«Si pudieras probar carne humana de una manera ética y saludable, ¿lo harías?».
Esa fue la pregunta que varias veces se hizo un grupo de amigos, a la que todos siempre respondían «sí».
Lo que nunca imaginaron era que no solo probarían carne humana, sino que se comerían un pedazo de uno de ellos… en unos tacos.
El protagonista de la historia, que fue reportada por el portal Vice, es un hombre de 38 años al que le amputaron un pie y parte de la tibia después de que un motociclista lo atropellara en junio del 2016.
«No me iban a cremar el pie ni arrojarlo a un vertedero. Era parte de mi cuerpo y yo quería que me lo devolvieran», contó el hombre, cuya identidad real no se reveló en la entrevista y quien pidió que simplemente le llamaran Shiny. El artículo tampoco aclara en qué ciudad de Estados Unidos ocurrió el incidente.
«Recuerdo que me despertaba en el hospital y lloraba solo preguntándome cómo iba a ser mi vida, nunca podría volver a caminar sobre ese pie. Semanas después, decidí dejar que me lo cortaran», agregó.
Tres semanas después del accidente, el hombre congeló el pie en la nevera de su casa y lo conservó en iodo. Luego lo limpió y hasta jugó con él.
«Estaba con cuatro amigos en ese momento y todo era surrealista. Hasta jugamos con él. No parecía un pie sino un objeto, no hubo conexión emocional», dijo Shiny.
El hombre recuerda que después cortó un pedazo del músculo de los gemelos y lo guardó en una bolsa plástica dentro del congelador. Luego colocó el pie dentro de una caja con flores y lo cremó.
Un chef que conocía uno de sus amigos aceptó finalmente cocinar el pedazo de carne. Lo marinó la noche anterior con cebolla, pimientos y zumo de limón y lo sirvió en unos tacos. Invitó a 10 amigos al «festín». El plato estuvo acompañado por postres, ginebra y mimosas.
Todos sabían lo que estaban comiendo.
«Había algo de humor negro en todo esto», dijo Shiny. «Uno de ellos me llamó al día siguiente y me dijo ‘Lo siento amigo, pero acabo de descargar por el inodoro algo tuyo'».
«Estaba rindiéndole homenaje y dándole una despedida adecuada a una parte de mi cuerpo (…) Tengo las cenizas en un frasco (…) Esta experiencia también es parte mía», concluyó en el reportaje de Vice, en el que recalcó que lo que hizo no fue «ilegal», pues no hay una ley federal que prohíba el canibalismo en Estados Unidos. Solo en Idaho comer carne humana es castigado con la cárcel.
Al preguntársele por qué esperó dos años para divulgar lo ocurrido, dijo: «Es una historia buena para contársela a los que te conocen, pero resulta rara para el resto de la gente. Me ha llevado tiempo acostumbrarme».
Agregó que pudo llevarse el pie del hospital porque una persona puede alegar en casos como este que su religión no permite que su cuerpo sea enterrado incompleto. «Me hubiera costado $1,200 congelarlo», dijo, pero decidió compartirlo.
