras horas de un amanecer en septiembre. Pudo haber sido un incidente que dañara sobremanera a las dos embarcaciones y miembros de ambas tripulaciones pudieron haber muerto, por lo que dos potencias nucleares habrían entrado en una crisis internacional, de acuerdo con un funcionario estadounidense de alto nivel, que habló bajo la condición de mantener su anonimato con el fin de describir el encuentro en detalle.

Las embarcaciones estaban a 41 metros de distancia, por lo que se trató del momento más cercano a un enfrentamiento hasta ahora, conforme la Marina estadounidense rebate la acumulación de fuerzas armadas chinas en el mar de China Meridional. El encuentro del 30 de septiembre dio inicio a lo que comandantes estadounidenses temen que sea una nueva fase de peligro en las confrontaciones en la vía navegable disputada, que se están dando sin un acuerdo, muy al estilo de la Guerra Fría, respecto de las reglas básicas de conducta, con el fin de evitar que el conflicto se intensifique.

“En las zonas conflictivas de Asia se está jugando con una dinámica de ‘¿quién se rinde primero?’”, comentó Brendan Taylor, experto en el mar de China Meridional en la Universidad Nacional Australiana.

“Es solo cuestión de tiempo antes de que ocurra un enfrentamiento”, dijo Taylor, y agregó que ve un potencial significativo para que un incidente como ese se convierta en una crisis más grande.

Se espera que Wei Fenghe, ministro de Defensa de China, y Jim Mattis, secretario de Defensa, hagan un esfuerzo para calmar esas tensiones crecientes y reduzcan el riesgo de un error de cálculo cuando se reúnan en Washington.

Sin embargo, la guerra comercial y el discurso del vicepresidente Mike Pence el mes pasado, en el que declaró que Estados Unidos adoptaría una línea mucho más dura contra China, les da a ambos pocos incentivos para acabar con las tensiones en la vía navegable.

A pesar de los riesgos, ningún bando parece estar listo para retroceder.

Estados Unidos y China “se encontrarán cada vez más en alta mar”, advirtió el almirante John M. Richardson, director de operativos navales, después del incidente de septiembre.

El gobierno de Trump le dijo a la Marina el año pasado que llevara a cabo más operativos en contra de las reivindicaciones territoriales de China, y ha enviado buques de guerra con más frecuencia a la zona marina cercana a las islas artificiales que China ha equipado con hangares, pistas, muelles de aguas profundas y, hace poco, misiles de corto alcance. Washington también les pidió recientemente a sus aliados que contribuyeran con sus propias embarcaciones para esta misión.

“En respuesta a esta situación, creo que China tendrá que tomar las medidas necesarias para aumentar el costo de ese tipo de actos provocadores por parte de Estados Unidos y otros países importantes”, señaló Wu Shicun, presidente del Instituto Nacional de Estudios del Mar de China Meridional en Haikou, China, quien a menudo refleja la opinión de la Marina china. “Si no, las acciones de estos agentes provocadores solo se harán más frecuentes e inescrupulosas”.

No obstante, el hecho de que casi hubo un enfrentamiento con el Decatur reveló los peligros de que los rivales se arrinconen.

El incidente ocurrió cuando el Decatur, con 300 miembros en su tripulación, navegó a doce millas náuticas de los arrecifes Gaven, un par de farallones en el mar que China ha agrandado y fortificado con armas desde 2014. El destructor chino, llamado Lanzhou, con un número similar de tripulantes, avanzó por detrás y lo alcanzó.

Este recuento de lo sucedido se basa en entrevistas con funcionarios estadounidenses, así como en un video que el Ministerio Británico de Defensa emitió al periódico The South China Morning Post y que un funcionario de la Defensa de Estados Unidos señaló como auténtico.

Mientras China despliega más aviones y embarcaciones para desafiar el dominio de Estados Unidos en la región, ese tipo de encuentros quizá se vuelvan más frecuentes. Estados Unidos dice que el año pasado hubo dieciocho incidentes peligrosos en el aire y el mar entre naves y aviones chinos y estadounidenses en la región del Pacífico, un aumento leve en comparación con años previos.

Durante la Guerra Fría, Washington y Moscú se apegaron a un Acuerdo de Incidentes en el Mar que más o menos dictó la manera en que operaban las embarcaciones de ambos países. No obstante, el conflicto naval entre Estados Unidos y China es distinto.

En ese entonces, Moscú y Washington querían asegurar la libertad de navegación en alta mar para permitir que ambas potencias fueran tras sus intereses internacionales. Sin embargo, la rivalidad entre Pekín y Washington se enfoca en la reivindicación territorial de China respecto de prácticamente todo el mar de China Meridional y los esfuerzos por parte de Estados Unidos para desafiar esa postura. Ambos bandos han adoptado actitudes tan inflexibles que parece poco probable que haya algún consenso para disipar o evitar las confrontaciones.

La misión del Decatur era señalar que la alta mar está abierta para todos, y que las zonas de diecinueve kilómetros reclamadas por China como territorio soberano no están sujetas a la ley internacional. Los chinos argumentan que la ley internacional, como la define un dictamen de 2016 de la Corte Permanente de Arbitraje en La Haya, no aplica aquí.

En 2014, Estados Unidos y China, junto con otros países, firmaron el Código de los Encuentros No Planeados en el Mar, el cual replica aspectos de su pacto anterior con los soviéticos y especifica protocolos para las confrontaciones.

Sin embargo, el código es voluntario, y no aborda la cuestión básica de las aguas territoriales y quién puede ir a qué lugar, comentó Collin Koh, especialista marítimo en la Escuela Rajaratnam de Estudios Internacionales en Singapur. “Es más como un acuerdo entre caballeros”, explicó.

La semana pasada, Richardson instó a China a “regresar a una adherencia consistente con el código acordado”, el cual dijo que “minimizaría las probabilidades de errores de cálculo que posiblemente provocarían un incidente local y la intensificación potencial de la situación”.

En efecto, les estaba pidiendo a las embarcaciones chinas que dejaran de comportarse como los dueños del mar de China Meridional.

La sensación creciente de confrontación aumenta a causa de las preocupaciones de Estados Unidos de que sus naves y tripulaciones estén a la defensiva después de 70 años de poder indiscutible en todo el océano Pacífico.

En mayo, el director del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, Philip S. Davidson, le dijo al Congreso que China controlaba el mar de China Meridional “en todos los contextos salvo la guerra”.

Eso ha llevado a una reevaluación de las prioridades estratégicas y de gastos de la Marina. La presión que el gobierno de Trump está ejerciendo para que la Marina haga más en el mar de China Meridional, se está llevando a cabo con menos activos a medida que China aumenta los suyos.

En 2017, China tenía 317 buques de guerra y submarinos en comparación con los 283 de la Marina de Estados Unidos. Incluso con el 60 por ciento de la Marina en el Pacífico, una fuerza total más pequeña implica menos despliegues en la periferia de China.

Una proyección por parte del Pentágono muestra que para 2025, las fuerzas armadas de China tendrán un 30 por ciento de aviones de combate adicionales y cuatro portaaviones en comparación con los dos que tienen actualmente, dijo un funcionario militar estadounidense de alto nivel. También se espera que los chinos tengan destructores armados con misiles, avanzados sistemas submarinos de guerra y misiles hipersónicos, señala la proyección.

(Jane Perlez reportó desde Honolulu y Steven Lee Myers, desde Pekín).