El presidente Donald Trump felicitó a los campeones del Super Bowl el miércoles, los Patriotas de Nueva Inglaterra (New England Patriots), que visitaron la Casa Blanca en un ritual anual que esta vez estuvo ensombrecido por el anuncio del suicidio horas antes del exjugador del equipo, Aaron Hernández.
Trump elogió a los cinco veces campeones del Súper Tazón en el jardín sur de la mansión ejecutiva, diciendo que «ningún equipo ha sido tan bueno por tanto tiempo».
«Fue totalmente un esfuerzo de equipo. Es la belleza de lo que hacen, ellos ganan como equipo», dijo Trump antes de asemejar el triunfo de los Patriots sobre los Halcones de Atlanta (Falcons) cuando perdían por casi 25 puntos antes de remontar a la victoria, con su triunfo en la campaña electoral por la presidencia.
«Los expertos se equivocan mucho, ¿verdad?, decían que no podrían lograrlo», afirmó.
Trump saludó a varios de los jugadores individualmente, pero no mencionó a la estrella de los Patriots, el mariscal de campo Tom Brady, quien no estuvo presente en la visita a causa de «un asunto familiar» y cuya amistad el presidente destacó varias veces durante su campaña.
Poco antes de la ceremonia, Brady colocó en Instagram una foto de sus padres, deseándoles un feliz aniversario. El jugador no fue el único que faltó al evento, más de dos docenas de Patriots no acudieron a la cita. Varios habían anunciado de antemano que no irían a la Casa Blanca por razones políticas.
Trump tampoco mencionó a Hernández, quien horas antes de la visita de sus excompañeros a la Casa Blanca se suicidó ahorcándose con una sábana en su celda de la prisión de Massachusetts donde servía una condena de cadena perpetua por asesinato.
Hernández jugó con los Patriots de 2010 a 2012. Hace pocos días el ex-ala cerrado había sido absuelto de un doble asesinato.
Un vocero del equipo dijo que tenían conocimiento de la muerte de Hernández pero que no esperaba que el club hiciera una declaración.
