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Obama intenta blindar su legado en Cuba

La directiva presidencial de política “abarca a todo el gobierno para promover el compromiso con el pueblo y el gobierno cubano y logra que nuestra apertura a Cuba sea irreversible”, proclamó Obama al anunciar la medida.

Una directiva presidencial es, básicamente, de una orden ejecutiva —que no necesita ser aprobada por el Congreso— que cuenta con el “análisis y asesoramiento del Consejo de Seguridad Nacional”. La importancia de una “directiva presidencial”, que fuentes de la Casa Blanca definieron como un «manual» exhaustivo para todo el gobierno, es que reemplaza a cualquier otra directiva sobre Cuba previa y se convierte también en la hoja de ruta para la próxima administración, lo que de facto institucionaliza los cambios, ya que hace más difícil que el futuro inquilino o inquilina de la Casa Blanca revierta los pasos ya dados.

El presidente estadounidense reconoció que todavía “persisten diferencias muy reales” entre Washington y La Habana, sobre todo “sobre asuntos de democracia y derechos humanos”. Sin embargo, Obama se manifestó convencido de que “la interacción es la mejor manera de abordar esas diferencias y hacer progreso en nombre de nuestros intereses y valores”.

“El progreso de los últimos dos años, reafirmado por la medida de hoy, debería recordarle al mundo de todo lo que es posible cuando miramos juntos al futuro”, subrayó Obama.

Nuevas flexibilizaciones

El Gobierno estadounidense anunció además este viernes un nuevo paquete de medidas que flexibilizan aún más la interacción con Cuba, pese a que el embargo comercial se mantiene (ya que solo el Congreso puede eliminarlo). Las áreas más beneficiadas son el campo de investigación científica, sobre todo la médica —un sector puntero en Cuba en el que EE UU está muy interesado— y el comercio, que con las nuevas directivas, que entrarán en vigor el 17 de octubre, se agiliza aún más.

Los nuevos pasos “tienen el potencial de acelerar un cambio constructivo y abrir mayores oportunidades económicas para los cubanos y los estadounidenses”, dijo Jacob Lew, secretario del Tesoro, el departamento que, junto con el de Comercio, es el responsable de autorizar cualquier transacción con Cuba.

Estas medidas “reforzarán los lazos entre nuestros dos países” y permitirán una “mayor actividad comercial que beneficiará a nuestros pueblos y nuestras economías”, acotó la secretaria de Comercio, Penny Pritzker.

Intercambios científicos

Las nuevas medidas permiten un mayor intercambio en el campo científico. Especialmente interesante es que a partir de ahora se podrá “importar, vender y distribuir medicamentos de origen cubano en EE UU” previa autorización del producto por parte de la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), algo que hasta ahora también estaba vetado a los productos farmacéuticos cubanos. También se permitirá que los estadounidenses que participen en este tipo de transacciones puedan abrir y mantener una cuenta bancaria en Cuba.

Con vistas al futuro, EE UU autoriza ahora además a estadounidenses a participar en proyectos de investigación médica conjuntos con ciudadanos cubanos. El permiso es tanto para proyectos comerciales como no comerciales, precisa el Departamento del Tesoro. El campo de los estudios es uno de los más beneficiados en esta nueva tanda de flexibilizaciones, ya que también se amplían las autorizaciones para que cubanos puedan beneficiarse de becas, subvenciones y hasta premios en el campo de la investigación científica y las actividades religiosas.

Un impulso al comercio y a la economía cubana

Las medidas pretenden beneficiar a los numerosos empresarios estadounidenses que quieren hacer negocios en Cuba, pero también velan por que en la isla se impulsen algunos sectores, como el cuentapropista (los trabajadores autónomos) que más ha promovido EE UU desde el inicio de la normalización de relaciones.

En este ámbito se encuentra la decisión de eliminar para la venta a Cuba de artículos agrícolas como pesticidas y tractores las restricciones de pago —pagar por adelantado y en efectivo— que rigen para el comercio con la isla. Cuba ha admitido que necesita impulsar su agricultura y una de las primeras medidas que tomó Raúl Castro al asumir el poder hace ya casi una década fue permitir que ciudadanos privados cultivaran algunas parcelas para su uso privado.

Además, se permitirá ahora que estadounidenses puedan prestar servicios de “desarrollo, reparación, mantenimiento y mejora de cierta infraestructura cubana” que sirva, eso sí, para “beneficiar directamente al pueblo cubano”. Una precisión necesaria puesto que los más reacios a levantar el embargo argumentan que cualquier apertura hacia la isla beneficia al Gobierno de Raúl Castro.

La nueva flexibilización elimina ahora también las limitaciones de valor monetario de lo que los viajeros autorizados pueden importar de Cuba a los Estados Unidos como equipaje acompañado, incluidos alcohol y tabaco. Hasta ahora, solo se podía volver de la isla con productos por un máximo de 400 dólares.

En un guiño al comercio electrónico, aún en pañales en Cuba, EE UU autorizará la exportación de “ciertos bienes de consumo que se venden en línea o por otros medios directamente a las personas elegibles en Cuba para su uso personal”.

Un alivio para el comercio internacional con Cuba

Importante para Cuba, pero también para los países que comercian desde hace años con la isla, es la decisión de eliminar una sanción que durante años dificultó el comercio internacional con la isla: que cualquier buque de carga extranjero que atracara en Cuba no podía luego entrar en un puerto estadounidense durante 180. La medida regirá a partir de ahora “únicamente por motivos terroristas”.