25 de septiembre de 2017 4:58 PM
José A. Rivera, un agricultor de la costa sureste de Puerto Rico, miraba su finca de plátanos el domingo y trataba de imaginarse cuánto el huracán María iba a costarle.
¿Cómo calculas todo?, dijo Rivera.
Hasta dónde podía ver, cada uno de sus 14,000 árboles se habían caído. Igual sucedió con el cultivo de batatas y pimientos. Su vecino, Luis A. Pinto Cruz, conocido como “Piña”, asume que perdió como $300,000 de cultivos. Félix Ortiz Delgado se pasó toda la tarde recogiendo escombros de la finca de la cual es el capataz.
Encontró como una docena de mazorcas que podrá echarle a las gallinas. El resto se lo llevó el viento.
“No va a haber comida en Puerto Rico”, explica Rivera. “No hay agricultura. Y no habrá ninguna por un año o más”.
El huracán María tocó tierra el miércoles 20 en Puerto Rico como categoría 4. Su fuerza despojó a los árboles no solo de las hojas, también de la corteza, dejando una región rica en productos agrícolas como una zona posapocalíptica. Surcos y surcos de sembradíos fueron arrasados. Las plantas simplemente salieron volando.
En cuestión de horas el huracán María barrió un 80 por ciento del valor de los sembradíos en Puerto Rico –convirtiéndola en una de las tormentas más costosas que haya azotado la industria de la agricultura en la isla, dijo Carlos Flores Ortega, secretario del Departamento de Agricultura de Puerto Rico.
En toda la isla el embate prolongado del huracán arrasó con plantaciones completas, destruyó establos de ganadería y gallineros industriales. Los sembradíos de plátanos y café fueron los más afectados, explicó Flores. Los deslizamientos de tierra en el interior de la isla, el área montañosa, cayeron sobre muchas carreteras.
Puerto Rico importa un 85 por ciento de sus alimentos, y es posible que aumente drásticamente, ya que los productos locales como café y plátanos van a tener que importarse también
La isla sufrió una pérdida de $780 millones en productos agrícolas, según cifras preliminares del departamento. El huracán Georges en 1998 destruyó un 65 por ciento de los sembradíos y el huracán Irma, que solamente rozó la isla, dejó una pérdida de $45 millones en producción agrícola.
Durante más de 400 años, la economía de Puerto Rico estaba basada en la agricultura, especialmente en caña de azúcar, tabaco y cítricos. Después de la Segunda Guerra Mundial la isla se industrializó, lo que terminó con la producción agrícola. En años recientes, dijo Flores, en parte debido a la recesión económica por la que atraviesa la isla, mucha gente regresó a los cultivos y la industria ha ido creciendo poco a poco, de un 3 a un 5 por ciento anualmente por los pasados seis años.
Puerto Rico importa un 85 por ciento de sus alimentos y es posible que aumente drásticamente ya que los productos locales como café y plátanos van a tener que importarse también. La materia prima que abastecí los supermercados, las meriendas en las escuelas y hasta Walmart ya no existe.
“A veces, cuando hay escasez, el precio de los plátanos sube de $1 a $1.25. Esta vez no vamos a tener aumento de precio porque no hay ningún producto”, explicó Rivera. “Cuando escuché a los meteorólogos decir que el huracán de categoría dos se había convertido en tres y luego en cuatro, pensé ‘Se acabó la agricultura en Puerto Rico’. Esto realmente es una catástrofe”.
‘No habrá gandules para Navidad’
Señaló también que otras islas que exportan alimentos a Puerto Rico como la República Dominicana, Dominica y San Martín, fueron impactadas también, y por lo tanto el suministro de alimentos será aun más precario.
“No habrán gandules para Navidad este año”, comentó Ortiz, refiriéndose a uno de los platos favoritos de la temporada que por lo general se come con arroz, y cerdo. “Aun si los sembráramos ahora no estarán listos para las Navidades”.
Tenemos una infraestructura agrícola anticuada así que tal vez ahora es el momento de construir una más eficiente
Carlos Flores Ortega, secretario del Departamento de Agricultura de Puerto Rico
Ortiz, que tiene 80 años, dice que ha trabajado en estos campos por siete décadas. Ha pasado varios huracanes, incluyendo Georges, que acabó con la refinería azucarera en 1998.
“En mis 80 años no he visto pérdidas como esta”, comentó desde la orilla de un río, mientras contaba el número de palmas que se habían caído. De cada una de ellas hubiera ganado al menos $100 al mes. Una docena se partieron por la mitad, y los retoños se lo llevó el viento.
“Esas palmas tardan como 10 años en crecer”, comentó. “Ya yo no estaré aquí para ese entonces”.
El no es el dueño pero le duele igual. “¿Te imaginas ver el lugar en el que te ganas la vida destruido por completo?
Efraín M. Robles Menéndez, ganadero, dice que los establos han sufrido mucho. No solo hubo enormes daños a la infraestructura necesaria para mantener el negocio, la cadena de abastecimiento también se rompió. Con las tiendas cerradas y sin energía, los camiones que reparten la leche no pueden venir.
“Desde el miércoles he tenido que botar 4,000 litros de leche diarios”, explicó.
Del desastre, una oportunidad
Algunos creen que de todo este desastre va a salir algo positivo. Los oficiales de agricultura esperan que esta sea la oportunidad de la industria para modernizarse.
“La agricultura es el sector más vulnerable a los desastres naturales”, dijo Flores. “Pero también es el que puede recobrarse más rápidamente, y será una gran sorpresa para la economía puertorriqueña, porque vamos a levantarnos aún más fuertes”.
Flores comentó que la agricultura en la isla depende de prácticas poco eficientes en cuestión de energía, perdiéndose mucha agua y produciendo grandes cantidades de basura. Los fondos federales que pueden ayudar a los agricultores a reconstruir la infraestructura dañada por el huracán representan una oportunidad para mejorar la industria.
“Tenemos una infraestructura agrícola anticuada así que tal vez ahora es el momento de construir una más eficiente”, explicó. “Ahora es el momento porque estamos comenzando de cero. Quizás no se hizo anteriormente porque no había manera de financiarlo. Vamos a reconstruir mucho mejor esta vez”.
Eduardo Bhatia Gautier, miembro del senado local dijo: “Podemos comenzar a desarrollar una industria agrícola que sea más rentable y comenzar a exportar productos de Puerto Rico, algo que la isla no ha hecho en décadas”.
De acuerdo con el gobierno, actualmente Puerto Rico importa el 85 por ciento de los alimentos que consume y exporta solo un 15 por ciento de lo que produce. Puerto Rico podría suplir la demanda por alimentos orgánicos en los Estados Unidos, dijo Bhatia. El cree que podría tomar al menos un año volver a levantar la industria, según el suelo se recupera y los agricultores comienzan a sembrar de nuevo.
Pero ese optimismo a largo plazo no es un consuelo para los agricultores que están sufriendo la destrucción a su alrededor.
Pinto, de 62 años, llegó conduciendo a la capital la semana pasada para abastecerse de vegetales que luego iba a vender en el quiosco que trabaja su esposa. Los 14,000 árboles de plátanos que tenía están todos muertos y no tenía nada que pudiera vender.
En su camino hacia San Juan vio una gran cantidad de árboles caídos, postes telefónicos por el suelo, las líneas de electricidad todas caídas, los techos y las estructuras de madera destrozadas y se puso a llorar.
“No puedo ver a mi país destrozado”, dijo aguantando las lágrimas. Pinto perdió todo el ganado. Literalmente. No sabe dónde fueron a parar.
Sabe que va a comenzar de nuevo, igual que lo hizo hace una década cuando perdió todo por unas inundaciones. Podrá recuperar un 35 por ciento del valor de lo que perdió a través del seguro, y no piensa rendirse, dice, utilizando una expresión que se ha vuelto muy popular #yonomequito.
“Un pueblo sin agricultura”, dijo, “es un pueblo sin comida”.
Frances Robles reportó desde Yabucoa, P.R., y Luis Ferré-Sadurní desde San Juan, P.R.