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Exclusiva: Registros de viajes de Manafort muestran lazos más profundos con el Kremlin de lo que se sabía

El gurú político Paul Manafort viajó por lo menos 18 veces a Moscú y estuvo en contacto frecuente con aliados de Vladimir Putin durante por lo menos una década como asesor en Rusia y Ucrania de oligarcas y partidos que respaldan al Kremlin.

Incluso después de la caída en febrero del 2014 del gobierno promoscovita del presidente ucraniano Viktor Yanukovych, quien llegó al poder con la ayuda de un cambio de imagen ideado por Manafort, el asesor estadounidense viajó a Kiev otras 19 veces durante los 20 meses siguientes mientras trabajaba para el pequeño partido prorruso Oppo Blok. Manafort llegó a sugerir que el partido tomara una postura contraria a la OTAN, ha dicho un líder del Oppo Blok. Un aliado clave de ese partido, el oligarca Viktor Medvedchuk, fue identificado por un presidente ucraniano anterior como agente de la inteligencia rusa , “100 por ciento”.

Fue este historial el que Manafort llevó a la campaña presidencial de Donald Trump, a la que se unió a principios del 2016 y que pronto lideró. Sus amplias conexiones con potentados leales a Rusia es ahora en lo que se concentran investigadores federales.

Los registros de vuelos de Manafort en sus viajes de entrada y salida de Ucrania, que McClatchy obtuvo de una fuente del gobierno en Kiev, y entrevistas con más de una docena de personas familiarizadas con sus actividades, entre ellos funcionarios del gobierno, tanto activos como del pasado, sugieren que los vínculos entre el jefe de la campaña de Trump y simpatizantes de Rusia son más profundos de lo que se pensaba.

Russia Yanukovych

El derrocado presidente Ucraniano Viktor Yanukovych durante una entrevista con The Associated Press en Rostov del Don, Rusia, en abril del 2014.

Ivan Sekretarev AP

Lo que sabe ahora lleva a algunos expertos en asuntos rusos a sospechar que los emisarios del Kremlin en ocasiones convirtieron a Manafort en un activo que actuaba a nombre de Rusia. “Se puede plantear que durante todo este tiempo él… estuvo trabajando principalmente para Moscú, o trataba de jugar una parte contra la otra para maximizar sus ganancias”, dijo Daniel Fried, ex subsecretario de Estado quien se comunicó con Manafort durante la presidencia de Yanukovych en el segundo período del presidente George W. Bush.

“En el mejor de los casos, es un conflicto de interés, y en el peor trabajaba a beneficio de Putin”, dijo Fried, ahora miembro del Atlantic Council, un grupo estadounidense de estudios internacionales.

Una pregunta clave para Robert Mueller, fiscal especial del Departamento de Justicia, y varias comisiones congresuales, es si Manafort, al tratar de impulsar la campaña de Trump, quien no era el favorito para las elecciones, colaboró de alguna forma con la intervención cibernética de Rusia dirigida a mejorar las perspectivas electorales de Trump.

Sus lucrativas relaciones de asesoría ya llevaron a un jurado de instrucción convocado por Mueller a acusar a Manafort y un socio de confabulación, lavado de dinero y otros delitos graves, cargos que según expertos jurídicos probablemente tienen por fin presionarlos para que cooperen con una investigación más amplia de posible colusión.

Investigadores del gobierno están examinando información que han recibido sobre “conversaciones entre rusos sobre usar a Manafort como parte de sus amplias operaciones de influencia durante las elecciones”, dijo a McClatchy una fuente familiarizada con la pesquisa.

Las sospechas sobre Manafort han sido alimentadas por las investigaciones de un antiguo espía británico sobre Trump. En el ahora famoso expediente, el ex oficial del MI6 Christopher Steele atribuyó a un individuo de etnia rusa cercano a Trump haber dicho que Manafort había dirigido “una confabulación bien desarrollada de cooperación” entre la campaña de Trump y el Kremlin.

Se puede plantear que durante todo este tiempo él… estuvo trabajando principalmente para Moscú, o trataba de jugar una parte contra la otra para maximizar sus ganancias.

Daniel Fried, subsecretario de Estado en el gobierno de Bush

Jason Maloni, portavoz de Manafort, calificó de “falsa” la alegación, diciendo que Manafort “nunca, jamás, trabajó para el gobierno ruso”. También negó que Manafort haya recomendado que Ucrania se opusiera a la OTAN, diciendo que el ex gerente de campaña de Trump “defendía con fuerza” relaciones más estrechas con la alianza militar occidental mientras asesoraba a partidos políticos allí.

“Paul Manafort no se coludió con el gobierno ruso para socavar las elecciones [de Estados Unidos] en el 2016”, dijo Maloni. “Nada de lo que digan sus opositores políticos va a convertir en realidad esta alegación espuria”.

Maloni declinó decir si, mientras estuvo en Moscú, Manafort se reunió con funcionarios del gobierno ruso.

Tierra de oligarcas

El historial de la década de relaciones de Manafort con países a 5,000 millas de Washington es oscuro. Pero los anteriormente desconocidos registros de vuelos, que van desde finales del 2004 hasta el 2015, indican que era un hombre en constante movimiento. Durante esos años, Manafort visitó Ucrania al menos 138 veces. Sus viajes entre Ucrania y Moscú ocurrieron todos entre el 2005 y el 2011, pero la mayoría fue entre el 2005 y el 2006.

Los fiscales han acusado que Manafort y su aliado Rick Gates enviaron a través de una red de cuentas bancarias en el extranjero al menos $75 millones en honorarios de asesoría que le pagaron varios clientes partidarios del Kremlin: el multimillonario ruso Oleg Deripaska, quien les pagó en secreto $10 millones anuales durante varios años; un segundo oligarca ucraniano, y el gobernante Partido de las Regiones, que apoyó a Yanukovych hasta que alegaciones de corrupción y protestas sangrientas llevaron a su derrocamiento en febrero del 2014.

Maloni dijo que los viajes de Manafort a Rusia estuvieron “relacionados con su trabajo a nombre de intereses comerciales de Oleg Deripaska”.

Sin embargo, el desenmascaramiento de las relaciones de Manafort con Deripaska en meses recientes ha intensificado las sospechas sobre Manafort.

Vietnam APEC

El presidente ruso Vladimir Putin (izq.) y el magnate ruso Oleg Deripaska en una conferencia empresarial en Vietnam el 10 de noviembre del 2017.

Mikhail Klimentyev AP

En julio del 2016, semanas después que fuera nombrado presidente de la campaña de Trump, Manafort articuló una propuesta provocadora para Deripaska, miembro del círculo íntimo de Putin. En correos electrónicos reportados inicialmente por The Washington Post, Manafort ofreció en un lenguaje aparentemente cifrado “sesiones informativas en privado” sobre la campaña presidencial en Estados Unidos al magnate ruso del aluminio. Manafort ordenó a un aliado de confianza, Konstantin Kilimnik, que pasara la oferta a Deripaska, expresando que podía ser una forma de “ayudar”, posiblemente una alusión a una demanda multimillonaria que Deripaska había presentado contra Manafort. Kilimnik, ciudadano ucraniano, asistió a una academia militar rusa conocida por producir espías.

Deripaska, quien no respondió a una solicitud de comentario para este reportaje, ha negado haber visto la propuesta de Manafort y dice que no llegó a nada. Kilimnik no respondió a preguntas enviadas por correo electrónico, pero ha negado en reportes publicados que tenga conexión alguna con los servicios rusos de inteligencia.

El representante californiano Adam Schiff, el demócrata de más rango en la investigación de la Comisión de Inteligencia de la Cámara, dijo a McClatchy: “Ciertamente parece que el Sr. Manafort consideraba su posición en la campaña como una forma de beneficiarse personalmente del trabajo que estaba haciendo a nombre de intereses rusos”.

La propuesta de Manafort a Deripaska “muestra cierta disposición a intercambiar información con la esperanza de obtener beneficios financieros de intereses prorrusos”, dijo Schiff en una entrevista telefónica. “De ser cierto, es algo peligroso en el presidente de una campaña por la presidencia”.

Dos ex funcionarios federales estadounidenses con conocimiento de la forma en que Putin opera dijeron que tres de los oligarcas con quienes Manafort tuvo contacto — Deripaska, Dmitry Firtash, quien ayudó a financiar el partido detrás de Yanukovych, y Medvedchuk— eran conductos potenciales con el Kremlin.

“Esos tres hombres pueden entregar mensajes directamente a Putin, así como a sus subordinados y asistentes dentro de la presidencial rusa”, dijo uno de los ex funcionarios, quien habló a condición de no ser identificado debido a la sensibilidad del asunto. “Los tres tienen acceso y Manafort los conocía bien a ellos o a sus aliados cercanos”.

No ha surgido ninguna prueba de que Manafort haya usado a ninguna de esas tres personas para pasar mensajes entre la campaña de Trump y el Kremlin.

Durante los cinco meses que Manafort trabajó en la campaña de Trump, emisarios rusos hicieron por lo menos dos ofertas discretas para entregar “información sucia” sobre Hillary Clinton a la campaña de Trump, como en una reunión del 9 de junio del 2016 en la Trump Tower tres semanas después que Manafort fue promovido a presidente de la campaña; Manafort asistió a la reunión con Donald Trump Jr., Jared Kushner, yerno de Trump, y un abogado ruso. Asistentes de Trump dicen que de la reunión no salió nada, ni de una oferta similar presentada en abril del 2016 al asesor de política exterior George Papadopoulos. A Manafort lo incluyeron en un correo electrónico que presentaba esa oferta, que decía que los rusos tenían “miles” de correos electrónicos de demócratas.

En julio, días antes de la Convención Nacional Demócrata, el grupo británico WikiLeaks comenzó a publicar miles de correos electrónicos embarazosos robados al Comité Nacional Demócrata. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos han concluido que Rusia estuvo detrás de ese robo cibernético y que también fue responsable de la diseminación en medios sociales de una ola de noticias falsas y altamente críticas sobre Hillary Clinton.

Schiff, al enfatizar que sólo podía hablar de lo que se ha tocado públicamente, dijo que “estas son algunas de las comunicaciones e interacciones que son de gran interés para nosotros, porque obviamente el momento en que ocurrieron es muy sugestivo. Es una de las razones por las que Manafort es una figura clave en todo esto”.

Asesor internacional

Manafort comenzó a establecer relaciones en Ucrania —el centro de la batalla geopolítica entre la Rusia de Putin y Occidente— a finales del 2004. Su reputación de maestro de la estrategia política e intermediario se la ganó a lo largo de dos décadas en numerosos viajes al Congo, Filipinas y otros países para asesorar a gobernantes autoritarios amigos de Estados Unidos.

Para finales de ese año, la antigua república soviética de Ucrania estaba paralizada por amplias protestas, en medio de alegaciones de que Yanukovych, primer ministro de un gobierno hundido en la corrupción, había ganado la presidencia en unas elecciones amañadas. Lo que se convirtió en la Revolución Naranja persistió hasta que se celebró otra votación, esta vez monitoreada internacionalmente, y su rival Viktor Yushchenko fue declarado el vencedor.

Manafort y un socio formaron Davis Manafort Partners Inc. a principios del 2005 y abrieron una oficina en Kiev.

Sin embargo, en el 2014 los negocios de Manafort resultaron afectados cuando Yanukovych huyó a Rusia, días antes que fuerzas respaldadas por el Kremlin invadieran el este de Ucrania. Pero rápidamente fue contratado por el Opp Blok, que se inclinaba aún más hacia Moscú.

Su trabajo le ganó felicitaciones de un líder del Oppo Blok, Nestor Shufrych, quien varias personas que lo conocen describieron como un aliado cercano de Medvedchuk. Shufrych dijo a una publicación ucraniana que Manafort exhortó al nuevo partido a tomar una postura contraria a la OTAN y ser la “voz de los rusos en el este [de Ucrania]”.

Shufrych, quien calificó a Manafort de “genio”, dijo que el partido le había pagado $1 millón y que la inversión “rindió frutos”.

Philip Griffin, ex socio de Manafort y asesor en Kiev, dijo que no se podía imaginar a Manafort oponiéndose a la OTAN. “Paul Manafort es un republicano estilo Reagan”, dijo Griffin. “Él nunca traicionaría ese legado defendiendo a Rusia”.

Maloni dijo que Manafort alegó con fuerza que a “Ucrania le convenía más tener relaciones estrechas con Occidente y la OTAN”.

Agregó que Manafort consiguió impulsar “varias iniciativas importantes que tenían un gran apoyo de Estados Unidos y eran rechazadas por Rusia”, como la desnuclearización de Ucrania y la ampliación de los ejercicios de la OTAN en la región.

Sin embargo, algunos ex funcionarios norteamericanos se muestran escépticos.

A pesar del alzamiento popular en Ucrania contra Yanukovych, que dejó un saldo de al menos 75 muertos, “Paul Manafort mantenía lazos con el partido Oppo Blok y con compinches de Viktor Yanukovych, así que escogió asociarse con bandidos y cleptócratas en vez de con los reformistas ucranianos partidarios de Occidente”, dijo Mike Carpenter, quien se centraba en asuntos rusos como alto oficial del Pentágono y el Consejo de Seguridad Nacional durante el gobierno del presidente Barack Obama. “Eso dice mucho de su carácter y de la falta de respeto por los valores democráticos”.

Uno de los aliados tras bambalinas de Shufrych y del Oppo Blok era Medvedchuk, tan cercano a Putin que el presidente ruso es el padrino de su hija.

Transcripciones parciales de grabaciones del entonces presidente ucraniano Leonid Kuchma, dadas a conocer en el 2002, muestran que Kumcha dijo: “Bueno, ahora ya lo sabemos, que era agente de la KGB, 100 por ciento”.

No pudieron conocerse detalles de los contactos de Manafort con Medvedchuk. Pero Medvedchuk, a quien el gobierno estadounidense ha sancionado, ha reconocido haberse reunido con Manafort una vez en el 2014.

Los vuelos

Varios de los viajes que reflejan los registros de vuelos de Manafort pudieran llamar la atención de los investigadores.

En abril del 2014, por ejemplo, Manafort viajó a Viena. El oligarca ucraniano Firtash había sido arrestado en mes anterior bajo cargos de Estados Unidos de que ayudó a planear un soborno de $18.5 millones que involucraba el gobierno de India, una compañía estadounidense y una compañía de Firtash en las Islas Vírgenes. Un ex funcionario estadounidense, quien declinó ser identificado debido a la sensibilidad del asunto, dijo que Manafort se reunió con Firtash en Viena, donde esperaba la extradición a Estados Unidos.

Otro viaje de Manafort que pudiera interesar a los investigadores fue en julio del 2013, cuando Manafort y Kilimnik viajaron a Francfort en un avón privado propiedad de Andrey Artemenko, legislador ucraniano partidario de Moscú.

Expertos norteamericanos en asuntos rusos dijeron en privado que sospechan que el viaje fue el preludio de un esfuerzo de influencia más amplio de Rusia para disuadir al gobierno de Yanukovych de firmar un acuerdo para integrarse a la Unión Europea. Esa decisión, dicen los expertos, abrió la puerta a la invasión rusa del oriente de Ucrania en el 2014. Este año, Artemenko fue expulsado de la Legislatura ucraniana y le revocaron la ciudadanía después de revelarse que él y un abogado de Trump habían propuesto un “plan de paz” para Ucrania y Rusia que era considerado ampliamente favorable a Moscú.

Posturas a favor de Rusia

Algunas de las declaraciones de Trump sobre política exterior más comentados que implicaron directa o indirectamente a Rusia ocurrieron durante el tiempo que Manafort estuvo en la campaña en el 2016. Por ejemplo, Trump criticó a aliados de la OTAN por no contribuir suficiente dinero y sugirió que Estados Unidos podría repensar su compromiso con la alianza militar de defensa mutua en Europa, a la que se acredita haber controlado las ambiciones militares de Rusia.

Trump también provocó dudas sobre si respaldaría las sanciones que el presidente Obama impuso en diciembre del 2014 en represalia por la invasión a Crimea.

Mientras el comité de plataforma política del Partido Republicano formulaba las posturas del partido antes de la Convención Nacional Republicana, una plataforma que contemplaba que Estados Unidos entregara “armas letales” para la defensa de Ucrania, perdió fuerza en una decisión controversial y misteriosa. El asesor estadounidense en Ucrania dijo que Kilimnik, el asistente de Manafort, se había jactado de haber jugado un papel en restar fuerza a la propuesta, y recomendar solamente “asistencia apropiada” a los militares ucranianos.

A finales de julio, el director del FBI, James Comey, dijo que no respaldaría el enjuiciamiento de Hillary Clinton por el uso de un servidor privado de correo electrónico para actividades oficiales del Departamento de Estado. Trump dio un paso extraño. Le pidió públicamente a Rusia que ayudar a revelar 30,000 correos electrónicos que Clinton que había borrado porque eran de asuntos personales.

Durante el verano, un grupo estadounidense que apoyaba a Ucrania pidió a los dos candidatos presidenciales una carta en que reconocieran el 25to aniversario de la independencia de Ucrania desde la caída de la Unión Soviética. Clinton lo hizo. Pero el grupo Ukrainian Congress Committee of America no pudo lograr que la campaña de Trump emitiera la carta, dijo una persona familiarizada con el asunto. El presidente de grupo no respondió a varios mensajes telefónicos.

Manafort renunció a la campaña el 19 de agosto del 2016, después que The New York Times reveló un registro secreto ucraniano que indicaba que debía recibir más de $12 millones en pagos ocultos del partido de Yanukovych del 2007 al 2012.

Schiff dijo que encontró una simetría extraña entre las posturas de Trump sobre Rusia y el trabajo de Manafort en Kiev que pudiera explicar su atracción mutua.

“Si se sintió atraído a la campaña Trump o si la campaña se fijó en él por sus contactos en Rusia”, dijo Schiff, “el hecho es que trajo con él esos contactos en Rusia y prejuicios prorrusos a la campaña, y aparentemente le dieron la bienvenida”

Kevin G. Hall, James Whitlow y el Organized Crime and Corruption Reporting Project contribuyeron a este reportaje. Peter Stone es un corresponsal especial de McClatchy.