Inicio EEUU Mujeres y minorías, las nuevas apuestas de los demócratas para las elecciones

Mujeres y minorías, las nuevas apuestas de los demócratas para las elecciones

Los demócratas eligieron a dos mujeres, una negra y otra hispana, como candidatas para gobernar Georgia y Texas, dos apuestas históricas en Estados Unidos, donde el impulso popular está empujando a este partido a presentar una nueva cara, rica en minorías para las elecciones cruciales de noviembre.

“Estamos escribiendo el próximo capítulo en la historia de Georgia, donde nadie es invisible, nadie es ignorado”, dijo Stacey Abrams a la multitud el martes por la noche, tras su aplastante victoria en las primarias demócratas en este estado sureño, profundamente marcado por su historia esclavista.

Recordando a los 44 años su pasado “como una niña negra que a veces no tenía electricidad ni agua corriente”, saludó el apoyo de “comunidades que a menudo son ignoradas” y “cuyos valores nunca se expresan”.

Casi al mismo tiempo, en otro estado conservador, Texas, Lupe Valdez también celebraba una victoria sin precedentes en las primarias demócratas. Ella es la primera candidata hispana, abiertamente homosexual, para el asiento del gobernador. El actor devenido en activista George Tapei la describió jocosamente como “la peor pesadilla” de Donald Trump.

Ex sheriff de Dallas de 70 años, Valdez se enfrentará al gobernador republicano Greg Abbott, que cuenta con un holgado presupuesto para su campaña; un desafío que parece casi imposible para esta candidata de exigua fortuna, pero que no la asusta. “No dejo de escuchar que va a ser una pelea difícil (…) Por favor, cuéntenme cuándo no tuve que superar una pelea difícil”, bromeó el martes frente a sus seguidores.

Abrams

La candidata demócrata para la gobernación de Georgia, Stacey Abrams, en un discurso el martes 22 de mayo del 2018.

John Bazemore AP

En el mismo estado, Gina Ortiz, una excombatiente de origen filipino, ya se ganó en las primarias demócratas su derecho a competir en noviembre por un lugar en la Cámara de Representantes; de lograrlo, se convertiría en la primera lesbiana y la primera filipino-estadounidense en representar a Texas en el Congreso.

Antes que ellas, una treintañera indígena americana, Paulette Jordan, derrotó hace poco a un septuagenario blanco en la carrera demócrata para convertirse en gobernadora de Idaho. Y en Pennsylvania, siete mujeres demócratas ganaron las primarias para postularse a la Cámara de Representantes, mientras que ninguna mujer figura hoy entre los 18 legisladores de ese estado en el hemiciclo.

Solo el 20 por ciento de los miembros del Congreso estadounidense son mujeres.

Movilizar a las minorías

Los candidatos elegidos por la base demócrata suelen ser más diversos y más progresistas que los designados por el “establishment”, una jugada que corre el riesgo de condenarlos en las urnas, según algunos analistas.

“Vimos anoche que el ala progresista del partido continúa ganando. ¿Qué es lo que quieren? Quieren gobernar más nuestras vidas, quieren que ustedes tengan sueldos más bajos, quieren paralizar a nuestra economía (…) No creo que ésta sea una estrategia ganadora para los estadounidenses”, afirmó el miércoles la líder del Partido Republicano, Ronna McDaniel, a Fox Business.

Pero otros creen que un nuevo viento está soplando entre los votantes que a menudo se abstienen en las urnas, como Stacey Abrams, quien deliberadamente buscó movilizar a las minorías en lugar de tratar de convencer a los independientes o a los republicanos moderados.

“Sí, las elecciones de anoche han demostrado que los demócratas están entusiasmados. Pero también han demostrado que llevamos las voces que necesitamos a la cumbre” del partido, se congratuló Tim Kaine, excandidato a la vicepresidencia en la candidatura de Hillary Clinton en las presidenciales de 2016.

Primera mujer candidata a la presidencia estadounidense, pero también exprimera dama, exsecretaria de Estado y encarnación para muchos de la imagen del “establishment”, Clinton no había logrado generar entusiasmo desbordante antes de enfrentarse a Trump.

Esta vez, los líderes demócratas se regocijan públicamente de esta ola de perfiles sin precedentes, con noviembre en mente… pero también con vistas a las presidenciales de 2020.