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Los peligros de viajar sola

Vasilia Komarova en Quito, Ecuador. Komarova fue atacada y violada en el norte de Bolivia.
Vasilia Komarova en Quito, Ecuador. Komarova fue atacada y violada en el norte de Bolivia. NYT

Carla Stefaniak hizo todo bien, dijo su mejor amiga.

En un viaje de cinco días a Costa Rica en el mes de noviembre para celebrar su 36 cumpleaños, Stefaniak, quien tenía doble ciudadanía, americana y venezolana, reservó una villa en una comunidad cerrada que tenía guardia de seguridad. Estaba en un vecindario seguro. Y ella se aseguraba de llegar al apartamento antes de que oscureciera.

La noche antes de que suponía tomara un vuelo para la Florida, se puso en contacto con su mejor amiga, Laura Jaime, por la aplicación FaceTime. Le mostró los aretes de croché que había comprado en un mercado local y le dio un tour por video de la villa donde estaba. Las amigas planificaban verse al día siguiente cuando Jaime la fuera a recoger al Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale.

Pero Stefaniak nunca tomó el vuelo de regreso a casa el 28 de noviembre.

Durante la llamada telefónica, Stefianiak había hecho un comentario extraño. Le dijo que la situación era “rara” pero no elaboró en el tema.

“Carla supo a las 8:20 de esa noche que algo no estaba bien”, Jaime explicó. “A veces tratamos de justificar nuestra intuición. Pero cuando algo la dispara y nuestro cuerpo incluso te alerta de que algo anda mal, debes hacerle caso”.

Una semana más tarde el cuerpo maltratado de Stefaniak fue encontrado envuelto en plástico y medio enterrado en una loma cerca de donde había alquilado la villa de Airbnb. La policía costarricense arrestó al guardia de seguridad en conexión con el asesinato.

Los titulares recientes sobre asesinatos y violencia hacia mujeres que viajan solas ha puesto sobre el tapete cómo el mundo recibe a estas mujeres y el papel que juegan los medios sociales en promover la idea de que muchos lugares lejanos son accesibles y seguros.

También han resaltado la persistente naturaleza de la violencia de género y mostrado a las claras cómo las expectativas sociales y culturales de las viajeras no siempre cuadran con la opinión y costumbres de un lugar, en el que se cuestiona el lugar de la mujer en el mundo e incluso si debería viajar.

Miles de mujeres salen de viaje al extranjero anualmente sin que les ocurra ningún incidente. Otras muchas experimentan insultos o distintas formas de acoso mientras viajan. Las mujeres de color han escrito que no les han dado importancia o que han sido ignoradas en el extranjero debido a su raza. Y aunque la violencia hacia los hombres turistas es igual de devastadora, las terribles experiencias de las mujeres que viajan solas pueden ser impactantes.

En diciembre pasado, los cuerpos de Louisa Vesterager Jespersen, de 24 años, de Dinamarca y Maren Ueland, de 28 años, de Noruega, fueron encontrados con heridas de cuchillo en el cuello en las Montañas High Atlas de Marrueco. Las autoridades daneses llamaron al hecho un acto de terror. Ese mismo mes, Briton Grace Millane desapareció en Auckland, Nueva Zelanda, la noche antes de 22 cumpleaños; fue encontrada asesinada días después. En el 2015, una mochilera de 19 años británica fue violada por varios ciclistas en Tailandia. En el mes de marzo un hombre australiano fue convicto de secuestrar y violar una viajera belga que estaba buscando trabajo. La mantuvo secuestrada en un establo para cerdos durante dos días.

No hay dudas de que las mujeres enfrentan riesgos únicos cuando viajan solas, dicen los expertos.

“Tenemos evidencia que muestra que las mujeres enfrentan riesgos que los hombres no tienen, tanto en espacios públicos, en el hogar, en dondequiera que estén”, dijo Phumzile Mlambo-Ngcuka, director ejecutivo de UN Women, una organización que promueve la igualdad para las mujeres. Cada vez más, “ese dondequiera que estén” incluye estar solas en países extranjeros. También expresó que la violencia contra mujeres turistas está inmersa en la violencia contra las mujeres que sucede alrededor del mundo. Y episodios violentos pueden ocurrir tanto en países occidentales del primer mundo, como por ejemplo Francia, Italia y Alemania al igual que en países en desarrollo.

“La raíz de la causa de este tipo de violencia hacia la mujer tanto en la comunidades como en espacios públicos tiene mucho que ver con los estereotipos de género, normas sociales, derechos y patriarcado”, dijo Mlambo-Ngcuka.

Lo que dicen y no dicen los números

Los viajes de mujeres solas han ganado popularidad año tras año de acuerdo con estudios realizados por las compañías de viajes.

Hostelworld, una plataforma de reservación online, halló que en un estudio realizado el 2018, que las reservaciones hechas por mujeres solas aumentó un 45 por ciento del 2015 al 2017, comparado con un aumento del 40 por ciento en hombres.

“Las mujeres que viajaban solas anteriormente eran vistas como valientes y arriesgadas, pero un cambio en la actitud significó que ahora son vistas como aventureras lo que les permite sentirse libres sin tener que preocuparse o complacer a otra persona.

La compañía de viajes online 101 Singles Holidays encontró en un estudio realizado entre más de 60,000 viajeros que el número de personas solas que hicieron reservaciones durante las vacaciones o días de fiesta aumentó un 14 por ciento del 2016 al 2017, y que los operadores de tours predecían otro aumento de 11 por ciento en el 2018. Las mujeres que viajaban solas también superaron a los varones en proporción de dos a uno, mostró el estudio.

Una encuesta global realizada por British Airways entre 9,000 mujeres encontró que el 50 por ciento había ido de vacaciones sola y un 75 por ciento estaba planificando llevar a cabo un viaje sola en los próximos años. Otra señal de que las mujeres están interesadas en viajar solas es el aumento en las búsquedas en internet de “mujeres que viajan solas”, de acuerdo con Google Trends.

Pero incluso, según más mujeres exploran el mundo, no hay una imagen clara de la escala de violencia contra ellas, lo que hace difícil establecer si estos ataques están en alza o si son el resultado de un mayor acceso a las noticias.

Otra razón es que muchos países no documentan la violencia hacia las mujeres que viajan solas.

Agencias globales como las Naciones Unidas tradicionalmente han recogido datos de violencia de género. El Departamento de Estado ofrece consejos para mujeres, pero no desglosa los datos de violencia contra viajeros por género, explicó una portavoz. Otra portavoz de la Oficina Británica del Exterior (British Foreign Office) dijo que la agencia había dejado de hacer el informe Ayuda a los británicos en el extranjero (Helping Britons Abroad). El 2015 fue el último año que publicaron cifras y las mismas mostraban un aumento del 4 por ciento en ataques sexuales contra británicos en el exterior desde el 2010. Pero esas estadísticas tampoco especifican el género.

Los expertos están preocupados por la falta de esas cifras.

Mlambo-Ngcuka, de UN Women, dijo que los países tenían muy pocos incentivos para reunir y publicar una información que podría ser perjudicial para su imagen. “Estos datos no son vistos por muchos países como algo importante para llevar a cabo”, explicó ella. “De manera que no podemos establecer la prevalencia de esos patrones”.

El atractivo de viajar sola

Las mujeres siempre han sido exploradoras tanto a una escala personal como más amplia -mucho antes de que la pionera británica Freya Stark visitara áreas inhóspitas de Turquía y el Medio Oriente y antes de que la escritora irlandesa Dervla Murphy viajara el mundo en bicicleta.

Hoy en día, el aumento del poder adquisitivo de las mujeres le ha dado los medios para viajar más, por placer tanto como por aventura. Al igual, el cambio de actitudes en el Oeste sobre quién puede viajar sola ha aumentado su número. Los medios sociales juegan un papel importante ya que ofrecen un atisbo de tierras lejanas y distintas. Una ojeada a las cuentas de Instagram #LadiesGoneGlobal, #WeAreTravelGirls y #TheTravelWomen muestran miles de fotos de mujeres en playas maravillosas, escalando montañas o explorando calles de adoquines.

Pero algunas mujeres como Hannah Gavios de 26 años, residente en Queens, encontraron horrores fuera de casa.

Gavios descubrió su pasión de viajar sola cuando estudiaba universidad en el extranjero. “Siento como que me doy el lujo de ver una cultura de la manera que quiero y de ser yo misma la autora de mis experiencias”, comentó.

Después de terminar la universidad viajó al sureste de Asia por su cuenta, visitando Tailandia en el 2016 durante unas vacaciones que tomó de dar clases de inglés en Vietnam. Una tarde, mientras caminaba sola después de cenar en Krabi, conocida por sus playas y como un destino popular entre los jóvenes, un hombre se ofreció a guiarla de vuelta a su hotel.

Ella tenía miedo a perderse así que lo siguió. Pero cuando comenzó a sentirse incómoda, el hombre la atacó. Salió corriendo para tratar de salvarse pero se tropezó y cayó por un acantilado rompiéndose la columna. El hombre la asaltó sexualmente mientras ella yacía indefensa por 11 horas.

Cuando empezó a amanecer, él se fue -pero sorprendentemente regresó con ayuda.

Gavior estuvo hospitalizada durante meses, primero en Tailandia y luego en Nueva York, y tuvo que aprender a caminar de nuevo utilizando muletas y abrazaderas especiales en las piernas. Su atacante fue arrestado eventualmente y sentenciado a cinco años en prisión.

Una familia destrozada

La semana de la desaparición de Stefaniak, sus familiares y amigos corrieron a alertar a las autoridades de Costa Rica. Organizaron una campaña a través de la página Facebook “Finding Carla’ (Buscando a Carla). El Departamento de Estado se involucró rápidamente, y el FBI presionó a los autoridades locales.

Cuando su cuerpo fue encontrado cerca de la villa que rentaba, sus familiares quedaron destrozados.

Jaimie, su mejor amiga, comentó que las autoridades locales debieron haber hecho más esfuerzo en publicar los riesgos para las mujeres en ese país. “Tienen la responsabilidad de advertir a los turistas de los todos riesgos, y no lo están haciendo”, dijo.

Stefaniak era la tercera mujer extranjera asesinada en Costa Rica en tres meses. Pero el país estaba también luchando con un problema más profundo y sistémico: la brutalidad contra las mujeres locales, que no tienen el poder que da un pasaporte norteamericano para impulsar agencias como el Departamento de Estado o el FBI en su lucha.

Por lo menos 14 mujeres fueron asesinadas en el país y catalogados como crímenes de violencia de género de enero a agosto del 2018. En septiembre el gobierno declaró la violencia contra la mujer como un problema nacional.

El Instituto Nacional para la Mujer (National Institute for Women), un ministerio del gobierno, lanzó un comunicado el verano pasado en relación al asesinato de extranjeros: “Estamos confrontando el hecho de que, más allá del daño que pueda causar a la imagen del país, son claros ejemplos de la seria situación de la violencia contra la mujer, que tiene su expresión más brutal en los feminicidios”.

Aún así, Costa Rica en considerada uno de los países más seguros de Centro América, especialmente para los turistas, ya que cuenta con una tasa de homicidios más baja que muchos de los países que la rodean. Las autoridades dicen que han logrado adelantos en relación a combatir la violencia de género.

Jaimie dijo que ella cree que su amiga pudo haber sido blanco fácil del ataque ya que hablaba español y podía mezclarse con los nativos, por lo que tal vez su atacante pensó que la policía no se esforzaría mucho. “Quizás porque hablaba español él pensó que nadie la buscaría”, Jaimie dijo.

Pero comentó que el atacante subestimó la determinación de la familia de Stefaniak. No solo sus familiares están luchando por que se haga justicia en las cortes de Costa Rica, también han radicado una demanda acusando a Airbnb de negligencia. Su abogado en Costa Rica, Joseph Alfonso Rivera Cheves, aparentemente ha sugerido que hubo descuido luego del hecho, señalando que el mismo día que desapareció Stefaniak, la habitación de Airbnb fue limpiada y nuevos huéspedes ya estaban entrando.

La familia también comentó que el anfitrión local le cambió el nombre al lugar en el listado para evitar opiniones negativas y tampoco se realizó una verificación de antecedentes cuando se contrató al guardia a pesar de que tenía acceso a todas las habitaciones.

Airbnb envió un comunicado diciendo que habían eliminado la villa donde se había hospedado Stefaniak de la plataforma y estaban en contacto con las autoridades. La compañía también dijo que estaban tomando acción para asegurar la seguridad especialmente de las mujeres, y para ello estaban asociándose con organizaciones de derechos y creando políticas que hacían hincapié en las necesidades de las mujeres.

Esto incluye eliminar de la plataforma cualquier anfitrión o huésped acusado de agresión sexual, incluyendo una cláusula en su política de no discriminación que permite a anfitriones mujeres aceptar solo mujeres como huéspedes.

El poder de la preparación

Los viajeros solos con experiencia dice que la preparación puede ser la clave para minimizar los riesgos.

Para Cassie DePecol, de 29 años, y quien en el 2017 obtuvo el premio Guiness por ser la primera mujer en récord que viajara a cada uno de los países del mundo, viajar sola significa tomar una larga lista de precauciones. La activista nacida en Connecticut practica Krav Maga, una técnica de auto defensa israelí. Lleva un localizador GPS. Y se asegura de alguien sabe donde se encuentra en todo momento.

“Algunas de estas precauciones pueden parecer extremas”, comentó. “Pero yo atribuyo haber viajado a 196 países sola sin que me pase nada a estos procedimientos específicos”.

DePecol dice que la violencia de género es una triste realidad para las mujeres que viajan solas.

“Tener que estar todo el tiempo alerta tanto cuando estamos solas como en lugares públicos es algo por lo que los hombres no necesariamente tienen que pasar”, dijo.

Jessica Nabongo, de 34 años, tiene el propósito de visitar todos los países del mundo. Nacida en Detroit, ya ha estado en 158 -sola en 54- y espera completar la lista en octubre.

Sus guías de seguridad incluyen intentar quedarse en hoteles que tienen seguridad 24 horas. Si se queda en un Airbnb, el anfitrión tiene que haber recibido consistentemente comentarios excelentes y haber logrado el estatus de “superhost”. Siempre utiliza Uber de manera que su ubicación pueda ser rastreada.

Nabongo reconoció que “le decimos a las mujeres que no hacer para evitar ser atacadas en vez de decirle a los hombres que no ataquen a las mujeres”.

Pero dice que ella viste de manera conservadora hasta que pueda evaluar la situación de que lo lleva puesto es importante en el lugar que está visitando.

Ella preferiría un mundo en el que las mujeres solo tuvieran que empacar y viajar sin tener que hacer el análisis que los hombres que viajan solos no hacen, pero eso es muy idealista.

Nabongo, como muchas defensoras de las mujeres, cree que enfocarse en la forma de vestir de las mujeres -o el hecho de que viajen solas- provee una buena excusa y no aborda las verdaderas causas de la violencia de género y la cultura de la violación.

Nabongo señaló que como mujer negra que viaja sola tiene que enfrentar otro nivel adicional de preocupación por su seguridad, además de la ansiedad y el miedo.

“En muchas de las ciudades europeas en las que he estado -como Barcelona, Madrid, Roma, Milán- las mujeres de color enfrentan más peligros ya que muchas personas piensan que somos prostitutas”, explicó. “El miedo mío siempre es que algo me pasara en una ciudad europea, a nadie le importaría. Podría estar corriendo por la calle gritando en Italia y a la gente no le importaría porque soy negra”.

Para ayudarse entre sí a a viajar el mundo de forma segura las mujeres han formado sus propias comunidades online.

Dianelle Rivers-Mitchell fundó Black Girls Travel Too (Las chicas negras viajamos también), que coordina viajes en grupo y sirve a un mercado cada vez más amplio. En la página de Facebook de su compañía, miles de mujeres comparten consejos de dónde quedarse, comer y visitar, y señalan de qué estar pendientes para sentirse más seguras.

“Tenemos que cuidarnos unas a otras, especialmente cuando se trata de viajar”, dijo Rivers-Mitchell.

Muchas aplicaciones (App) proveen otro nivel de apoyo para mujeres que viajan solas. Chirpey, RedZone, MayDay, Tripwhistle y Noonlight son gratis y permiten que las usuarias señalen áreas de peligro, reporten incidentes y contacten a policías locales.

Una violación y una lucha por la justicia

Aún preparándose lo mejor posible, los viajes pueden salir mal.

Nacida y criada en Moscú, Vasilisa Komarova, creció tras la Cortina de Hierro de la Unión Soviética en 1980. Estudió leyes y se mudó a Londres, aprendió inglés y se hizo ciudadana inglesa. Pero siempre soñó con viajar por el mundo.

En el 2016, a los 35 años, decidió viajar sola a través de las Américas en una motocicleta.

Visitó Cuba y pasó tiempo en el desierto de Atacama y en la Patagonia chilena. Se unió a otros motociclistas y consiguió trabajos ocasionales como en un taller de motocicletas o en un gimnasio. Estaba viviendo su sueño, documentándo el viaje con fotos que subía a Instagram y a Facebook.

Entonces todo cambió.

“En algún momento, quizás porque todo el que conocí fue muy amable conmigo, creo que bajé la guardia”, dijo.

Mientras estaba acampando en el norte de Bolivia el 4 de junio del 2017, en un área que le habían dicho era segura, tres hombres con machetes la arrastraron fuera de la caseta. La golpearon y le dislocaron un brazo en tres lugares. Mientras dos de ellos la sujetaban, el tercero la violaba. Luego le rompieron la motocicleta, le robaron sus pertenencias, orinaron en su tienda de campaña y la dejaron por muerta.

Con miedo de que regresaran, Komarova se quedó sin moverse en toda la noche. Cuando amaneció utilizó su laptop, que sus atacantes milagrosamente no habían visto, y pidió ayuda.

Pero con lo que se encontró fue con un ambiente de impunidad, explicó. Las autoridades no quisieron llevarla a un médico; el médico no quería verla porque ella no podía pagar.

“Solo después de que la embajada rusa tomó cartas en el asunto, la policía la escuchó”, dijo Komarova.

Pero la embajada se retiró después de contactar con las autoridades locales, aludiendo a que ella no se encontraba en peligro inmediato. Se sintió como que estaba sola.

Los expertos dicen que ese tipo de respuesta no es inusual. “Algunas de estas autoridades forman parte del problema, y no se toman estos crímenes tan seriamente como deberían”, dijo Mlambo-Ngcuka, de UN Women.

Las autoridades bolivianas y rusas no respondieron a los pedidos de comentario.

Con la ayuda de la embajada británica Komarova se puso en contacto con un defensor que la ayudó a someter una denuncia criminal y comenzar la batalla legal contra sus atacantes.

Resiliencia

Komarova dijo que sabía que ella misma tenía que ser su mayor defensora; no podía seguir su camino o regresar a su hogar sin conseguir algún tipo de justicia. Pero entre la burocracia local y la corrupción, comentó que fue una batalla muy difícil.

“El ataque, el proceso, me destrozó”, dijo. “Pero tenía que encontrar fuerzas de dentro de mi”.

Un año más tarde pudo ver cómo sus atacantes fueron sentenciados a 42 años entre todos a prisión.

En noviembre Komarova salió de Bolivia en su motocicleta. La primera noche que levantó su caseta de campaña después de salir del país dice que sintió miedo. Aún sigue su camino, y quiere que otras mujeres viajen también, pero que estén alertas -siempre.

“Ahora mantengo mi guardia bien alta”, dijo Komarova durante una entrevista por Skype desde Ecuador. “La gente no siempre merece mi escepticismo, pero así es como me siento. Así es como tiene que ser”.

En cuanto a Gavios, aún está paralizada, pero desde el ataque se ha convertido en una instructora de yoga y ha aprendido Krav Maga. El otoño pasado completó el maratón de Nueva York en muletas.

Dice que no quisiera que su experiencia asustara a otras mujeres y las inhibiera de la maravillosa experiencia de viajar sola.

“Mientras más le digamos a las mujeres que no viajen solas y mientras sigamos enviando el mensaje de que el mundo es muy peligroso, de alguna manera, seguimos apoyando esa creencia”, dijo Gavios. “En vez de horrorizar a las personas, quisiera que viajaran con un poco más de valentía y un poco más de conocimiento”.

Desde su perspectiva no existen países peligrosos, solo personas peligrosas.

“Es terrible, pero no puedes controlar el mundo”, dijo, añadiendo “pero también tienes que salir y vivir tu vida y no dejar que las historias horribles te detengan. Porque de otra manera ellos ganan”.

Megan Specia es editora del Despacho Internacional. Tariro Mzezewa es un reportero de viajes.