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La niñez de Andrew Gillum en Miami formó las opiniones del candidato a gobernador de Florida

Andrew Gillum no recuerda por qué la policía había llegado a la puerta de su abuela la noche que él se prometió que nunca les daría una razón para buscarlo. Pero sí recuerda cuando tocaron a la puerta.

Eran los años 1980 en Miami y los policía de Metro ya habían estado varias veces en la casa de la familia en el sur de Dade. Los agentes habían estado esa noche particular en la casa porque el hijo mayor de sus padres había tratado de burlar a los agentes después de ser sorprendido a exceso de velocidad en un Pontiac de 1976 con la licencia suspendida. O quizás fue una de las veces que un hermano mayor fue sorprendido vendiendo drogas.

Pero Gillum no se acuerda de la razón exacta por la que la Policía había regresado a la casa en 14235 Jefferson Street. Gillum no tenía más de 10 años en ese entonces. De lo que sí se acuerda es de haber visto a su madre cerrar la puerta y llorar.

“En ese momento decidí que nunca la iba a molestar de esa manera”, dijo en una entrevista Gillum, ahora de 39 años y candidato demócrata a la gobernación de Florida. “Eso es algo de lo que nunca me olvido”.

Mientras crecía en Richmond Heights, una comunidad negra ubicada a lo largo del extremo este del Turnpike de la Florida en el sur de Miami, Andrew Gillum aprendió algunas de las lecciones más importantes y duras de la vida. Su madre, que tenía tres empleos y trabajaba los siete días del amanecer al anochecer, la inculcó los valores del trabajo duro y el ahorro. Su abuela lo crió en las enseñanzas de Cristo. Y sus cinco hermanos, quienes vivían todos en la casa —en el caso de Andrew, dormían dos en una cama— le enseñaron a luchar por lo que era suyo y le mostraron las consecuencias de los errores.

Esas experiencias —y las batallas que enfrentó la familia— son la base de una sorprendente campaña demócrata que promete presionar por un salario mínimo de $15 la hora, reformar el sistema de justicia penal y ampliar los servicios médicos subsidiados. Si sus partidarios creen en la base de la campaña de Gillum por la gobernación de la Florida, entonces sus raíces están en su niñez rica y pobre a la vez en una comunidad negra de Miami.

“Yo sé demasiado bien lo que significa crecer en las calles del sur de Miami” dice Gillum. “Al punto que esa experiencia me ha hecho quien soy hoy”.

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Frances Gillum (der) y Charles Gillum el día de su boda en 1970, junto a sus padres, Allen y Ella Baker Jackson.

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El quinto de siete hijos de Charles y Frances Gillum y nacido en 1979, Andrew Gillum tuvo una niñez muy distinta a la de todos los demás nominados a la gobernación en la historia de Florida.

Su padre, hijo de un chofer que siguió a su empleador de Chicago hasta Miami, trabajaba en la construcción y vendía viandas en las calles cuando la situación apretaba, y flores a la entrada del cementerio los sábados. Su madre, uno de 16 hijos nacidos de una familia de agricultores pobres de Clyattville, Georgia, se levantaba a las 4 a.m. los días de semana para conducir un autobús escolar y en la noche transportaba a fieles religiosos. Los fines de semana, dicen sus hijos, se iba al pulguero de Hialeah a vender ropa comprada a precio de ganga en un almacén. Y los veranos cuando no había clases, trabajaba en una tintorería.

Algunas veces, los más pequeños de los hermanos Gillum iban con su mamá en el autobús antes del amanecer antes de tomar su vehículo escolar porque no había nadie que los cuidara en casa. Como el dinero no alcanzaba, los hermanos se ponían ropa regalada y observaban a sus padres discutir cómo iban a pagar las cuentas, algo que el candidato menciona cuando habla del derecho a ganar un salario digno sin tener que trabajar en dos o tres lugares.

Patrick Gillum, el mayor de siete hijos y con ocho años más que Andrew, dice que trabajaba en Burger King y Publix, y llevaba las compras a los clientes de Winn-Dixie, a cambio de propinas, para ayudar a pagar las cuentas. Su mamá lo obligaba a cuidar a sus hermanos menores cuando ella no podía estar en casa. Andrew, cuando tuvo la edad suficiente para trabajar, pero demasiado joven para darse cuenta cuándo lo engañaban, aceptó un empleo barriendo el piso en la barbería Bob’s Barber Shop por $3 a la semana.

“Si no le gustaba algo, trataba de cambiarlo”, dijo Patrick.

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Durante la campaña de la primaria, Andrew Gillum visitó la casa de sus abuelos en Richmond Heights, donde vivó en varias ocasiones con su familia.

Campaña de Andrew Gillum

Gillum era muy cercano a su abuela, quien acogía a la familia en la casa que compartía con su esposo cuando el dinero se acababa para Frances y Charles Gillum. Todas las mañanas, antes que los niños salieran de la casa, la abuela materna, Ella Baker Jackson, les daba la bendición.

Los registros muestran que Jackson y su esposo, Allen, fallecieron con una semana de diferencia en a finales de 1990 y principios de 1991, pero el espíritu de la mujer es una parte integral de la campaña de Gillum.

Jackson, quien creció en el sur racialmente segregado, fue la única en su familia en ir a la escuela primaria y le enseñaron a compartir las enseñanzas con la familia, dijeron sus nietos. Ella le enseñó a Andrew que hiciera lo mismo, un mensaje que dijo lo ha motivado a compartir sus ventajas con otros.

“Todavía puedo escuchar la voz de mi abuela”, dice Gillum en el primer anuncio de campaña tras ganar la primaria. “Ella nos decía que fuéramos a la escuela, prestáramos atención a la maestra y compartiéramos lo que aprendíamos en casa”.

Gillum, el primero de su familia en graduarse de la universidad, aprendía rápido.

Cuando crecieron, el espacio no era suficiente. El abuelo construyó una cabaña en el patio para los dos hermanos mayores.

“Mi hermano Terrance y yo compartimos la cama, quizás demasiado tiempo”, dijo Gillum riéndose.

Las fricciones se hicieron más frecuentes y con consecuencias mayores. Charles Gillum, quien batallaba con el alcoholismo, perdió un empleo en Miami tuvo un par de roces con las autoridades.

Mientras tanto, Patrick, quien había dejado la escuela, fue acusado de robo y agresión en 1991 y sentenciado a un año de prisión después de un arresto poco tiempo después por posesión de una pequeña cantidad de cocaína. Ese mismo año, Chuck Gillum fue acusado de robo a mano armada y sentenciado como adulto, aunque todavía tenía 17 años. Los dos hermanos dicen que las acusaciones fueron falsas, y devastadoras.

Después de eso, los dos pasaron trabajo para conseguir empleo. Patrick Gillum, quien dice que lo presionaron a negociar sus cargos porque no podía pagar la fianza, perdió un empleo con el condado y batalló para encontrar trabajo después que salió de prisión. Chuck se puso a vender drogas y sus padres lo expulsaron la casa cuando se enteraron por boca de las autoridades. Los dos siguieron acumulando arrestos.

Cuando lo sorprendieron traficando más de 400 gramos de cocaína en 1996, Chuck Gillum fue sentenciado a 15 años en 1999, mientras Andrew asistía a la Florida A&M University. En 2006, después que Andrew se convirtió en el comisionado más joven en la historia de Tallahassee, Eric Gillum fue sentenciado a casi cuatro años por cargos de robo. La madre de Gillum también fue arrestada en 1996 y 2000 por la Policía del Condado Alachua y acusada de emitir cheques sin fondo. Los dos casos fueron desestimados después de un resarcimiento.

“Aunque yo no he tenido problemas con la ley, conozco de manera directa como eso puede afectar a las personas”, dijo Gillum al Miami Herald durante una visita a Overtown.

Los arrestos fueron algo difícil para la familia. En una entrevista, Chuck Gillum explicó que nunca usó drogas pero reconoció que empezó a venderlas para ganar dinero después que su primer arresto le dificultó encontrar empleo cuando era adolescente.

Eric Gillum sirvió tres años y fue liberado en el 2009, tras lo cual se dedicó a cortar árboles. En el 2014 tuvo un accidente de trabajo y perdió la vida a los 39 años.

De la misma manera que las batallas de la familia formaron sus opiniones sobre los salarios y el trabajo, las experiencias de sus hermanos con ley le mostraron un sistema carcelario punitivo, que parecía menos interesado en rehabilitar a sus hermanos.

Gillum dice que su solidaridad es una de las razones por las que, como alcalde de Tallahassee, colocó los antecedentes penales al final del proceso de contratación. “La mejor manera de controlar la delincuencia es reducir la reincidencia. La gente tiene que poder ganarse la vida honradamente para mantener a su familia”.

Pero el sistema ha seguido castigando a sus hermanos.

Chuck Gillum, quien vive en Jacksonville y hace esfuerzos por contratar a ex convictos, quiere votar por su hermano pero no puede: perdió el derecho de votar según las leyes de Florida cuando fue declarado culpable de un delito grave. Dice que no ha tratado de restaurar sus derechos civiles, un proceso que en la Florida incluye viajar a Tallahassee para una petición al gobernador y el gabinete.

Ese proceso pudiera cambiar este otoño si 60 por ciento o más de los electores apoya la Enmienda 4 a la Constitución estatal, que propone crear un proceso automático de restauración de los derechos a la mayoría de los convictos que han cumplido sus sentencias, completado la libertad condicional y pagado resarcimiento. Andrew Gillum ha sido un firme defensor de la propuesta, presentada por una organización que afirma que el sistema estatal de clemencia —que exige que los delincuentes esperen cinco años tras cumplir su sentencia para viajar a Tallahassee y presentar su solicitud personalmente al gabinete— es demasiado subjetivo.

Por otra parte, como parte de su plan de justicia penal, Gillum apoya legalizar y gravar la marihuana para tener más dinero para los servicios. Gillum también quiere reformar el sistema estatal de libertad bajo fianza, que en la realidad mantiene a los acusados pobres en la cárcel, y cambiar las guías de sentencia mínima. Gillum dice que ampliará los programas preventivos, algo que dice hizo bajar los índices de arresto y delincuencia en Tallahassee (aunque los críticos dicen que los problemas de Tallahassee han ayudado a hacer del índice de delincuencia del Condado Leon County el más elevado durante el tiempo que Gillum ha sido alcalde.

Gillum habla abiertamente en la campaña sobre el hecho de que es el único de sus hermanos que no tiene antecedentes penales. Pero ha sido señalado como un delincuente por su contrincante republicano, Ron DeSantis, cuya campaña ha esperado vincularlo con una investigación del FBI a la agencia de desarrollo de la Ciudad de Tallahassee. Gillum es el presidente del directorio de esa agencia, pero ha dicho durante más de un año que él no es objeto de la investigación y no hay prueba que refute esa afirmación.

Gillum dice que en Miami tomó conscientemente la decisión de no lo arrestaran. Y cuando era más joven, dice que su madre habló con él lo mismo que hablan muchos padres afroamericanos con sus hijos sobre qué hacer en un encuentro con la Policía.

“Mi madre fue muy clara al decirnos que si teníamos que vernos con la Policía que habláramos en voz baja y no hacer ningún movimiento. Decía que no pusiéramos las manos en los bolsillos, que no hiciéramos nada”, afirmó Gillum, quien dice que nunca ha tenido una mala experiencia con un policía. “Como yo estaba al tanto de los encuentros de mis hermanos con las autoridades, nunca pensé que pudiera marcharme del vecindario sin un tropiezo con la ley. Eso era lo que se esperaba”.

Patrick Gillum dice que su hermano siempre ha tenido un sentido muy definido del bien y el mal. La noche que la policía fue a buscarlo a la casa, dice que Andrew le hubiera dicho a los agentes que Patrick estaba al timón del auto si lo hubiera sabido.

“Si uno estaba haciendo algo indebido, Andrew no quería saber nada de eso”, dijo Patrick Gillum. “Él es así”.

Gillum no teme a la complicada historia de la familia. Cuando lanzó su campaña en el 2017 con un video, habló sobre los antecedentes de sus hermanos y cómo eso formó su vida y sus creencias. Habló abiertamente del alcoholismo de su padre y habla constantemente de su amor por sus hermanos, una hermana y su madre, a quien llevó en varias ocasiones a actos de campaña para que hablara con los electores.

En agosto, cuando su campaña era considerada una probabilidad lejana y sus presentaciones no eran muy frecuentes, dijo al Miami Herald que quería reconocer lo importante que ha sido Miami en su vida. Unas semanas más tarde, el domingo antes de asombrar al país al ganar la primaria demócrata, la esposa de Gillum, R. Jai Gillum, evocó la importancia de esos recuerdos en la iglesia The Bethel Church, donde su esposo fue bautizado.

“Andrew tiene una vocación de vida. Y esa vocación se la inculcaron esta comunidad, su familia, su abuela”, dijo ella. “Eso empezó mucho antes de que ninguno de nosotros supiéramos cómo iba a terminar todo esto”.