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Ex socio de Trump en Puerto Rico tenía problemas incluso antes del huracán María

Donald Trump ya no tiene acciones en un lujoso campo de golf de Puerto Rico que está en bancarrota, aunque en circunstancias normales su socio en el proyecto podría beneficiarse de la ayuda para la reconstrucción que espera recibir la isla tras ser azotada por dos huracanes.

Sin embargo, como muchas otras cosas en la órbita empresarial de Trump, en este caso no se puede hablar de circunstancias normales.

Empresas Díaz, la firma antiguamente asociada con Trump en el campo de golf, es la casa matriz de una de las firmas de construcción de carreteras más prominentes de Puerto Rico, propiedad de una de las familias mejor conectadas en la isla. Sin embargo, los acreedores, a quienes les deben casi $100 millones, obligaron a Betteroads Asphalt LLC y Betterecycling Corp. a solicitar involuntariamente la protección de la ley de bancarrota el 9 de junio.

Estos acreedores, entre los que están el Banco Popular de Puerto Rico, Firstbank Puerto Rico, Banco Santander de Puerto Rico y otros, alegan que Betteroads estaba trasladando sus activos a otras entidades y transfirió varias de sus plantas a terceras partes para dificultar a los acreedores la recuperación de lo que les debían.

Otro de los acreedores de Betteroads es Sargeant Maritime Inc., una empresa marítima de transporte de asfalto con sede en la Florida que el año pasado se vendió a una de holandesa de energía después de una enconada batalla familiar en los tribunales en la que se enfrentaron hermano con hermano.

Empresas Díaz se asoció con la organización de Trump en el 2008 y pagó derechos por usar el nombre Donald Trump, al tiempo que le ofrecía al magnate un porcentaje de las ganancias —ese porcentaje ascendió a $600,000 en el 2012— además de establecer en el lugar una compañía de administración de Trump.

Pero incluso así el campo de golf cerca del Parque Nacional El Yunque quebró. El Coco Beach Golf & Country Club, como se conoce al campo de golf de Trump en documentos legales, solicitó la protección de las leyes de bancarrota en el 2015 cuando Trump aspiraba a la presidencia.

Trump tiene planeado visitar Puerto Rico este martes para observar de primera mano los daños ocasionados por la tormenta.

Casi $32 millones de la deuda del proyecto pasaron a la Junta de Turismo de Puerto Rico, que había garantizado el proyecto, lo que permitió al proyecto recibir una fuerte calificación de crédito en vez de enfrentar su estatus real con deuda basura. Fue una decisión que a la larga terminó lastrando a los contribuyentes puertorriqueños con las consecuencias del colapso del campo de golf.

La propiedad se vendió como parte de los procedimientos de bancarrota a finales del 2015 a la compañía puertorriqueña OHorizons Global LLC en sólo $2 millones, por encima de las objeciones por parte del fideicomisario federal de la bancarrota y de la Junta de Turismo de Puerto Rico, quienes se quejaron de que el precio era demasiado bajo si se tenía en cuenta de que la propiedad se había tasado en $50 millones en informes anuales recientes.

Gracias a la venta, Empresas Díaz pudo sobrevivir.

Eso de debió en lo fundamental a Betteroads Asphalt LLC, que periódicos caribeños describen como una de las principales constructoras de carreteras en la región. En su portal digital, Betteroads se enorgullece de tener la terminal de asfalto más grande de todo el Caribe.

En momentos que el gobierno federal envía una asistencia sustancial a Puerto Rico tras el paso de los huracanes, el socio de Trump en la isla podría haber estado en una buena posición para beneficiarse, pero la empresa está en medio de los procedimientos de bancarrota mientras trata de reestructurar su enorme deuda.

McClatchy trató de comunicarse con Empresas Díaz y Betteroads en más de una docena de números de teléfonos en todo Puerto Rico, pero los daños que el huracán María provocó en la infraestructura de telecomunicaciones de la isla lo impidieron. Abogados de los acreedores dijeron a McClatchy que no estaban seguros de cuál era el estatus actual de la compañía.

Algunos reportes de prensa han tratado de culpar a Trump por el fracaso del campo de golf, pero es una acusación injusta, insiste Craig McCann, un abogado que ha trabajado con los accionistas para intentar recuperar algunas de sus pérdidas en el campo de golf.

A pesar de estar enfrentado a grandes deudas, el campo de golf emitió deuda nueva en el 2011, pero fue para cubrir deudas pasadas, dijo McCann en una entrevista.

“Con el dinero que generó esa emisión de deuda se pagaron los bonos del 2004”, dijo McCann, quien señaló que durante la existencia del proyecto éste perdió cerca de $5 millones anuales, antes y después que el nombre de Trump entrara en juego.

La compañía de administración de Trump, Trump Golf Coco Beach LLC, presentó una reclamación por bancarrota de más de $900,000 contra su socio puertorriqueño.

Betteroads generó titulares noticiosos en el 2015 cuando dos de sus subcontratistas fueron multados con una cifra combinada de $7.2 millones y la Administración Federal de Aviación (FAA) les prohibió participar en contratos federales.

Por otra parte, el inspector general del Departamento de Transporte concluyó que dos compañías —BTB Corporation y R&F Asphalt— usaron asfalto de calidad menor a la indicada en obras públicas financiadas por los contribuyentes.

El Departamento del Trabajo ha impuesto numerosas penalidades a Betteroads debido a infracciones, incluso en fechas tan recientes como febrero del 2017.